La amplia historia de la lucha libre mexicana pudo ser popularizada y documentada gracias a la labor de quienes retrataron a los ídolos del pancracio. Una de las personalidades más destacadas en el ámbito fue Lourdes Grobet, fotógrafa que dirigió gran parte de la labor a través de su lente a la inmortalización de legendarios héroes del ring y que murió este viernes 15 de julio de 2020 a los 81 años de edad.
Lourdes Grobet Argüelles, descrita por sus hijos Alejandra, Xavier, Ximena y Juan Cristóbal como una mujer de “espíritu libre, divertido y pleno” nació en la ciudad de México el 25 de julio de 1940. La inquietud que experimentó en su infancia la llevó a convertirse en una de las más icónicas artistas plásticas del país, aunque también a relacionarse con la realidad social de la clase popular del Siglo XX.
Antes de consolidarse, comenzó a abrir su camino profesional con la carrera de Artes Plásticas en la Universidad Iberoamericana de México, aunque su conocimiento experimentó una considerable ampliación cuando se integró al Cardiff College of Art, así como al Derby College for Higher Education para el estudio del diseño gráfico y fotografía.
Su concepción revolucionaria de la imagen, alimentada por los cambios sociales que el mundo estaba experimentando en la década de los 60, la orilló a migrar desde la pintura y el muralismo para emprender la búsqueda de un método con mayor dinamismo y capacidad de plasmar la vida colectiva. Fue así que encontró en la fotografía el vehículo ideal para plasmar las dinámicas sociales ignoradas hasta ese momento.
Desde el primer contacto con la cámara fotográfica, Grobet estrechó lazos colaborativos con otros fotógrafos con la finalidad de consolidar una dinámica de trabajo colectivo. Dicho deseo la llevó a formar parte del Grupo Proceso Pentágono, así como del Consejo Mexicano de Fotografía. Por otra parte, su irrupción en el fotoperiodismo la llevó a retratar uno de los deportes más populares de la época.
Según indica Víctor Muñoz en la biografía publicada en el sitio web oficial de la fotógrafa, la presencia de Grobet en diversas arenas del país fue fundamental para fomentar la construcción de un acervo fotográfico más exhaustivo e influyente en torno a la lucha libre. En principio, desde la fotografía deportiva, su labor se limitó a retratar las hazañas heroicas de los protagonistas del cuadrilátero, aunque más tarde logró irrumpir en la intimidad de sus vidas.
De tirar disparos en los alrededores del ensogado, logró dar el paso hacia los hogares de los luchadores. Así, después de practicar el fotoperiodismo consiguió incursionar en el retrato fotográfico al conseguir la inmortalización de las figuras más destacadas de los bandos de rudos y técnicos en su contexto cotidiano, lejos de los reflectores y el barullo de las arenas.
Al respecto, luego de conocer la noticia sobre su fallecimiento, el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) reconoció a Grobet como una “destacada fotógrafa que retrató la Lucha Libre”, pues gracias a ella fueron inmortalizadas las figuras más enigmáticas del cuadrilátero.
Lejos del deporte, su mirada también estuvo destinada al retrato del Teatro Campesino e Indígena a lo largo de cuatro décadas. A lo largo de su trayectoria profesional logró adjudicarse 13 becas y premios. De igual forma llevó su conocimiento a las aulas de instituciones como la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, así como el San Jose Center for Latino Arts, Yale University Art Gallery, entre otras.
Sus cuatro hijos fueron los encargados de dar a conocer la lamentable noticia a través de la cuenta oficial de Facebook de Lourdes Grobet. En el espacio, y con la finalidad de rendir el homenaje a la carrera que forjó en vida, notificaron que será el mítico Salón Los Ángeles de la colonia Guerrero como el lugar designado para darle el último adiós el sábado 16 de julio de 2022.
SEGUIR LEYENDO: