Es posible que para el momento en que lean esta columna, la edición 104 del PGA Championship ya haya comenzado. Quizás hasta lo estén viendo por televisión.
La primera vez que me tocó cubrir un PGA Championship fue hace casi 30 años para la fabulosa FM Horizonte. Fue en 1994 y por aquellos tiempos recién empezaba a dar vueltas por el mundo, deslumbrándome viendo de cerca a los mejores y descubriendo fabulosas canchas de golf. Southern Hills es una de esas joyas en el medio oeste de Estados Unidos, muchísimo menos conocida que las de gran renombre, pero que nada tiene que envidiarle a los mejores trazados del mundo. Es verdad que Tulsa, Oklahoma, no es un lugar muy turístico, y que este es un club muy privado, pero para los fanáticos de las canchas de golf ésta es una que no pueden dejar de intentar jugar. Siempre habrá un conocido de un amigo que conoce a alguien que es socio. Vale la pena.
El crack financiero de 1929 fue seguido por el cierre de bancos y comercios que generó un alto grado de desempleo. Para 1934 las cosas se habían empezado a acomodar y un grupo de gente en Tulsa empezaba a planificar el futuro. Por aquellos días la gente de negocios se reunía a comer en The Tulsa Club y jugaba al golf en Tulsa Country Club, pero éste estaba ubicado en un lugar muy pequeño y se necesitaba algo mucho más grande para poder albergar a las familias.
Uno de esos hombres de negocios de la ciudad tenía unas 300 hectáreas en las afueras de la ciudad. Waite Phillips pensó que en ese terreno con buen movimiento podía construirse una cancha de golf y todas las actividades necesarias para crear un gran club. Encontró un grupo de gente dispuesta a hacer el desarrollo que le presento un plan y Phillips ofreció donar al club poco menos de la mitad del terreno con una sola condición: en dos semanas tenían que conseguir los 150 mil dólares para desarrollar la idea. No era tarea fácil juntar ese dinero por aquellos días, pero un día antes de vencido el plazo Phillips recibió una carta en la que le confirmaban que se habían vendido 140 acciones a 1000 dólares cada una. No era lo acordado, pero Phillips aceptó el trato al ver el esfuerzo que había puesto el grupo desarrollador.
El diseño de la cancha de golf recayó en Perry Maxwell, un reconocido diseñador de aquellos días, y que además conocía perfectamente el terreno. Parado en lo más alto del terreno Maxwell ubicó los greens del 9 y 18 para a partir de allí diseñar el resto del campo de golf. Mientras la cancha iba tomando forma, las piscinas, cancha de polo, establos y canchas de tenis fueron inauguradas en 1935. El 23 de Mayo de 1936 le llegó el turno al golf y 29 socios inauguraron Southern Hills Country Club.
La cancha ha recibido grandes campeonatos, entre ellos US Open (1958, 1977, 2001) y el PGA Championship (1970, 1982, 1994, 2007), dando siempre grandes campeones.
Uno de esos tuvo una historia que vale la pena ser contada. Quedaban solo 4 hoyos por jugar en el US Open de 1977 cuando la organización recibió un llamado telefónico diciendo que iban a atentar contra la vida de Hubert Green, que en ese momento era el líder del campeonato. De inmediato los oficiales se trasladaron al 15, pararon el juego y le informaron al jugador de lo sucedido. Le ofrecieron suspender el juego y terminar el US Open al día siguiente sin público. Luego de unos momentos Green decidió que no sería justo para el resto de los competidores y dijo que quería seguir. Poco menos de una hora más tarde Hubert Green terminó ganando por un solo golpe.
Southern Hills es una de esas canchas arboladas, en donde poner la pelota en el fairway tiene una gran importancia, pero para cuando el PGA Championship de 2007 finalizó, había quedado claro que necesitaba más distancia. Tiger Woods fue el ganador en aquella oportunidad, y si bien el score de 8 bajo par no habla de una cancha fácil, Tiger solo necesitaba de su driver en unos pocos hoyos del recorrido.
En 2018 Gil Hanse y su equipo comenzaron un trabajo de restauración para devolverle a la cancha su carácter original. La inversión fue de 11 millones de dólares y el trabajo consistió en construir nuevos tees de salida, reubicación de bunkers, greens vueltos a su diseño original, y hasta arroyos que habían sido tapados, volvieron a la luz.
La gran diferencia es el sistema de “losa radiante” instalado debajo de todos los greens, algo que le asegura al encargado de mantenimiento el poder regular la temperatura del suelo y así lograr superficies perfectas sin importar la época del año. El resultado es un monstruo de más de 7400 yardas que pondrá a prueba a los mejores del mundo, respetando lo que siempre caracterizó a esta cancha: poner la pelota en juego desde el tee será primordial.
Siempre llega este momento y la pregunta es inevitable: ¿quién creés que va a ganar ? La respuesta es siempre la misma: no tengo idea, pero sí creo que Jon Rahm es el favorito para quedarse con el título. Las casas de apuestas también lo consideran así y lo hacen por los fabulosos números que tiene el español con sus golpes de salida.
En aquel 1994 me tocó ver una exhibición de Nick Price, por entonces el mejor del mundo, que terminó ganando por 6 golpes. En aquel momento nadie era mejor que Price desde el tee. En 2007 Tiger se quedó con el título, y si bien la precisión desde la salida no era el fuerte de Woods, esa semana pegó muchísimos hierros desde el tee para terminar ganando por dos.
Solo Nicklaus puede compararse a Woods en términos de estrategia para jugar al golf, y Tiger entendió perfectamente cómo había que jugar Southern Hills. Hoy está de vuelta, con el mismo deseo de ganar, sabe cómo hacerlo en esta cancha y su mente es la misma. Solo habrá que ver si su cuerpo responde a lo que la mente le pide.
Se acabó el tiempo y los mejores del mundo ya están en la cancha. No se sorprendan cuando los jugadores festejen un par. Así de difícil será esta edición del PGA Championship.
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