Ter Stegen; Azpilicueta, Christiansen, Koundé, Marcos Alonso; Bernardo Silva, Kessie, Pedri; Raphinha, Lewandowski y Ansu Fati. Si alguien recitara esta alineación en estas horas, difícilmente sea un equipo reconocible y sin embargo, puede ser la del Barcelona para la temporada 2022/23 si se alinean los planetas y si en esta próxima semana el club consigue cerrar algunas de las transferencias que anda persiguiendo con un trabajo de hormiga que va teniendo éxito.
Por lo pronto, el presidente del Barcelona, Joan Laporta, ya presentó la semana anterior los dos refuerzos que tenia cerrados desde finales de la temporada 2021/22 y que no había podido oficializar debido al rojo que arrojaba el déficit y que no pasaba entonces el férreo control económico que hace de los clubes la Liga de Fútbol profesional (LFP) de Javier Tebas.
Se trata del volante senegalés Franck Kessie, que acaba de ganar el Scudetto con el Milan, y del marcador central danés del Chelsea, Andreas Christensen, que fue campeón de la Champions League en 2021. Ambos llegaron a costo cero, debido a que lo hicieron en condición de libres.
De cualquier modo, lo que parecía una venta de humo de un verano en el que el hincha “culé” necesita ilusión luego de tres temporadas aciagas para los catalanes con apenas un título, la Copa del Rey 2020/21, con un desfile de posibles contrataciones con las arcas vacías, de a poco se fue haciendo realidad por un motivo fundamental, que los dirigentes azulgranas describieron como “palancas”, herramientas para conseguir fondos que permitan traer jugadores de clase que cambien el eje de los últimos tiempos.
Esas “palancas”, palabra que se puso de moda en el verano futbolístico español, consistieron en recursos basados en la venta del 49,9 por ciento de una de las empresas del club, “BLM” (Barça, Licensing &Marketing), y fundamentalmente, la venta de derechos de televisión, apoyado por el 84 por ciento de los socios asistentes a esa Asamblea, con un límite máximo de 25 años de usufructo, calculándose cada tramo de diez años a 200 millones de euros. De esta manera, la dirigencia del Barcelona pensó en obtener 500 millones de euros por esta vía, algo que fue consiguiendo en pocas semanas, primero vendiendo un diez por ciento y ahora otro quince al consorcio “Sixthy Street”.
Pero eso no es todo. Como aún no se pudo vender el porcentaje de “BLM”, algo no tan fácil porque aunque existen ofertas, el club comenzó a darse cuenta de que entregar casi la mitad de los recursos de la venta de camisetas como las de Alexia Putellas, Pedri o el ya presentado Raphinha, puede ser demasiado y ahora quiere cambiar ciertas condiciones del contrato.
Por esta razón, aunque con dolor, Laporta y hasta el entrenador Xavi Hernández están tratando de convencer a una de sus figuras de la pasada temporada, al volante neerlandés Frenkie De Jong, que aunque lo consideran uno de los mejores de mundo en su puesto, es mejor que emigre al Manchester United, cuyo entrenador, el también neerlandés Erik Ten Hag, ya lo tuvo en el gran Ajax que goleó al Real Madrid 1-4 en el Santiago Bernabeu en la Champions League 2018/19 y que deslumbró con su juego.
No es que el Barcelona se quiera desprender de De Jong, quien duda porque se siente cómodo en el Barcelona y en la ciudad y además, no lo convence ir a un club que no va a disputar la Champions en esta temporada, sino que le están haciendo entender que con un pase como el suyo tasado en 85 millones de euros, y tal vez con variables, pueda llegar a los 90, sumado a lo producido por las “palancas”, la economía quedaría definitivamente encaminada y ahora sí, se podría traer a una serie de jugadores de primer nivel, además de que, entre bambalinas, Xavi cree que si bien el neerlandés tiene una gran técnica, su juego no responde exactamente al llamado “ADN Barça”, y en cambio sí se cree que podría llegar el volante portugués del Manchester City Bernardo Silva, quien ya declaró públicamente su amor al club catalán y aparece en fotos de niño con la camiseta azulgrana, por más que días atrás, en una conferencia de prensa, su entrenador, Josep Guardiola, manifestara que su equipo es “Bernardo y diez más” y ya su agente, Jorge Mendes, abrió las puertas a su llegada en una cena con Laporta.
