Dirk Nowitzki es sinónimo de NBA y de los Dallas Mavericks, franquicia en la que jugó durante 21 años hasta su retiro en 2019, convirtiéndolo en un emblema de la liga estadounidense. Sólo Robert Parish, Kevin Willis y Kevin Garnett jugaron la misma cantidad de temporadas que el alemán, quedando a uno de Vince Carter. Desembarcó en la franquicia texana en 1998, luego de que los Milwaukee Bucks lo eligieron en el puesto 9 del Draft.
Durante sus años como profesional, el mítico número 41 logró el único título de los Dallas Mavericks, cuando en las finales de 2011 se impuso por 4 a 2 ante los Miami Heat de Chris Boch, LeBron James y Dwyane Wade. Su enorme actuación le valió ser condecorado como el MVP de las finales de ese año. Además fue 14 veces All-Star, 4 veces integró el equipo ideal de la NBA (2005, 2006, 2007, 2009), MVP de la temporada 2006-07, ganador del concurso de triples en el All-Star Game de 2006 y medallista de bronce en el Mundial de Indianápolis 2002, entre otros logros.
No obstante, desde su retiro en 2019, Nowitzki acarrea problemas físicos que no le permiten estar en plenitud, algo que dejó en claro durante una charla con su compatriota Toni Kross (futbolista del Real Madrid) en un podcast. “No dejo de darle vueltas a que seguramente esos dos últimos años en la NBA no merecieron la pena. Hubo momentos brillantes, por supuesto, pero al equipo no le fue bien y la realidad es que yo apenas podía ya moverme”, comenzó su relato.
“Si me hubiera retirado dos años antes, estoy seguro de que ahora podría moverme mejor. Podría jugar al fútbol de vez en cuando con los niños. Ahora ni puedo hacer eso”, soltó sin rodeos uno de los mejores basquetbolistas nacidos en Europa de la historia.
No obstante, luego aclaró que, pese a sus limitaciones, incursiona en el mundo del tenis: “Es un deporte genial, muy divertido. Pero si no puedes moverte como Dios manda, es duro. Intento jugar un par de veces a la semana, pero no tengo casi movilidad. Casi todo lo que juego son partidos de dobles, pego algunas derechas desde el fondo de la pista y poco más”.
Por último, explicó cómo es su nuevo vínculo con los Dallas Mavericks: “No dudo tener claro cuándo tienes que parar. Sigues disfrutando, sigues motivando, el cuerpo va aguantando… Ahora, lo mejor es que puedo organizarme mi tiempo. Puedo cogerme un mes totalmente libre y dedicarme a hacer cosas en casa con mi mujer. Y después puedo estar unas semanas más activo en mi rol de consejero de los Mavs. Ahora soy mi jefe. Por eso les dije a los directivos de los Mavericks que este era el rol que quería ahora, no quería meterme en un trabajo a tiempo completo. Estoy muy cómodo así”.
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