Jon Rivas es un muy prestigioso periodista vasco que escribe en el diario “El País”, desde Bilbao, y es un especialista en ciclismo y en el Athletic, y con él dialogó Infobae en la cafetería del Hotel Embarcadero, ubicado en la zona noble de la ciudad, donde viven las más altas fortunas de España.
-En este lugar, en el Hotel Embarcadero, vivió Marcelo Bielsa todo el período en el que trabajó como director técnico del Athletic.
-Cuando acabó el primer año, y no se sabía si Bielsa iba a renovar el contrato, uno de los indicios fue que un compañero mío, que trabajaba en Publicidad en el diario, me dice que cree que va a seguir porque le contaron que renovó el carnet del videoclub al que solía ir, a unos metros del hotel. Luego el diario “El Correo” publicó una foto caminando con sus ayudantes por una calle que es la de la comisaría en la que hay que renovar el permiso de residencia. Porque si no, todo era muy cerrado, inaccesible. Un día se lo cruzó en sus caminatas Javier Irureta, reconocido ex jugador y entrenador, que vive por la zona. Le iba a decir algo pero vio que Marcelo caminaba concentrado mirando para abajo, y prefirió dejarlo tranquilo.
-Con él trabajaron sus ayudantes de siempre…
-Sí, como preparador físico, Luis Bonini –ya fallecido-, que era una persona estupenda- y Claudio Vivas. Hubo una anécdota graciosa de cuando llegaron, y comenzaron a negociar dónde iba a vivir cada uno con su familia, y Bonini se encaprichó con un departamento que le había gustado, y se lo dijo al secretario general del club para que trataran de conseguirlo, y el secretario le dijo “sí, no se preocupe. Lo hablo con Marcelo…” y Bonini lo interrumpió enseguida y le dijo “no, no, no….entonces no, olvídelo”, porque seguramente Bielsa habría dado una serie de parámetros sobre dónde tenía que vivir cada miembro del cuerpo técnico y se ve que esas pretensiones no encajaban con la humildad pretendida (risas).
-Parece que Bielsa dejó una marca en el Athletic, ¿verdad?
-Sí, por muchas cosas: por el juego del equipo, por algunas cuestiones personales. Una de ellas fue su pelea con el cortador de césped de Lezama, el lugar de entrenamiento del equipo. Eso fue increíble.
- Llegó muy lejos, parece…
- Fue en una pretemporada y él llegó a dar una conferencia de prensa para auto inculparse por haber golpeado a un empleado del club. Yo no estaba en Bilbao porque estaba cubriendo ciclismo, pero no fui a cenar porque la quise ver por Internet y la vi dos veces porque no podía creerlo, porque ya se rumoreaba que le había pegado a esta persona y la asistencia fue multitudinaria, y comenzaron a hacerle preguntas tímidamente sobre cómo iba la pretemporada, hasta que un becario de mi periódico se animó y le preguntó sobre ese rumor, y Bielsa cambió el tono y dijo “esa pregunta requiere de una respuesta bastante larga”, y se había traído una carpeta con un papel con la denuncia que se había formulado contra sí mismo para que el agredido la utilizara contra él porque sentía que había abusado de él por ocupar un puesto de poder, aunque dijo que aquella persona era indeseable.
-¿Y esta persona le hizo finalmente la denuncia?
-Él era encargado de la obra. Bielsa había pedido una obra al club y le dijeron que sí, que la harían, pero cuando regresó de las vacaciones, la obra no se había hecho ni en una cuarta parte y con eso tuvo un enojo terrible porque preparó la pretemporada en Lezama pensando en que estarían las obras, pero llegó ahí y eran todos agujeros. Se volvió loco con la comisión directiva y denunció públicamente a la empresa encargada de las obras (el club salió después a defender a la empresa) y a partir de allí el cisma fue total, aunque hubo una reunión con el club y se decidió que siguiera. A los tres días de esta decisión, el Athletic jugaba un partido en Grenoble, y como yo estaba cubriendo el Tour de France, dejé esa competencia para cubrir el partido y el ambiente entre él y la directiva se cortaba con un cuchillo.
