“Unidos venceremos”: lluvia, serenata y la esperanza de un nuevo campeonato para Pumas

El marcador quedó abierto y los pupilos de Andrés Lillini saben que, “a lo Pumas”, tendrán que ir a los Estados Unidos a romper una racha de más de 10 años sin un título en competencia alguna

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Afición lleva serenata a Pumas un día antes de la final (Video: cortesía/Eduardo Gutiérrez/@Charkos33)

“Unidos venceremos y el triunfo alcanzaremos”, refiere el himno deportivo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), palabras que cada aficionado de Pumas tomó como lema de vida y fue el ambiente que se respiró en el Estadio Olímpico Universitario.

Desde un día antes se hizo presente el sentimiento, los deseos que la hinchada tiene por ser campeona, por celebrar un triunfo de su equipo. No es para menos, “¡campeones!”, es una palabra que no se ha escuchado en las instalaciones del primer equipo varonil del Club Universidad Nacional desde hace más de 10 años.

La última vez fue aquel medio día del domingo 22 de mayo del 2011 cuando el medallista de oro con la Selección Mexicana en los Juegos Olímpicos de Londres, Javier Cortés, se consagró como el héroe que le otorgó a la institución la séptima copa en la liga mexicana, tras un gol en los últimos minutos del segundo tiempo.

Es por eso que familias, estudiantes, adultos, jóvenes y muchos más decidieron llevarle serenata al equipo de sus vidas, alentarlos para que sepan que cuentan con un respaldo en las gradas. “Pumas, Pumas de mi vida, eres la alegría de mi corazón”, fue la canción que conectó a los presentes con los jugadores y el cuerpo técnico, misma que conmovió a Efraín El Chispa Velarde, el único sobreviviente de aquel 2004 mágico del bicampeonato, y que le dijo a la afición que ellos eran Pumas.

La lluvia amenizó la noche
La lluvia amenizó la noche en Ciudad Universitaria (Foto: cortesía/Instagram/@woodyphoto)

Nicolás Freire, el defensa argentino, no paró de ondear una bandera que le dio la afición, brincó y se unió a los cánticos como un auriazul más. Juan Ignacio Dinenno, el goleador del torneo, el responsable de avivar las emociones en la afición, fue más discreto, observaba y grababa el gesto a su alrededor.

En cambio, Andrés Lillini, el técnico que llegó de último momento al Apertura 2020, también se mostró emocionado, pues pese a estar la mayor parte de su carrera en fuerzas básicas, sorprendió al futbol mexicano al regresar al Club Universidad al protagonismo del balompié nacional.

Con esos gestos se quedó la afición, en silencio, pero también con cánticos, en una especie de pacto en donde se comprometieron a devolver el nombre de Pumas a lo más alto de la gloria que otorga este deporte, pues ganar el torneo de la Concacaf no solo da un trofeo, sino ofrece el pase al Mundial de Clubes, una competencia en donde el equipo no ha participado.

“Ganar el Mundial de Clubes es nuestra obsesión. Solo te pido salir campeón. Ya vas a ver que nosotros no somos como los Tigres de Monterrey”
Afición lleva serenata a Pumas al hotel de concentración como impulso para enfrentar los dos partidos de la final (Video: cortesía/Eduardo Gutiérrez/@Charkos33)

24 horas después, la afición se volvió a consagrar en el Olímpico de 1968, tenían una deuda pendiente, pues en las memorias aún sigue presente aquella noche trágica de 2005 cuando, más allá de lo futbolístico, el equipo dirigido por Hugo Sánchez perdió ante el Saprissa de Costa Rica la oportunidad de representar a México en el naciente Mundial de Clubes.

Ese fantasma se había vencido en este mismo torneo, pues fue El monstruo morado el primer rival que dejó a su paso Pumas para llegar a la final.

Así lo sentía y así lo manifestó la afición, quien fiel a los universitarios comenzó a llenar las gradas desde las 18:30 horas -tres antes de que se diera el silbatazo inicial-; sin embargo, el ambiente no solo era adentro, pues a las afueras grupos de personas se reunieron a charlar y desear que Pumas se llevara una ventaja a Seattle.

El espectacular recibimiento a Pumas en Ciudad Universitaria en la final de la Concachampions (Video: Twitter)

Sin embargo, fue Tláloc -un viejo amigo de las noches mágicas de CU- quien cambió los planes y obligó a que los aficionados ingresaran antes de lo deseado, pues una fuerte tormenta azotó al sur de la Ciudad de México, por lo que cada una de las más de 43 mil personas presentes terminaron empapados.

