“Quedé en la historia por él”. Berny Ulloa atiende con amabilidad y se sincera: sabe que su historia profesional quedó por siempre ligada al nombre de Diego Armando Maradona. El árbitro costarricense tuvo la particularidad de integrar las ternas de cuatro partidos de la selección argentina durante los Mundiales de 1986 y 1990. Tal vez ese podría ser un simple dato anecdótico, pero un detalle hace relucir el recuerdo: fue juez de línea de la albiceleste en cuartos de final vs. Inglaterra y en la final contra Alemania.
“Para mí fue una experiencia inolvidable: me tocó trabajar en tres juegos del equipo que fue campeón del mundo (también fue árbitro principal en el 2-0 sobre Bulgaria de fase de grupos). Eso me pone en el mapa y estará uno siempre en la retina y en la memoria de los fanáticos argentinos”, repasa ante Infobae.
La imagen con mayor peso histórico de su carrera se imprimió a los 34 minutos del encuentro en el Estadio Azteca ante Inglaterra: Maradona sacó el banderín para ejecutar un córner y Ulloa le advirtió que no podía seguir el partido así. El diálogo durante varios segundos se encarga de recordarlo el árbitro que hoy tiene 71 años: “Había una línea donde estaban los fotógrafos y cuando llegó me pidió correr a la gente. Cuando comencé a correrlos, siento que arroja algo a mis espaldas y veo que es el banderín. Le digo: ‘Diego, no puedes hacer eso, no se puede jugar sin ese banderín’. Alzo mi vista, le hago un gesto al árbitro y él me dice que me encargue yo. Le digo ‘tienes que poner eso en su lugar’. Él me contestó: ‘no me rompas las pelotas Ulloa, me estorba’. ‘No, a usted le estorbaba la gente, no el banderín’. Le pedí ponerlo, lo puso, pero dejó la bandera tirada. ¡Tenes que poner la bandera igual como estaba todo! Me volvió a decir un montón de cosas, yo no me reía porque tenía que estar serio, pero por dentro estaba que no me aguantaba”, revive con cariño hacia el capitán argentino.
“Fue muy educado, afable, no me dijo una grosería. Los dichos que me dijo no son hirientes ni ofensas. Juntó el banderín, pero lo tiró encima.... Otra vez. Ahí finalmente lo introdujo y me dijo ¿complacido señor Ulloa? Ya la gente se había metido de vuelta y le estorbaba, pero se echó un paso atrás, metió la zurda y puso la pelota. ¡No lo estorbaba nada! Pensé que eso era de tarjeta amarilla, pero actué correctamente y ayudé, que es lo que tiene que hacer uno como árbitro. Ayudar y no molestar al jugador. Fue un gesto de él lanzar la bandera, pero no siento que haya sido un berrinche. Quizá lo hizo para perder un poco de tiempo y aflojar el partido. La tensión era bastante difícil”, analiza a la distancia.
Ulloa fue espectador de lujo de La Mano de Dios y del Gol del Siglo que protagonizó Maradona en el segundo tiempo. También fue involuntario testigo de lo ocurrido con el árbitro principal Ali Bin Nasser (Túnez) y el juez de línea que debió sancionar la mano de Diego ante Peter Shilton, Bogdan Dotchev (Bulgaria).
“Posiblemente tuvo que haberlo visualizado, pero cuando el partido terminó estábamos muy contentos. Estaba contento (Bin Nasser), había sido un gran partido. El error del cuarteto arbitral fue el gol con la mano que no lo vimos. Lo más curioso es que en el camarín nuestro había alegría porque lo habíamos sacado bien. Nosotros no sabíamos que había sido con la mano uno de los goles”, relata Ulloa.
La energía positiva se cortó abruptamente cuando llegaron a su concentración: “Nos enteramos cuando llegamos al hotel. Los árbitros de habla hispana nos esperaban ahí y nos dijeron: ‘¿No se dieron cuenta que Maradona metió un gol con la mano?’. Fuimos a ver la TV y ya lo habían editado. Ahí nos quedamos... Yo no pude verlo porque estaba lejos, pero me hice una pregunta para adentro que era cómo Diego con la estatura que tenía la iba a ganar a Peter que era alto”.
“El árbitro no pudo verla nunca porque él venía de la parte de atrás, nunca puede ver el movimiento de la mano. Tenía que estar en un costado para verlo. Siento que él (Dotchev) tendría que haberlo visto porque le quedaba en una posición privilegiada, exactamente al frente de él. Quizá no lo vio del todo bien. Pero me parece que ya quedó en la historia. Después de ese juego, el árbitro y el línea quedaron fuera de la Copa del Mundo y perdí el diálogo con ellos. Tengo entendido que estuvo muy triste y le doy toda la razón: nadie quisiera en una Copa del Mundo quedar para toda la vida diciendo que se le mancó el partido”, reflexiona. El lineman búlgaro murió en el 2017, pero según el medio inglés Daily Mail, años antes reconoció haber visto la mano, pero afirmó que no se lo advirtió al árbitro porque en aquellos años sólo intervenían si el juez principal se lo solicitaba.