-¿Después él se fue porque no quiso renovar?
-No le ofrecieron renovar por todo ese desgaste y entonces fue cuando vino Ernesto Valverde.
-También estuvo la marca futbolística, como aquella notable campaña en Europa…
- Sí, aquello fue terrible, pero el equipo estaba desfondado porque los mismos jugadores estuvieron en sesenta partidos. Oscar de Marcos, que todavía está hoy en el Athletic, creo que jugó 63 partidos, Susaeta, otros tantos. Jugó todos los partidos de Liga, de Copa del Rey y de Europa League, porque ese año el Athletic llegó a la final de las dos copas, contra el Barcelona de “Pep” Guardiola en la Copa del Rey y contra el Atlético Madrid del “Cholo” Simeone en la Europa League, y perdió las dos. Si bien el Barcelona era muy complicado, Simeone recién había comenzado en el Atlético y en la Liga, el Athletic le ganó 3-0 así que se decía que el favorito era el equipo vasco, pero en aquella final en Bucarest salieron todos con las piernas temblando, y eso que fueron cuarenta mil personas a verlos desde Bilbao. Es que era un plantel con un promedio de 23 años, y en cambio en el Atlético había jugadores curtidos.
-Muchos recuerdan aquel baile que el Athletic le dio al Manchester United en Old Trafford…
-Aquel fue el mejor partido que he visto en mi vida en vivo. Estaba en Old Trafford y al lado mío estaba el colega del diario “El Correo”, y le pregunté si había visto algo fantástico como yo pensaba y me lo confirmó, porque a veces pasa que uno cree ver algo que parece exagerado, así que lo quise corroborar, porque fue fantástico. Y la vuelta en San Mamés fue otro partido fantástico. En Bilbao siempre se decía que el mejor partido que se había visto fue un Athletic-Manchester United de 1958, antes del accidente aéreo en el que murieron muchos jugadores del equipo inglés, y que terminó 5-3 por la Copa de Europa, y que se jugó con nieve. Pero para mí, los dos partidos con Bielsa contra el Manchester United fueron los dos mejores de la historia. Y luego jugó contra el Schalke 04 y también fue un partido buenísimo, que el Athletic ganó como visitante 2-4, generando contragolpes en el minuto 95, como si el partido acabara de empezar.
- ¿Y qué se decía de Bielsa en ese tiempo? ¿Cuál era la explicación para ese rendimiento?
-Como que le había dado a los jugadores una ambición terrible. Y hubo jugadores que después de Bielsa no han vuelto a hacer nada, por ejemplo el lateral izquierdo (Jon) Aurtenetxe, que después jugó dos años más y desapareció.
-Con Fernando Llorente hubo problemas…
-Sí, estuvo en conflicto con el club porque se quería ir, pero una vez tuvo una bronca con Bielsa en un entrenamiento y lo echó, y eso se puede ver en Internet por algo muy especial y raro, porque Bielsa siempre entrenó a puertas cerradas, y es que en San Mamés, absolutamente todos los entrenamientos fueron a puertas abiertas.
-¿Y eso, por qué?
-Porque desde el primer día se dio cuenta que aquí era diferente. En el primer entrenamiento hubo tres mil personas y se dio cuenta del respeto que había, porque la gente tiene la costumbre de ir a los entrenamientos del Athletic, pero en silencio, y entonces decidió no cerrar las puertas.
-Pero entonces no había secretos tácticos….
