Unos tres mil hinchas con banderas argentinas y camisetas de un amplísimo abanico de clubes nacionales se concentraron en una casa abierta a unas diez cuadras del legendario estadio de Wembley para cantar y saltar pero también la reunión sirvió para la venta de productos alimenticios como choripanes, empanadas, cerveza o vino.
En la Rosemead Avenue, a diez minutos de caminata desde Wembley, una marea de argentinos llegados desde toda Europa, Estados Unidos o Israel se concentró al grito de “El que no salta es un inglés” o “Italiano, italiano qué amargado se te ve, ya no vas a los mundiales, y hoy también vas a perder” y hasta la canción de Rusia 2018: ”Vamos Argentina, sabés que yo te quiero, hoy hay que ganar y ser primero, esta hinchada es la que tiene a Messi y a Maradona”.
Si un sándwich de lomo se pagaba 6 libras, un choripán o una empanada valían 4 libras y las colas llegaban hasta afuera de la casa abierta, envuelta en su puerta con banderas alusivas a las Islas Malvinas y a Diego Maradona.
Rosa y Fred son de Neuquén pero llevan casi un mes de paseo por Europa viendo carreras de Fórmula Uno, Roland Garros y Champions League, y la cereza de la torta será “La Finalissima” de Wembley y ya mañana regresarán a la Patagonia. “Más no podemos pedir”, cuentan a Infobae, de regreso de la fiesta argentina.
Jorge Rodríguez, en cambio, trajo a toda su familia (seis personas adultas) desde Miami, Florida, con este partido como excusa para luego quedarse a pasear en Londres; mientras que Carlos y Andrea, residentes en Düsseldorf y con un hijo adolescente nacido en España, fanáticos de Newell’s Old Boys, vinieron para ver a la selección argentina pero más específicamente, a Lionel Messi. “Es que cuando la Selección vino a Alemania, justo Messi no pudo jugar en el empate 2-2 de la última vez”, explican.
John llega vestido con la camiseta de Boca y su mujer, Claire, con una azul con el escudo de la AFA pero no quieren fotos ni hablan español. Son ingleses y si bien a ella le gusta el fútbol, lo acompaña a él que sólo es hincha xeneize aunque nació y se crio en Londres, pero no sabe explicar por qué. Sólo dice “tengo en mis venas sangre azul y oro”.
Sergio Rachkovsky, vestido con la camiseta de la selección argentina, tiene un bar temático en Raanana, Israel, y trajo a Londres a sus dos hijos para ver en vivo a la selección argentina. No podía faltar tampoco una enorme bandera de Laguna Larga, la ciudad cordobesa donde nació Paulo Dybala, y obviamente, con el escudo de Instituto y la caricatura de Diego Maradona, que es la que más abundó en la manifestación.
Juan y Pedro son argentinos que viven en Copenhague aunque no hablan una sola palabra de danés y se definen como “freelances”. “Suelo agarrar una motito, me pongo la mochila y hago repartos y si me convocan, también pinto casas, pero no agarro puestos fijos porque para una recepción, por ejemplo, hay que saber el idioma y lo mío es el inglés y con eso me arreglo allá, pero me da para decidir cuándo ir a ver un partido por toda Europa, no tengo horarios”, dice con evidente tono cordobés. Hace tres años y medio que no viaja a la Argentina “porque me hace mal” pero cada año sus padres los visitan “y se ponen contentos al vernos bien”.
Se calcula que Wembley estará a reventar de argentinos cuando comience el partido ante Italia.
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