Ulloa, que cuando vio el segundo tanto de Diego pensó “¡qué clase de gol acaba de anotar!”, revive también una singularidad posterior al partido que a día de hoy toma mayor relevancia en medio de la disputa millonaria por la subasta de la remera que tenía en su poder el jugador inglés Steve Hodge: los cuatro jueces recibieron en el vestuario una camiseta de Maradona.
“Al final del partido contra Inglaterra nos mandó cuatro camisetas. Las llevó (Carlos) Pachamé. Nos regaló la camiseta autografiada, la mía decía “con afecto” y puso el diez entre paréntesis y abajo firmaba Diego. La camiseta azul del partido. Es algo muy valioso. A mí se me borró la firma. Presté la camiseta a algunos amigos para que la vieran y algunos la usaron para jugar. No creo que esa camiseta valga tanta plata, es valiosa pero para mí, porque vale más que cualquier dinero, es una cuestión de aprecio. Es una camiseta de la Copa del Mundo original con el AFA bordado. Lo que valía era la firma, que se borró”, asegura. Infobae intentó obtener una foto de esa valiosa remera sin suerte.
Ese fue el pico de su carrera en el referato. Todo había empezado de casualidad en su país después de intentar ser futbolista profesional, pero ver el sueño truncado por una lesión de rodilla. Le contó su deseo de vestirse de negro a un entrenador amigo y recibió una risa a cambio; el férreo jugador quería sancionar a los futbolistas que excedían las reglas en el campo. De un pueblo costarricense dedicado al campo su historia saltó a dos de los partidos más importantes en la historia de los mundiales.
“Tuve la gran suerte de estar de árbitro en el partido de Argentina-Bulgaria también. El partido anterior, contra Corea, a Maradona lo golpearon mucho. Vi el partido, lo estudié bien y lo primero que hice fue aplicar el reglamento, que es claro. Uno como árbitro tiene que cuidar a las figuras habilidosas. El árbitro tiene que cuidar la entidad física de todos los jugadores, pero por lo general el jugador técnico nunca va a golpear. Desde que hubo algún amago de golpear a Diego, paré. Al habilidoso hay que cuidarlo. A veces hay árbitros a los que se le va la mano. Ese día cuando veníamos saliendo del túnel lo vi de frente, lo saludé y le di la mano. ‘Mucho gusto, señor Ulloa’, me dijo. Me sorprendió que los jugadores comenzaban a conocer mi apellido”, revive sobre su primer cruce con el Diez.
Contra Alemania, en la definición del título, otra vez volvió a estar parado en uno de los costados como lineman: “Me tocaron las dos acciones de gol de Valdano y Burruchaga. Dos acciones bastantes difíciles. Los alemanes salían rápido y los dos goles decían que habían sido fuera de juego. Se sentía la tensión cuando Alemania empató y en eso vino la jugada de Maradona. Cuando terminó el partido el presidente de la Federación Alemana nos dio la espalda, porque me contaron que había estado insistiendo con que los dos goles habían sido en fuera de juego. Pero se ve bien que salen de atrás...”.
La última vez que vio la cara del hombre que marcó su vida deportiva para siempre fue el 18 de junio de 1990 (Argentina 1-1 Rumania) en la fase de grupos: “Fue una casualidad de la vida tener cuatro partidos de un campeonato del mundo con Argentina. Cuando fui a buscar a Argentina para ir al campo de juego pregunté por Diego y me dijeron por ahí anda... Me toca alguien la espalda y era él. Me dio un gran abrazo, me dijo que se alegraba mucho de verme y me preguntó cómo estaba mi familia. En el primer tiempo le pegaban mucho y me dijo ‘Ulloa, dile al árbitro que me proteja un poco más’. Le dije en el camarín al árbitro que había que cuidar a Maradona, me dijo ok, pero el partido siguió igual”.
“Esa fue la última vez que lo vi...”, lamenta. Su perfil de Whatsapp tiene la emblemática foto con Maradona en el banderín. El toque de la varita mágica del mítico jugador lo marcó de por vida y él está profundamente agradecido: “Me paran por la calle para preguntarme por Maradona. Me dicen que yo lo puse en su lugar aquel día, pero siempre digo que no, que fue un diálogo cordial. Siempre tengo cosas para hablar bien de Diego. Quedé en la historia por él. Cuando murió sentí que era un pariente mío, me dolió mucho. Le tomé aprecio. La gente me decía ‘murió tu amigo Maradona’. Y yo les decía que sí, murió mi amigo”. Ulloa dirigió en Mundiales juveniles, Eliminatorias y hasta en el torneo mexicano, pero su aura quedó impregnada por siempre alrededor de la figura solar de Maradona.
— ¿No tiene forma de recuperar la camiseta que le regaló Maradona?
— Sí, la voy a recuperar. La voy a pedir para enmarcarla y tenerla en la sala de mi casa con una buena foto de él.
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