De la confianza plena en la clasificación al Mundial de Qatar a un doloroso adiós: cómo se vivió en Doha la eliminación de Perú

Si bien el equipo de Ricardo Gareca no mostró su mejor versión ante Australia, estuvo cerca de sellar el objetivo y darle una alegría a la gran cantidad de hinchas que lo acompañaron en una aventura que no tuvo final feliz. El termómetro de lo sucedido en Qatar

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Perú perdió por penales ante Australia y se quedó afuera del Mundial de Qatar 2022 (Foto: REUTERS)
Perú perdió por penales ante Australia y se quedó afuera del Mundial de Qatar 2022 (Foto: REUTERS)

Hay películas en las que el final no condice con su desarrollo, son historias donde un villano irrumpe sobre el cierre para arruinar lo que parecía ser un cuento de hadas. La selección de Perú, que hasta su partido del repechaje internacional ante Australia de este viernes había sido protagonista de los momentos más festivos que Qatar había experimentado como sede mundialista, sufrió un doloroso adiós: quedó eliminada de la Copa Mundial de la FIFA en una tanda de penales que tuvo como actor principal al arquero suplente de los Socceroos. Andrew Redmayne surgió en la escena sobre el cierre, justo a tiempo para darle la gloria a su país y lapidar la ilusión de todo el pueblo peruano. El equipo de Ricardo Gareca soñaba con jugar dos Mundiales consecutivos por primera vez en 40 años, pero no mostró su mejor cara en los 90 minutos, careció de fortuna en la prórroga y cayó en las garras de un arquero excéntrico y provocador. Y así, los hinchas de la Bicolor que se embarcaron en la odisea de llegar a Doha para apoyar a su selección se quedaron sin final feliz.

A los hinchas de Perú se los notaba relajados y disfrutando de las comodidades de la capital qatarí, se mostraban tranquilos pese a tener que afrontar el desafío de jugar una repesca internacional a partido único y en sede neutral, estaban confiados en que tenían lo necesario para quedarse con la clasificación al Mundial y habían manifestado dicha convicción la noche anterior al partido con un espectacular banderazo frente a la puerta del hotel donde se concentraron Gareca y sus pupilos para la repesca. De hecho, este lunes no hubo demasiado despliegue en la entrada principal del Hyatt Regency Oryx. Apenas unos 100 aficionados decidieron ir a alentar al plantel de la Bicolor en su salida en bus hacia el Ahmed Bin Ali Stadium. La gran mayoría de los fanáticos quisieron estar lo antes posible en el lugar de los hechos para visitar uno de los estadios con más historia dentro de los ocho que se utilizarán para la cita mundialista.

Faltaba más de una hora para el inicio del partido y, pese a que el resto del estadio lucía en gran parte vacío, la cabecera sur ya estaba colmada de fanáticos peruanos, todos luciendo la camiseta blanca con la franja roja y banderas para darle todavía más color a ese sector. La música de ambiente del estadio quedó rápidamente eclipsada por el sonido de los bombos, las bocinas, trompetas, y los cánticos de aquellos seguidores. Paulatinamente, empezó a llegar más gente, con la parcialidad australiana dividida en pequeños grupos que quedaron encerrados en la marea blanquirroja. También se hicieron presentes unos pocos fanáticos de Costa Rica, quienes aprovecharon para disfrutar 90 minutos de fútbol sin tensiones antes de su compromiso frente a Nueva Zelanda de este martes.

Los fanático de Perú colmaron la cabecera sur del Ahmed Bin Ali Stadium (Foto: REUTERS)
Los fanático de Perú colmaron la cabecera sur del Ahmed Bin Ali Stadium (Foto: REUTERS)

El primer estallido desde las gradas llegó con la salida de Pedro Gallese, José Carvallo y Ángelo Campos para hacer los movimientos precompetitivos, casi en simultáneo con los arqueros australianos, entre los que se encontraba Redmayne. Nadie podía imaginar en ese entonces la relevancia que iba a tener más adelante. Aunque la ovación recibida por porteros peruanos fue leve en comparación con el estruendo que se generó con la aparición del resto de los jugadores de la Bicolor. A medida que se acercaba la hora del pitazo inicial, el clima era cada vez más intenso en las tribunas. Aunque la temperatura dentro del Ahmed Bin Ali Stadium estaba controlada por el sistema de refrigeración que se desarrolló especialmente para llevar a cabo el torneo en un país acostumbrado al calor extremo. Mientras que hacía 32° en Doha, en el campo de juego donde Perú quería conquistar el boleto mundialista el termómetro marcaba 19.2°, según le confirmó la organización a Infobae.

Esos aproximadamente 10.000 hinchas peruanos que llegaron poco a poco al recinto localizado en Al Rayyan, hogar de los dos principales clubes de fútbol de la capital qatarí, entonaron el himno con orgullo y pasión. Se hicieron sentir desde el instante en que comenzó la primera estrofa y se unieron en un grito ensordecedor al cierre de la canción patria. Todo fluía de maravillas. Hasta que la pelota empezó a rodar y afloraron las incomodidades.

