La rivalidad entre Juan Manuel Márquez y Manny Pacquiao ha sido más notorias en la historia del boxeo. A lo largo de cuatro capítulos dieron cátedra de sus mejores movimientos y golpes. No obstante, en la última pelea, la superioridad que el Pacman había demostrado con un par de victorias previas fue destruida con un sólido golpe que lo envió a la lona en el sexto round. El dramático momento paralizó a la afición y, años después, el Dinamita confesó haber vivido momentos de tensión.
“Cuando reaccionó todavía estaba noqueado, pero eso me dejó tranquilo. Lo abracé y le dije que es un gran campeón, pero cuando vi que reaccionó fue como volver a la vida porque ¿Qué hubiese pasado si hubiera sido diferente? Yo también doy gracias a Dios de que no pasó a mayores y quedamos contentos. Fue una pelea dura (...) una rivalidad personal”, dijo durante su intervención en el podcast de ProBox Tv.
Hasta el 8 de diciembre de 2012, ninguno de los dos peleadores había tocado la lona en sus peleas previas. El empate en la primera reyerta, así como el par de victorias del filipino en 2008 y 2011 fueron decretadas por las tarjetas de los jueces, pues tanto el Dinamita como el Pacman supieron quedarse de pie hasta el final. El panorama cambió cuando decidieron ponerle fin a su historia.
Al ring de la MGM Grand Arena de Las Vegas, Nevada solo le faltaba ver alzado en brazos al pupilo de Ignacio Beristáin para presumir cada uno de los tres resultados posibles. No obstante, el filipino supo resistir los embates y complicar la pelea al mexicano durante algunos instantes.
Los dos primeros episodios no marcaron un claro favorito para llevarse el triunfo. No fue sino hasta el tercer episodio donde Pacquiao mostró su primera señal de vulnerabilidad y se fue al suelo tras recibir un volado de Márquez. El golpe no fue suficiente para frenar el ímpetu de Manny, quien recuperó terreno en el transcurso de los siguientes minutos y ofreció uno de sus mejores momentos en los últimos 10 segundos.
El quinto round fue uno de los mejores para el filipino. Su amplia experiencia le permitió acercarse y tomar las riendas para engañar a Márquez con algunas combinaciones. Como resultado, el mexicano descuidó su guardia intentando adivinar un golpe de jab, pero fue sorprendido con un cross que lo llevó a caer a la lona. El impacto no fue lo suficientemente fuerte y pudo seguir adelante.
Las dos caídas pintaron un panorama favorable para cualquiera pero, aunque Pacquiao salió a la cacería del nocaut, Dinamita resistió el feroz ataque. Hasta ese momento parecía que la pelea replicaría el mismo resultado que en las dos ocasiones previas. El mexicano se vio acorralado en las cuerdas y esquinas, pero pudo caminar hasta su esquina para entablar la charla definitiva con Nacho Beristáin.
Cuando la campana sonó en el arranque del sexto episodio comenzó la cuenta regresiva. La agresividad de Pacman contrastó con la cautela de Márquez, quien buscaba la oportunidad de contragolpear. Así se consumió gran parte del cronómetro, pero bastaron los últimos 10 segundos para decretar al ganador.
Cuando sonaron los tres golpes de la regleta, Manny realizó el último intento por noquear, aunque de su combinación de cuatro golpes solo uno fue satisfactorio. Al sentir la presión, Márquez fue al frente y esperó el momento en el que su rival bajó la guardia para conectar un sólido cross. Los siguientes instantes fueron dramáticos, pues durante la caída el filipino no pudo meter las manos.
El referee se acercó a verificar su condición y decretó el fin de la pelea. Mientras el mexicano se paró en una de las esquinas para celebrar, en el otro costado del cuadrilátero se vivieron momentos de tensión. Pacquiao no reaccionó de inmediato y su familia se encontró al borde del llanto al notar su estado. Su esquina intentó estabilizarlo, pero su cometido demoró algunos minutos.
Al notar su recuperación, Márquez se alejó de Beristáin y abrazó al filipino en señal de deportivismo. Fue así que el mexicano concretó la única victoria sobre Pacquiao, la cual le valió para ganar el cinturón de Campeón de la Década de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y poner fin a la encarnizada rivalidad.
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