El reloj seguía su curso y, con la mayor parte de la afición ya en las gradas, comenzaron a surgir las dudas “¿quién anotará?, ¿llegaremos con ventaja al juego de vuelta?, ¿frenará la lluvia?”. Los nervios, la emoción y las ganas de salir campeón eran palpables en cada zona del recinto.

La lluvia no cesó y así salieron los equipos a calentar. Los estadounidenses fueron fuertemente abucheados; mientras que los locales recibieron aplausos y los cánticos de una afición que soportó lluvia por más de dos horas, pero que no dejó de alentar.

Y llegó el ritual del himno, como hace mucho tiempo no ocurría, ante un estadio lleno se entonó a una sola voz, para concluir con uno de los goyas más fuertes en los últimos años. La afición quiere ser campeona y se los hizo saber desde el primer minuto.

Así fue el espectacular recibimiento
Así fue el espectacular recibimiento a Pumas en la final de la Concacaf Liga de Campeones (Foto: Fox Sports MX)

No obstante, las sorpresas seguían en aumento, pues al iniciar el protocolo de la confederación de futbol comenzaron a verse los fuegos artificiales, mismos que prendieron a la afición y, de nueva cuenta, comenzaron a alentar a una sola voz.

“¡Dale, Azul y Oro! ¡Dale, dale oh! ¡Dale, Azul y Oro! Dale, Pumas campeón. Dale, Pumas campeón. ¡Dale, dale oh!”

Los minutos trascurrían y los visitantes comenzaron a tomar la posesión del balón, algo que se extendió en todo el encuentro; sin embargo, fue hasta el minuto 38 cuando el Olímpico, ante lo inimaginable, estalló más, pues cayó el primer gol del encuentro por parte de Mr. Concachampions, el argentino Dinenno quien se perfila a terminar como el campeón de goleo del certamen.

La algarabía reinaba, las personas se unían a la voz que provenía del Pebetero. Fue en el tiempo de compensación cuando se vivió una baja dolorosa, pues uno de los últimos referentes de la cantera Puma, Alan Mozo, salió lesionado y fue ovacionado por la afición que lo vio crecer futbolísticamente.

Pumas tendrá que buscar el
Pumas tendrá que buscar el triunfo en EEUU (Foto: Twitter/@PumasMX)

Aunque se ganaba el partido por la mínima diferencia, el segundo tiempo comenzó con dudas pues la falta del 2 ha sido un lastre para el equipo en encuentros previos, especialmente en la Liga MX, por lo que la afición estaba expectante de la actuación que podría ofrecer el joven Jesús Rivas, otra de las promesas del futbol mexicano.

El joven canterano no decepcionó y, al más puro estilo de la baja que se encontraba supliendo, mandó un centro aéreo por la banda derecha que, nuevamente, Dinenno se encargó de meter a la portería de la cabecera sur. El estadio se volvió una fiesta, el deseo de campeonato se hizo más presente que nunca.

Felicidad, cánticos y nervios se vivieron después del minuto 48, aunque ya sin lluvia, pues Tláloc decidió que los más de 43 mil aficionados disfrutaran más el segundo tiempo.

(Foto: Instagram/@pumasmx)
(Foto: Instagram/@pumasmx)

No todas las historias tienen finales felices y este fue el caso, al 77 y al 99 -ya en tiempo de reposición- los estadounidense empataron el encuentro por la vía del penal, fue Nicolás Lodeiro quien también selló la noche con un doblete.

Ni eso detuvo a la afición, parecía que cada gol en contra era un aliciente para alentar, dejar la garganta y el alma en el partido de ida, pues muchos de los presentes no podrán hacer el viaje a los Estados Unidos y quisieron hacer sentir todo su sentir a los Pumas.

“Y dale, Pumas, que tienes que vencer. Y dale, Pumas, que tienes que ganar. Daría la vida por un campeonato, una vuelta más”

A este equipo siempre lo ha distinguido la garra y las ganas de luchar los balones hasta el último momento; aunque de un tiempo para acá se ha unido un elemento más: sufrir, que las victorias no sean sencillas, hacer remontadas que se queden en la memoria.

Los universitarios tendrán uno de los ambientes que más le gustan: remar contra corriente. El próximo 4 de mayo tendrán que demostrar que esos juegos épicos no son solo eso, sino son un nuevo capítulo en el palmares del club.

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