- No, no… Tú veías que usaba tres campos a la vez, lleno de muñecos y de cosas, cintas…. Una vez dijo José Luis Mendilíbar (un entrenador), que ahora ponen los campos que parecen aeropuertos (risas), Eran unos muñecos de goma parecidos a los de la película “Y dónde está el piloto”, a los que lo llamaban “los alemanes”, porque iban con camiseta blanca y pantalón negro. Y se podía ver todo el entrenamiento, absolutamente todo. Y nadie nunca ha vuelto a hacer esto. Hay entrenadores que siempre abren una vez a la semana o dos, porque saben cómo es la gente. Recién hace cinco o seis años que en Lezama vi por primera vez a un agente de seguridad, porque no había nunca uno. Es un club muy especial.
- ¿Y alguna medida futbolística que haya tomado y que te haya parecido loca?
-Es que todo ha sido una locura desde el principio (risas). Una vez se enojó con los jugadores en un partido de previa de la Europa League contra el Trabzonspor turco. En San Mamés empataron 0-0 y en la vuelta había que jugar en Estambul pero una hora antes de empezar, se suspendió porque la UEFA eliminó a otro equipo turco, el Besiktas, de la Champions League y entonces esa plaza fue para el Trabzospor, y por eso, al Athletic le dieron esa plaza sin jugar. Y entonces los jugadores montaron una fiesta en el vestuario y Bielsa les dijo de todo: “Si ni siquiera jugamos, ¿qué festejan ustedes?”.
- ¿Y cómo fue generándose esa relación tan mejorada posterior?
-El ciclo comenzó más o menos. El punto de partida fue el quinto partido de Liga, en Anoeta, cuando el Athletic ganó el clásico ante la Real Sociedad 2-1 con dos goles de Fernando Llorente y el de la Real lo hizo Iñigo Martínez, que hoy juega en el Athletic. La primera temporada terminó siendo fantástica pero la segunda, fue mala, pero más que nada por el desgaste que había. Hay otra locura que me acuerdo.
-Cuente.
-En la segunda temporada le toca jugar contra el Eibar, que estaba en Segunda B (Tercera), en la Copa del Rey. En Ipurúa empataron en la ida, y en San Mamés el Eibar ganó 0-1. O sea que un equipo de Segunda B eliminó al Athletic. A los pocos días, apareció Bielsa en Ipurúa, queriendo hablar con el entrenador del Eibar, Asier Garitano, y con su cuerpo técnico. No entendían para qué, estaban sorprendidos, pero lo hicieron pasar. Bielsa traía una caja de cartón llena de papeles y les explicó que era para que no creyeran que le había faltado el respeto no preparando el partido, y les dijo que esos papeles eran todos los apuntes de cómo había preparado ese partido, y que no creyeran que habían perdido por faltarles el respeto porque preparó el partido igual que todos los demás. Esos papeles se los quedaron de recuerdo. También en la caja había videos, etcétera.
-Increíble…
-Cuando todavía no había asumido en el Athletic, porque Urrutia, que era el presidente que lo trajo, todavía no había ganado las elecciones, lo presentaron con una videoconferencia en la que él aparecía desde Argentina. Llevaba 15 segundos hablando y dijo que pedía perdón pero que tenía que ir al baño (risas), y con todos los periodistas ahí mirando, se levantó, se fue al baño, volvió a los pocos minutos y volvió a decir “discúlpenme” y dio una charla exhaustiva en la que mostró que conocía a todos los jugadores, a todos los juveniles, desmenuzó todos los videos de los partidos que el Athletic había jugado la temporada anterior, mostró gráficos, una cosa obsesiva total. Así era también en la vida aquí.
-¿En qué sentido?