Perú estuvo muy lejos de su mejor versión ante Australia en el repechaje al Mundial (Foto: AFP)
Perú estuvo muy lejos de su mejor versión ante Australia en el repechaje al Mundial (Foto: AFP)

Al Tigre Gareca se lo notaba muy fastidioso en la línea de cal porque sus jugadores estaban extremadamente imprecisos y su funcionamiento era defectuoso. Hubo algunos chispazos que no llegaron a encender el fuego de un equipo que buscó sin éxito dominar desde la posesión y explotar al máximo la riqueza técnica de sus jugadores. Había mucho miedo al error y la tensión en los futbolistas de Perú, incluso en figuras como Christian Cueva o André Carrillo, era evidente. Renato Tapia no encontraba opciones de pase y Gianluca Lapadula intervenía a cuentagotas. En el inicio del segundo tiempo, el artillero de raíces italianas salió a presionar con vehemencia a sus rivales y parecía que habría un cambio de actitud, pero fue solamente un espasmo de orgullo.

Gareca buscó respuestas entre los suplentes para el complemento y no le tembló el pulso para quitar a Carrillo y darle lugar a Edison Flores, quien se había vestido de héroe con el gol a Colombia en Barranquilla que sirvió le permitió a la Bicolor quedarse con el boleto al repechaje. Mientras tanto, los fanáticos peruanos no dejaban de alentar, incluso en los momentos de zozobra que su combinado nacional atravesó en los instantes finales al cierre de los 90 minutos reglamentarios.

Ricardo Gareca buscó respuestas en el banco de suplentes pero no logró cambiar la cara de Perú (Foto: REUTERS)
Ricardo Gareca buscó respuestas en el banco de suplentes pero no logró cambiar la cara de Perú (Foto: REUTERS)

Una vez decretada la prórroga, el desasosiego era generalizado. Ya nadie estaba pendiente de los patrones de juego o los automatismos que podían servir a Perú para lograr su objetivo, los planes pasaron a un segundo plano y la victoria se convirtió en una necesidad imperiosa. Aunque ni la fortuna los acompañó: Christian Cueva remató desviado tras un centro atrás de Edison Flores en el inicio del segundo tiempo extra y el Oreja metió un remate de cabeza que dio en el palo, justo antes de este disparo de zurda de Luis Advíncula que rozó el travesaño.

Todas esas acciones levantaron a los hinchas peruanos de sus asientos y les renovaron la ilusión. “Vamos peruanos que está noche tenemos que ganar”, se coreaba una y otra vez en las tribunas en el punto más efervescente de la noche, aunque la espuma bajó con el pitazo del árbitro Slavko Vinčić que decretó que el boleto al Mundial iba a definirse en la tanda de penales. El nerviosismo de los fanáticos peruanos era total.

Graham Arnold, el DT australiano, le había dado ingreso a Andrew Redmayne en lugar de Matt Ryan unos minutos antes del cierre del alargue. No es la primera vez –ni será la última– que un entrenador recurre a una sustitución de este estilo y parecía que sería anecdótico porque Perú comenzó bien en la tanda con la tapada de Pedro Gallese a Martin Boyle y el tanto convertido por Lapadula con un disparo certero que dejó en ridículo a un Redmayne que se movía de forma burlesca. “Hijo de puta”, le gritaban desde la cabecera sur al guardameta.

Pero luego llegó el fallo de Luis Advíncula con un tiro que pegó en el palo y salió desviado. Otra vez la mala fortuna le ponía la clasificación cuesta arriba a la Blanquirroja. Mientras que Advíncula era consolado por sus compañeros, Redmayne continuaba con sus juegos mentales para intimidar a sus rivales. Vinčić tuvo dialogo con el arquero justo antes de la ejecución de Alex Valera, quien cayó en la trampa de un portero que pasó de ignoto a verdugo en cuestión de minutos. Esa tapada de Andrew Redmayne le dio la clasificación a Australia, que compartirá el Grupo D del Mundial con Francia, Dinamarca y Túnez; y significó la eliminación de Perú. Las gradas del Ahmed Bin Ali Stadium no tardaron en comenzar a vaciarse. Algunos hincha peruanos no podían soportar el dolor de ver la caída en desgracia de un equipo que les generó una gran ilusión y que simplemente no tuvo su mejor noche.

Hubo aplausos de agradecimiento para Ricardo Gareca y los jugadores de aquellos que eligieron quedarse un poco más y despedirse sin tanta prisa de Qatar, sabiendo que no habrá regreso a fin de año. “Son sensaciones difíciles de expresar. Teníamos expectativas de poder llegar. Estuvimos cerca pero lamentablemente no se dio. Fue un partido muy trabado, de mucha marca y pocas ocasiones de gol. No queríamos llegar a tanda de penales. Los muchachos dejaron todo. La decepción es lógica por haber quedado fuera de un Mundial”, dijo Gareca en la rueda de prensa posterior a un partido adverso.

El Tigre y sus pupilos también recibieron un reconocimiento de su gente al llegar a su hotel. Más allá del mal rendimiento futbolístico, los hinchas de Perú se marchan de Doha con la certeza de que un traspié no empaña su gran crecimiento deportivo y con la confianza plena de que, más pronto que tarde, volverán a jugar un Mundial.

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