Rafael Nadal es un caso único en el tenis mundial y, aunque a sus 35 años todavía continúa más vigente que nunca, ya escribió su nombre en las páginas doradas de la historia del deporte al librar batallas épicas no sólo dentro del rectángulo contra distintos rivales, sino también a nivel introspectivo contra él mismo.
Entre todos los apodos que fue cosechando a lo largo de su carrera, sin dudas uno de los que más lo identifica es el de Gladiador por su estilo aguerrido, su resistencia y su fuerza física. Sin embargo también le sentaría bien otro mote como el de El filósofo, producto de la mentalidad con la que encara, no solo cada juego, sino todo lo que rodea su vida deportiva.
En base a un artículo publicado por la CNN: Este atleta de talla mundial habla como Aristóteles y actúa como Confucio. Todos podemos aprender de él, se entiende que el tenis, como disciplina, es uno de los deportes en donde la cabeza pesa igual o más que el resto del cuerpo, y es en ese aspecto en donde Rafa toma distancia de sus mayores rivales. Su personalidad está basada en un enfoque filosófico que lo distingue del resto, un carácter que reúne muchas virtudes de pensamientos aristotélicos, estoicos y confucionistas.
Éstas características, que demuestra tanto dentro como fuera de la cancha, se pueden explicar en al menos cuatro lecciones que dio a lo largo de su carrera y sigue dando aún durante su decimoctavo Roland Garros.
1- Aceptar el sufrimiento.
Rafael Nadal demostró en reiteradas ocasiones que está capacitado para jugar a pesar de sufrir cualquier dolor físico, así como también de recuperarse de lesiones de gran importancia en un breve período de tiempo. Sin ir más lejos, durante la final del Indian Wells que disputó en marzo, el tenista sorprendió a todos en la rueda de prensa posterior a su derrota frente a Taylor Fritz al informar que, “cuando respiro y cuando me muevo es como si tuviera una aguja dentro todo el tiempo. Me hace sentirme un poco mareado porque es doloroso”.
Horas después de esas declaraciones, se conoció que el de Manacor había disputado ese duelo con una costilla fisurada por estrés. Un mes después, Rafa ya estaba listo para competir en el Abierto de Madrid. “Siempre lo dije muchas, muchas veces, hay que aprender a vivir con este tipo de momentos, y también a disfrutar de este sufrimiento. Es para lo que trabajamos, para los momentos emocionantes”.
Unas palabras que lo identifican en diversos momentos que atravesó durante su carrera y que están fuertemente vinculadas con algunos pensamientos filosóficos aristotélicos que enseñan que el sufrimiento está relacionado con acciones moralmente buenas, y que el sufrimiento y el dolor cumplen un papel importante en el desarrollo de una personalidad virtuosa.
“Los atletas a menudo experimentan el sufrimiento como instrumental e intrínsecamente bueno. Una victoria que requiere que un atleta luche hasta el final se percibe como más valiosa que una victoria que implica poco sufrimiento”, destacó en diálogo con CNN Francisco Javier López Frías, profesor asociado de kinesiología y filosofía en la Universidad Estatal de Pensilvania.
2- La importancia de los rituales
Rafael Nadal tiene al menos 10 rituales que cumple en cada presentación. Su obsesión con las botellas de agua, que deben estar colocadas cuidadosamente en una posición determinada cerca de su silla, su forma de caminar en la cancha y sus gestos corporales previos a recibir el saque o poner la pelota en juego, son algunas de ellas.
Sin embargo, el español no define esas acciones como obsesivas sino como rutinarias: “Algunos lo llaman superstición, pero no lo es. Si fuera así ¿Por qué lo seguiría haciendo una y otra vez, gane o pierda? Es una forma de colocarme en un partido, ordenar mi entorno para que coincida con el orden que busco en mi cabeza”, explicaba.
Ésta es otra de las características filosóficas que recubren al Matador, la cual está vinculada al confucionismo. Confucio, reconocido filósofo chino, destacó la importancia de llevar a cabo rituales para tener una buena vida, son transformadores. Éstos rituales mantienen centrado a Nadal.
3- La humildad
Otra de las características que se le atribuyen al ex número uno del ránking de la ATP es la humildad. Éste rasgo también marcó al balear desde sus inicios hasta hoy. Nunca se lo escuchó hablar mal de un rival ni cuestionar una derrota. Con los fanáticos también suele tener una postura similar, al tomarse su tiempo para firmar autógrafos o sacarse fotos con ellos sin excusas.
Nuevamente, éste atributo se remonta también al movimiento aristotélico y de otros pensadores cristianos como Tomás de Aquino. “Aquellos que exhiben templanza evitan que sus apetitos controlen completamente sus acciones. La humildad y el ascetismo van de la mano. Los individuos ascéticos se disciplinan para mantener sus apetitos bajo control y concentrarse en lo que realmente importa”. añadió Frías.
4- No preocuparse de lo que uno no puede controlar
Para entender ésta última lección, el mejor ejemplo es lo que sucedió en la histórica final de Wimbledon de 2008 entre Nadal y Federer. Allí, durante uno de los descansos, el español le dijo a su tío: “Calma. No voy a perder este partido. Tal vez él lo gane, pero no lo voy a perder”.
Un discurso de Rafa que puede vincularse con el estoicismo, un pensamiento que “abraza el autodominio, la virtud y la indiferencia ante lo que no podemos controlar”, destacó el profesor en la Universidad Estatal de Pensilvania. El tenista es consciente de que no puede controlar el resultado pero sí sabe que hay un aspecto en su rendimiento que sí puede controlar: su dedicación y esfuerzo.
Es por estos puntos, entre otros, que Rafael Nadal no es sólo sinónimo de destreza física sino también de equilibrio mental. El español es un claro ejemplo de un deportista completo en el que destaca su poderío físico por delante de una mente brillante.
SEGUIR LEYENDO