México se ha caracterizado como una potencia de campeones mundiales en boxeo. Muchos alcanzan la fama gracias al deporte, pero son menos quienes incursionan en otros campos como el cine. Salvador Sánchez, quien fuera uno de los púgiles más prometedores de la disciplina, participó en un largometraje con el cual la disquera Fania Records buscó irrumpir en Hollywood. Gracias a ello compartió la pantalla grande con Rubén Blades y Willie Colón.
Aprovechando el auge de la salsa en Estados Unidos, así como la popularidad y éxito de la dupla musical conformada por Rubén Blades y Willie Colón, la disquera responsable de la difusión de la música afroantillana en el país de las barras y las estrellas intentó una incursión en Hollywood. En ese sentido, produjeron la película The Last Fight (La última pelea), estrenada en 1982 y para la cual requirieron de la participación del mexicano.
El guion escrito por Jerry Masucci, director de Fania Records, giró en torno al deporte de los guantes, uno de los más populares en el mundo. Fue protagonizado por Rubén Blades, quien encarnó a Andy Kid Clave, un cantante con problemas económicos que, con la finalidad de solucionarlos, firmó un contrato como boxeador con un promotor mafioso llamado Joaquín Vargas, quien fue personificado por Willie Colón.
Con la finalidad de catapultar el proyecto entre las audiencias de América Latina y garantizar su éxito, el equipo buscó al candidato ideal para apuntalar el reparto encabezado por Blades y Colón. Fue así que, aprovechando su popularidad y fama, extendieron una invitación al boxeador que comenzaba a forjarse como una estrella en peso pluma.
En aquel entonces, el atleta originario de Santiago Tianguistenco gozaba de amplia aceptación entre la afición mexicana. Entre sus logros más destacados se encontró haberse convertido en el campeón mundial avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en las 126 libras. Para dicho logro tuvo que sobreponerse por la vía del nocaut a Danny Coloradito López.
Su peculiar estilo, carisma y osadía comenzaron a forjar su leyenda, de tal forma que era amplio favorito cada vez que pisaba cualquier arena del país. Así, convertido en estandarte del boxeo mexicano, también encarnó uno de los capítulos más memorables de la rivalidad con Puerto Rico, cuando venció al tricampeón mundial y verdugo de diversos púgiles aztecas, Wilfredo Gómez.
La popularidad de Sal Sánchez era tan clara que no hizo falta asignarle un nombre ficticio para participar en la producción. Aunque su aparición no fue protagonista, sí fue una de las más cruciales y recordadas del largometraje, pues fue el último rival que enfrentó el sujeto personificado por Rubén Blades.
En la escena, el cantante panameño fue vapuleado por el campeón mexicano al interior del ensogado. Kid Clave padeció los estragos de la paliza, pero saltó a entablar el último round contra Sánchez, quien terminó por inmortalizar en la pantalla grande el nocaut que lo llevó a conquistar diversas peleas en su carrera profesional. A pesar de que perdió en el ring y las taquillas, Rubén Blades resaltó haber trabajado con Sal.
“Era muy mala (la película). Lo mejor es que trabajé con el mexicano Salvador Sánchez, uno de los mejores boxeadores. La pelea final era contra él. Recuerdo que cuando filmamos le dije ‘ten cuidado porque te puedo dar un mal golpe’. Él me respondió: ‘qué curioso el panameño’. Me dolió mucho cuando murió”, destacó el compositor en una entrevista para La jornada.
El 12 de agosto de 1982, año de estreno de la película, la afición recibió una lamentable noticia. El prometedor atleta murió en la carretera Querétaro-San Luis al estrellar su automóvil contra un tractocamión cuando intentó rebasar a otro vehículo. Su sepulcro fue televisado, pues además de su fama, murió siendo monarca del CMB en peso pluma a los 23 años.
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