Saúl Álvarez y Gennady Golovkin volvieron a verse las caras en un entarimado. Luego de confirmar la tercera pelea de su rivalidad, se dieron cita en la ciudad de Los Ángeles, California para sostener el primer cara a cara. En el compromiso se notó la tensión acumulada a lo largo de cuatro años, misma que ha sido alimentada por los comentarios de GGG en contra de Canelo por el escándalo de dopaje que lo asoló en 2018.
Sin mediar palabra, y con la mesa lista para recibirlos, Caneo y GGG se aproximaron al centro del templete. El duelo comenzó con la batalla de miradas, pues ninguno cedió ni un solo pestañeo. Por el contrario, la barrera del idioma fungió como la delgada frontera entre los insultos y los empujones como los que el mexicano intercambió con Caleb Plant la primera vez que lo vio.
Después de vivir una eternidad resumida en 68 segundos, los boxeadores voltearon su cuerpo hacia el público, aunque Canelo no dejó de observar con seriedad los ojos de su oponente. Por su parte, Golovkin mantuvo su postura y buscó denotar su confianza con un par de discretas sonrisas dirigidas a su rival y los espectadores de la escena.
La tensión entre los púgiles pareció exigir un momento a solas con sus esquinas. De esa forma, tras unos minutos de ausencia, volvieron al escenario dispuestos a argumentar los motivos que los orillaron a verse de nueva cuenta. Una vez que Eddie Hearn, promotor de la pelea, cedió el micrófono al campeón, defensor indiscutido de las 168 libras, dio a conocer su molestia.
“Es personal para mí. Yo soy quien soy. No pretendo ser otra persona o decir cosas en los medios de comunicación y otras en otros lugares. Es personal para mí porque él dijo muchas cosas. No puedo esperar a estar en el ring. Él es dos personas diferentes, pretende ser un chico genial, pero no lo es. Es un idiota, es lo que es. Pretende ser un buen chico, pero en otros lugares habla mucha mierd*”
Instantes más adelante, Álvarez se mostró seguro de quedarse con la victoria y el campeonato indiscutido por la vía del nocaut pues “es la única forma en que quiero ganar”, afirmó.
Cuando tomó el turno, GGG marcó su terreno y respondió todos los cuestionamientos en ruso. Con semblante serio, pero sin perder la gracia en su expresión, afirmó sentirse seguro de su trayectoria para poder realizar un combate digno del campeonato. En ese sentido, dijo que ambos boxeadores son conscientes del nivel en el que se encuentran. Además mencionó:
“(Canelo) dijo que es personal y lo sé. También sé quién soy, pero si tiene un problema contra mí, creo que es su problema y no el mío porque yo he hablado acerca de lo que pasó en esas dos peleas”.
Después de las dos peleas que tuvieron en 2017 y 2018, Gennady Golovkin se ha dedicado a reprochar el resultado con que los jueces decretaron un empate y derrota en su contra. Sin embargo, la crítica que más ha afectado a Álvarez es acerca del problema de dopaje por clembuterol que padeció en su segundo enfrentamiento. Al respecto, el kazajo ha denunciado que el mexicano usa sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento.
En medio de la polémica y la tensión, Canelo y GGG tendrán una tercera oportunidad de demostrar superioridad. En esta ocasión el retador será el kazajo, quien, a los 40 años de edad, buscará hacerse de la corona indiscutida en su incursión como supermediano.
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