Cinco, cuatro, tres, dos, uno… la Ciudad de México rompió el Récord Guinness de la clase más grande de boxeo a nivel mundial. Entre el clamor, empujones y guantes voladores por conseguir una firma de Andy Ruiz Jr., Mariana La Barbie Juárez o de Óscar Valdez, el director del deporte de la CDMX, Javier Hidalgo, gritó la cifra total con la que noquearon a Moscú, Rusia, ciudad que poseía el récord con más de tres mil asistentes
No fueron tres mil, ni 10 mil los que alcanzó la capital; un total de 14 mil 299 personas convirtieron la plancha del zócalo en el ring más grande. Al ton y son de “¡sí se pudo, sí se pudo!” y de “Cielito lindo” se desplegó una lluvia de confeti plateado que bañó a todos los boxeadores que participaron en el evento; al mismo tiempo empezó a sonar We are the champions de Queen y aunque algunos de los asistentes no dominaban el inglés no dejaron de corear el himno con el que levantaron el récord mundial.
Otros tantos ignoraron los festejos y en cuanto pudieron lanzaron al templete gorras, guantes, playeras incluso hasta tenis para que los campeones mexicanos les regalaran un autógrafo. No faltaron los “colados” que, aunque no fueron parte del evento deportivo, sí aprovecharon la tardanza de las autoridades deportivas en revelar el resultado para filtrarse a los accesos y correr con la suerte de atrapar uno de los calendarios que La Barbie que estaba regalando al por mayor.
Viaje en metro, lluvia y los preparativos para la clase
Desde las primeras horas del sábado 18 de junio arribaron los miles de participantes que se registraron para ser partícipes del evento deportivo histórico. La estación del metro Pino Suarez fue el primer testigo de la afluencia de niños, niñas, jóvenes y adultos que circularon por sus instalaciones, ya que desde las 05:00 empezó el funcionamiento de la Línea 2 para que todos llegaran a tiempo.
Sin embargo, una vez saliendo del subterráneo, el panorama cambió pues una ligera lluvia recibió a los participantes más puntuales que desde la seis y media de la mañana ya estaban listos para dar inicio con la clase de boxeo. A pesar del panorama gris, sobresalieron las playeras verdes, blancas y rojas que, conforme transcurrió la mañana, dibujaron a la vista de las nubes la bandera tricolor; las filas dieron muestra de la disciplina que pueden seguir los mexicanos cuando de Récords Mundiales se trata.
La mayoría de los participantes venían de distintos puntos de la capital, otros más del Estado de México pero lo que saltó a la vista de todos fue que llegaron participantes de otros países. Tal fue el caso de un hombre joven que portaba un guante rojo más grande que una mochila; en cuanto vio a Andy El Destroyer Ruiz en el escenario se acercó a la valla y gritó: “¡Andy!” al mismo tiempo que lanzaba el guante.
El ex campeón mundial de los pesos pesados lo cachó y con un plumón metálico dejó impresa su firma y le regresó el guante al hombre que aclama su nombre. El concursante venía desde Panamá con el objetivo de ver a su ídolo:
“Estoy muy contento imagínate ver a todos los ídolos con los que siempre sueñas, muy emocionado. Desde que me enteré la noticia, tuve que organizar el viaje y todo para estar acá; vengo de Panamá”.
“Jab, cruzado, gancho, upper”
Llegó la hora. Poco después de las 08:30 de la mañana empezó el conteo regresivo para que los campeones como La Barbie Juárez, Ana María La Guerrera Torres, El Rey David Picasso, demás figuras del box fueran parte de la clase. Una voz al estilo de Las Vegas, Nevadas presentó el evento:
“Las emociones puestas en el ¡Zócalo de la Ciudad de México! todos listos ya para romper ese Récord Guinness”
Humberto Chiquita González, Pipino Cuevas, Erik Terrible Morales, Isaac el Tortas Bustos, Rafael Bazooka Limón también participaron en la clase como invitados estelares. Fueron 30 minutos continuos de ejercicio de resistencia, golpes, combinaciones y pasos de box los que se realizaron en la clase. Las filas de participantes siguieron paso a paso las indicaciones de los expertos.
Cuando tocó el turno para que la campeona mundial del peso gallo del CMB comandara los ejercicios, se perdió el audio. Un silencio inundó el Zócalo, pero el entusiasmo de los participantes dio aliento para que todos empezaran a corear “uno, dos, tres” al mismo tiempo que lanzaban Jabs y ganchos. La única regla que había que seguir es que siempre se estuviera en movimiento, pues de lo contrarío podrías ser descalificado.
Personas en sillas de ruedas, infantes y adultos mayores también participaron activamente a lo largo de la clase hasta el emblemático Pandemio participó. En el último minuto de la clase todos los participantes cerraron su actuación con un explosiva combinación de golpes hasta legar a la cuenta final y así esperar el veredicto de los jueces.
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