-En este hotel en el que vivía, se levantaba a las cinco de la mañana y pedía que le trajeran los diarios, pero le explicaron que en Bilbao, a las cinco de la mañana, no hay diarios, entonces se resignó y salía caminando hasta el final del paseo, como dos kilómetros. Allí tomaba un café en un bar y luego bajaba para hablar con unos antiguos marineros, que suelen estar allí arreglando botes para navegar y mi hermana, que trabaja en ese bar, cree que los marineros ni sabían quién era aquél señor que hablaba con ellos todos los días (risas). De hecho, el Athletic le ofreció un coche para desplazarse para ir a los entrenamientos, y tenían un acuerdo con una marca, pero él quiso el utilitario más chico. También subía a veces a un pueblo muy pequeño, de unos mil habitantes, y allí consumía las alubias rojas, que con chorizo y morcilla conforman un cocido que es una delicia aquí, y siempre iba al mismo bar. A veces estacionaba y venían niños con sus figuritas para que los jugadores les firmaran el álbum. Un día pidió a los niños que le dieran todos los álbumes y a los dos días volvió con todos los álbumes firmados y dos entradas para cada niño para el siguiente partido. De esas historias, tiene muchas.
-¿Y con la prensa local, tuvo algún enojo?
-Tenía un cabreo constante con uno de la TV, que le hacía preguntas retorcidas. Una vez, antes de un partido ante el Sporting Lisboa, le preguntó sobre la expropiación del Estado argentino de YPF a Repsol y aunque Bielsa dijo que no quería meterse en eso, contestó a favor del gobierno argentino, así que yo le hice una pregunta política tiempo después y me dijo “después del lío que se armó con lo de aquella vez, prefiero no responder” (risas). Las conferencias de prensa eran fascinantes y tenías que preparar bien la pregunta porque si no, te ponía en evidencia. Nunca dio una sola entrevista exclusiva.
-Igual que cuando fue entrenador de la selección argentina.
-Otra anécdota es cuando en el banco de suplentes puso unos carteles.
-¿Cómo fue eso?
-Unos carteles que decía “Clarisas”. La gente se dio cuenta de que los puso porque el cuarto árbitro los mandó a quitar. Y eso era porque había ido a un convento de monjas clarisas con su mujer, a Guernika, y les había pedido que recen por él, que él las iba a recordar de alguna forma, y el cartel se lo hizo poner al utilero, José Ramón Gallego, integrante del Athletic campeón de 1984.
-Qué personaje…
-Yo tenía un compañero del periódico que trabajaba en Maquetación, no en Deportes, que era muy bielsista y un día, sus hijos le dejaron en el club un libro de regalo, y al cabo de unos días, la dependienta que trabaja en una tienda de abajo de su casa, le dijo que le habían dejado algo para él y que era de Marcelo Bielsa, que había ido a su casa pero como no lo pudo encontrar, lo dejó en ese comercio y que le insistió a la empleada con que le asegurara que le iba a dar ese regalo. Se fue, y al rato regresó y le volvió a preguntar si seguro que le dará ese regalo. Y una vez que se percató de que sería cierto, también le dejó a ella unas entradas para el partido del Athletic.
- Tienes un libro sobre Bielsa,
-Sí, sí, “Las locuras de Bielsa”, de editorial “Al Poste”, sobre los dos años en los que estuvo en Bilbao, la historia de esos dos años, que fueron frenéticos.
-Hubo alguien comparable a Bielsa en la historia del Athletic? ¿Tal vez Javier Clemente?
-No, tampoco, porque agarró un equipo de la casa, que era buenísimo, y lo hizo campeón, pero no es lo mismo. Aquí el que dicen que era más parecido fue Ferdinand Daucik, un tío que entrenó dos años al Athletic y ganó una liga, que era excéntrico. Lo echaron por poner al arquero de número nueve en un partido (risas). Pero Bielsa es incomparable. También por eso, grandes técnicos lo fueron a visitar para hablar con él.
- Como Guardiola.
-Y como Zinedine Zidane, que cuando estaba estudiando para ser técnico y Bielsa dirigía al Olympique de Marsella lo fue a ver y aunque hoy parezca insólito, en aquel momento, Bielsa lo recibió como si fuera un becario, que es casi lo que era entonces. Y Guardiola fue con David Trueba, el director de cine, amigo suyo.
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