La otra vía de ingresos, aunque sustancialmente menor, es la de una cantidad de jugadores, que no serán tenidos en cuenta por Xavi, y que serán traspasados o prestados según el caso, como el francés Clément Lenglet, quien se fue por toda la temporada al Tottenham Hotspur, o Samuel Umtiti, que negocia con el Rennes, o Riqui Puig, con varios pretendientes, entre ellos la Fiorentina, o el brasileño Neto, el segundo arquero del plantel, al que le dieron un ultimátum para que encuentre equipo interesado en cuarenta y ocho horas, porque Xavi cuenta con el alemán Marc Ter Stegen, Iñaki Peña y Arnau Tenas, de la cantera. Tampoco son tenidos en cuenta Oscar Mingueza, el bosnio Miralem Pjanic y el danés Martin Braithwaite.
En cambio, el caso del neerlandés Memphis Depay es distinto. Parecía que podía quedarse a pelear un lugar en el equipo porque Xavi quedó conforme con sus actuaciones en su primera temporada de azulgrana, pero el regreso del francés Ousmane Dembélé, quien firmó contrato por dos años cuando ya parecía que se iba como libre, y ahora el oficializado pase del extremo derecho brasileño Raphinha, del Leeds United, ya no le dejan espacio para seguir y como es lógico, el goleador quiere tener continuidad para llegar en buena forma al Mundial de Qatar. El Chelsea aparece como una gran opción y más cuando el Barcelona pretende a dos jugadores “blues” españoles para reforzar su defensa: César Azpilicueta, antiguo capitán de los londinenses, que tiene una cláusula automática de renovación pero puede pedir el “transfer request”, y Marcos Alonso, de más fácil salida porque allí, el entrenador alemán Thomas Tuchel cuenta con Reece James. Todo esto podría ayudar a las negociaciones, sumada a la hábil idea de Laporta de invitar a los dirigentes que compraron el ex club de Román Abramovich a conocerse personalmente en una cena que ablandó los corazones de los ingleses.
Otras volteretas del destino fueron ayudando al Barcelona en algunos pases como el posible del marcador central del Sevilla, Jules Koundé, considerado fundamental por Xavi, por su juventud (23 años) y técnica. El francés era pretendido por el Chelsea, que podía pagar por su pase mucho más que el Barcelona, pero cuando se enteró de que el senegalés Khalidou Koulibaly manifestó sus deseos de dejar el Napoli pero que no quería seguir en la Serie A italiana pese al interés de la Juventus, fue y lo cerró por 40 millones de euros y de esta forma, liberó a Koundé.
Aún así, el gran culebrón del verano es, sin dudas, el del pase del delantero polaco del Bayern Munich, Robert Lewandowski, que quedará libre el próximo 30 de junio y que a punto de cumplir los 34 años en agosto, casi obliga a los alemanes a querer vender su pase ahora antes de que no entre nada en la caja desde la temporada que viene. El Barcelona considera que por edad y por la condición de libre en pocos meses, su pase no puede valer más que 40 millones, pero el orgullo de los bávaros - que llegaron a destratar al Barcelona al manifestar que se trata de un club quebrado y hasta un dirigente sostuvo que “puede desaparecer” en los próximos años- hizo que se mantuvieran firmes sin dejar salir al delantero, que ya tiene su contrato arreglado con el club catalán por dos temporadas.
La demora en soltar a Lewandowski por parte de la dirigencia del Bayern, al punto de que desde el 12 de julio tuvo que regresar a los entrenamientos de pretemporada cuando pedía por favor no llegar a eso, parece llegar a su fin en los próximos días, cuando ya el Barcelona tendrá el dinero de las dos “palancas” y ya hizo una oferta de hasta 50 millones (que incluyen variables) y que ya acercaría mucho a las partes y hasta en los círculos cercanos al club alemán se da el pase por hecho.
Si sumamos a la contratación de uno de los juveniles con más futuro y procedente de Racing de Santander, Pablo Torre, el regreso de sus lesiones de Pedri y Ansu Fati, más la base del resto del plantel con jugadores como Sergio Busquets, Jordi Alba, Pierre-Eerick Aubameyang, Gerard Piqué, Ronald Araujo o Eric García, este Barcelona parece casi un producto del milagro. Ahora tendrá que demostrar en el campo de juego, si lo puede plasmar en el juego.
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