Fernando Valenzuela Anguamea ha forjado una de las carreras más destacadas en la Major League Baseball (MLB). A lo largo de las 10 temporadas que vistió la camisola de Los Ángeles Dodgers fue uno de los peloteros más destacados e, incluso, logró ganar un par de campeonatos de Serie Mundial. A pesar de que su irrupción en la Gran Carpa sentó un precedente para beisbolistas mexicanos, no ha conseguido ser investido en el Salón de la Fama de Cooperstown, el más prestigioso del beisbol.
En vísperas de la ceremonia de investidura de la clase 2022 al Salón de la Fama de Nueva York, una serie de aficionados impulsó una iniciativa en la plataforma change.org para conseguir que el Toro de Etchohuaquila pueda ser el primer mexicano en ingresar al grupo. Entre los argumentos para impulsar su candidatura en internet destacaron su personalidad, así como el carisma que demostró en la época de la “Fernandomania”.
“Sus seis participaciones en Juegos de Estrellas, un premio Cy Young y en la Liga Nacional con Dodgers, así como haber lanzado un juego sin hit ni carrera con los angelinos son solo algunas de las razones por las que El Toro de Etchohuaquila debe ingresar en el Salón de la Fama de Cooperstown”, se lee en la petición.
Su candidatura no es una novedad. De hecho, su nombre estuvo presente en la lista de jugadores elegibles del año 2003, cuando tuvo la oportunidad de participar por primera vez, así como en 2004. No obstante, de acuerdo con el periodista especializado en beisbol Juan Vené, la votación que recibió solamente llegó al 6.3% y el 3.8 por ciento, situación que lo relegó de los jugadores elegibles.
Qué se necesita para ser investido en el Salón de la Fama de Cooperstown
De acuerdo con las nuevas reglas, cualquier jugador que pueda ser considerado debe cumplir con cuatro requisitos. En primer lugar, es necesario haber jugado al menos 10 temporadas en las Ligas Mayores y haberse retirado cinco años antes de la elección. De igual manera, en dicho periodo haberse mantenido como jugador activo, destacar en las series de campeonato y no formar parte de la lista de no elegibles.
Una vez conformada la lista de candidatos, aquellos que consigan superar el 75% de las preferencias del Comité de Selección serán investidos en el Salón de la Fama. Para conseguirlo, los votantes toman en cuenta el historial del jugador, capacidad de juego, integridad, deportividad, carácter y contribuciones a sus equipos, rasgos sujetos a consideración de cada uno de los electores.
Además, de acuerdo con las reglamentaciones, únicamente se considerará a aquellos peloteros que hayan encaminado una trayectoria consistente y constante. En ese sentido, no toman en cuenta logros particulares como “un promedio de bateo de .400 o más durante un año, lanzar un juego perfecto o un logro destacado similar”, según indica el portal.
Aunque el serpentinero mexicano cumple con lo requerido, los votantes pudieron haber situado el obstáculo de su investidura en su estadística histórica, así como el corto periodo de buen desempeño que mantuvo con la novena de Los Ángeles. Y es que en sus 17 temporadas en Grandes Ligas, solamente entre 1981 y 1987 tuvo su mejor promedio de efectividad. Después de ese periodo su cifra incrementó y no volvió a conseguir su récord de 2.45 en 1985.
Si bien el beisbol parece no hacerle justicia a su destacada trayectoria, el Toro ha subestimado en más de una ocasión una posible investidura al Salón de la Fama en Cooperstown. Incluso, durante su ingreso al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano en 2019 declaró que:
“El cariño y el afecto de toda la afición es más que estar en Cooperstown, así que estoy contento de esta forma, de estar en mi país en nuestro beisbol”.
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