Los ataques de Rusia a blancos civiles en Ucrania continúan y esta semana, en la que se realizó un bombardeo a un centro comercial que dejó al menos 18 muertos, también los cañones apuntaron contra un estadio de fútbol de la ciudad de Mykolaiv. Esta localidad es una de las más desbastadas desde el inicio del conflicto porque está ubicada en la ruta a Odessa, 130 km al suroeste del país.
El futbolista Ruslan Malinovskyi fue el primero en compartir en las redes sociales la fotografía en la que se ve el enorme agujero causado por la explosión de un misil al borde del campo de juego del Estadio Central, en el que suele disputar sus encuentros de local el MFC Mykolaiv. El Centro de Comunicaciones Estratégicas y Seguridad de la Información del Ministerio de Cultura y Política de Información de Ucrania también compartió imágenes e informó que el ataque fue realizado durante las primeras horas de la mañana de este martes.
Mykolaives una ciudad portuaria e industrial donde vivían cerca de medio millón de habitantes antes de la guerra. La localidad es blanco de los ataques rusos porque está ubicada en la ruta a Odessa, el principal puerto de Ucrania, 130 km al suroeste. A mediados de este mes, el presidente Volodimir Zelensky viajó hasta allí para mostrar apoyo a los ciudadanos y ver por sus propios ojos el desastre causado.
El mandatario también participó en una reunión con responsables locales en lo que parece un sótano, donde les entregó unos premios por su valentía. Según la oficina presidencial, “hablaron del estado de la economía, la reanudación del suministro de agua y de la situación de la agricultura”.
Afortunadamente, en este ataque al estadio de fútbol no hubo que lamentar fallecidos, a diferencia de lo ocurrido en Kremenchuk, ciudad en la que el objetivo fue un centro comercial en donde murieron 18 civiles en las últimas horas. Rusia intentó justificar su bombardeo este martes al señalar que el blanco fue un almacén con armas y municiones de EEUU y de países europeos, que detonaron y provocaron “un incendio” en ese edificio anexo, en el que murieron al menos 18 muertos y todavía se buscan víctimas entre los escombros calcinados.
La secretaria de Justicia de Ucrania, Iryna Venediktova, que dirige las investigaciones sobre posibles crímenes de guerra, dijo que el ataque de misiles era uno de los “crímenes contra la humanidad” de Rusia y señaló que el ejército ruso ha “atacado de forma sistemática infraestructura civil con el objetivo de asustar a la gente, de matar gente, de llevar el terror a nuestras ciudades y pueblos”.
SEGUIR LEYENDO: