Hugo Sánchez es uno de los futbolistas más relevantes de la historia del fútbol mexicano pues de ser criticado en Europa pasó a ser uno de los delanteros más queridos y ganadores en el Real Madrid. Su fama en México le valió para ser considerado como una persona “especial” en torno a sus amistades y relaciones personales.
Dicha imagen se trasladó hasta la concentración de la Selección Mexicana en la década de los noventa. Luis García Postigo se encargó de revelar las exigencias y preferencias e incluso los lujos que se daba Hugol en la concentración del Tri. En una entrevista con Efraín Velarde para su canal de YouTube, el Doctor contó cómo era convivir con el ex delantero del Rayo Vallecano.
En 1993 la selección era dirigida por Miguel Mejía Barón, quien es considerado una figura dentro de Pumas. Aquel año México compitió en la Copa América y ya estaba preparando su participación para el Mundial de 1994 en Estados Unidos, en aquellas convocatorias Luis García y Hugo coincidieron y eran los únicos futbolistas que jugaban en España, por lo que el Pentapichichi acostumbraba a compartir habitación con García Postigo.
Él decidía con quién iba a compartir habitación ya que la alta disciplina personal que tenía no la compartía con cualquiera, por lo que prefería tomar distancia de los conflictos extra cancha, así que dentro de las concentraciones se le daba la posibilidad de escoger compañeros de cuarto.
“A mi me tocó con él en Selección Nacional previo a la Copa América, en las eliminatorias del mundial y compartíamos cuarto. Eran tres camas entonces Hugo, no es que fuera un tipo difícil -no lo era- era fascinante, pero era Hugo Sánchez, entonces decíamos ‘¿Quién era el más decente del equipo?’ David Patiño”, recordó el actual comentarista de TV Azteca.
Pero la elección de compañeros de cuarto no era la única ya que, una vez dentro de la habitación, establecía los límites con los demás seleccionados tricolor, pues según explicó el Doctor García, Hugo era una persona exigente.
“Hugo llegaba con su maleta y sí te decía: ‘Esta es la parte de mi baño, esta es mi toalla, este es mi jabón, no lo toques y tal’”
Ya fuera de los cuartos y vestidores, el actual comentarista deportivo reveló que su actitud no terminaba ahí pues después de los entrenamientos Hugo se daba el lujo de comer aperitivos al estilo español con quesos y vinos dentro de su dormitorio.
Aunque también entraba dentro de la dinámica de bromear y jugar con el resto de los seleccionados nacionales, el equipo sabía que cuando él hablaba o expresaba alguna incomodidad, las burlas y bromas terminaban pues existía una línea de respeto a Hugo Sánchez debido a la figura deportiva que era en aquel entonces.
“El güey sacaba su maletín y después de los entrenamientos en la tarde, sacaba su jamón de jabugo y el queso manchego y una botella de vino y nos compartía. Era un tipo encantador, echaba desmadre, se dejaba chi***ar, pero era Hugo Sánchez, cuando él hablaba los demás dábamos un paso para atrás”.
Por último, el ex futbolista señaló que el éxito de Hugol fue debido a que tenía una alta disciplina deportivamente, además su mentalidad le ayudó a sobreponerse a las adversidades que afrontó: “Este güey fue lo que fue por él, porque entrenaba como un animal, con habilidades brutales, porque tenía una fortaleza mental que te mueres”, finalizó Luis García.
En aquel torneo de la Copa América 1993, el combinado nacional llegó hasta la final, en la cual se midió ante Argentina. A pesar de que el Tri llevaba a grandes figuras del fútbol mexicano, no lograron coronarse campeones y cayeron con un marcador de 2 - 1.
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