“Nos merecemos bellos milagros, y ocurrirán…”.
Era mediados de febrero, en la previa de los dos partidos que Argentina debía disputar en Buenos Aires por las eliminatorias mundialistas, y Luca Vildoza, fanático del Indio Solari y de los Redondos, repetía –sonriente- aquella frase del tema “Amok, Amok” en un divertido ida y vuelta con José Montesano, periodista de Tyc Sports. Fue el regreso del marplatense a la acción oficial, en este caso con nuestra Selección (5 puntos en 21 minutos ante Panamá y 6 en 26 contra Venezuela), luego de someterse a una operación del pie derecho, el 5 de octubre del 2021, para ponerle fin a los dolores que lo habían tenido a maltraer durante los últimos meses. “Arrastro esta lesión desde antes de los Juegos de Tokio y realmente pasé meses difíciles. Era un dolor intenso y constante. Tomé esta decisión pensando en mi futuro”, contó el base. Días antes de la intervención había sido desafectado del plantel de los Knicks tras haber podido jugar un solo partido en la Liga de Verano de Las Vegas. Fue inmediatamente después de la cita olímpica, en la que Vildoza no jugó bien, en parte por los dolores en el pie. Ahí le puso punto final al calvario. Pero prometió volver, luego de una primera fallida experiencia en New York. “Esta salida de la NBA es sólo un hasta luego para mí. Haré lo imposible por volver, desde mañana mismo. Es mi sueño y lo perseguiré mientras pueda”, avisó.
Palabras que marcaron su objetivo. Luego de lo que pasó con Tom Thibodeau y los Knicks (cobró 3.5 millones de dólares pero ni siquiera debutó), muchos pensaban y hasta creían que lo mejor para él era volver a Europa, en especial a España, donde es muy respetado y valorado –fue MVP de la Liga Endesa y campeón con el Baskonia-, pero Luca no quiso regresar. Primero, según lo que pudo averiguar Infobae, porque tenía que pagar una cláusula importante para jugar en otro equipo que no fuera el Baskonia y segundo porque a Vitoria prefería no retornar.
Luka tenía claro que, para volver a la elite del básquet mundial, debía ir de a poco y entonces se concentró en eso, diseñando un plan que comenzó en su casa, en Mar del Plata. Ahí, a comienzos de año, empezó trabajando solo y después yendo a Quilmes, el club de sus inicios. Luego, en febrero, se trasladó a Buenos Aires y siguió sus entrenamientos personalizados en La Bombonerita, ante la atenta mirada de Néstor Che García, quien ya había decidido sumarlo al seleccionado que enfrentaría la doble fecha de eliminatorias. Luego regresó a Mardel, donde siguió su puesta a punto en Quilmes hasta que jugó los dos partidos con el seleccionado. En Obras, Vildoza se mostró con el talento de siempre, pero también falto de ritmo y condición física, en especial en la derrota ante el duro Venezuela.
“En las ventanas nos sorprendió la rapidez de ejecución… Cuando aceleraba era como si jugara en otra velocidad. Lógicamente estaba fuera de ritmo de partido, pero se entrenó bien. Después, es verdad, estuvo impreciso en los dos partidos y eso lo llevó a frustrarse, pero lo mejor de todo es que no tuvo dolores en el pie”, analizó un integrante del cuerpo técnico del seleccionado. Para seguir mejorando y buscando pulir detalles y encontrar el famoso ritmo, después de esos dos partidos se sumó a los entrenamientos de la Selección U18. “Su nivel fue creciendo y los chicos, salvo el primer día, lo trataron como uno más, defendiéndolo fuerte. En esos días vimos una versión tremenda de Luca”, contó Herman Mandole, coordinador nacional de selecciones formativas y head coach de la U18 que luego sería subcampeona sudamericana en Venezuela.
Vildoza también realizó sesiones individuales con Mariano Sánchez, coach de técnica individual que es parte del cuerpo técnico nacional de la U18 pero además tiene un gran historial de trabajos específicos que potenciaron a jugadores, incluidos jugadores NBA y, en especial, a Luis Scola en la previa de su gran Mundial 2019. “Trabajamos muchas situaciones que abarcaran el 70% de la cancha para trabajar el acondicionamiento físico y, a la vez, situaciones reales de partido, pensando ya que seguramente en el futuro debería enfrentar jugadores atléticos y de gran talla, haciendo un trabajo arrítmico y buscando una mejora en qué caminos al aro tomar y cómo atacarlos”, contó Sánchez, hijo del reconocido Huevo que dio más detalles sobre esta búsqueda.
“Luca es un jugador elástico, veloz, con mucho cambio de ritmo, que va bien arriba, pero buscamos potenciar otro recurso, el de los amagos y quiebres en el piso para poder encontrar más oportunidades de definición cuando le toca encontrarse con jugadores más grandes en su camino hacia el aro. Simulamos distintas acciones de juego, haciendo hincapié en el lenguaje corporal en el suelo, buscando mayor elasticidad hacia los laterales, quiebres más pronunciados y mayor trabajo de pies para encontrar los pequeños pasillos hacia el aro”, precisó Sánchez, quien dio por último una visión de cómo lo ve pensando en la nueva chance. “Desde lo físico está muy bien. Se cuidó y entrenó mucho, le vi gran despegue hacia el aro y con reacción para acelerar e ir hacia arriba. Mantiene la picardía para cortar sistemas y hacer anotaciones fáciles. Siento que absorbió lo trabajado y que tiene el pack para elevar el juego como requiere la NBA. Allá le dirán lo que necesita seguir mejorando”, opinó.
Mientras se ponía a punto, entre febrero y marzo, Vildoza deshojó la margarita. Descartado Europa, recibió ofertas de equipos de la Liga Nacional, una opción que podría parecer utópica pero que Luca tomó con seriedad, sabiendo que necesitaba jugar. Con prácticamente ocho meses de inactividad, sabía que no podía darse el lujo de seguir parado. En algún lugar tenía que jugar y, aunque la prioridad era su retorno a la NBA, si nada llegaba, terminar la temporada jugando en algún equipo de Argentina fue una opción firme en su mente. Justo en ese momento apareció Milwaukee, un equipo que hace años lo sigue a través de sus reclutadores internacionales.
En este caso, con un plus: el marplatense tiene la misma agencia de representación (Octagon) que Giannis Antetokounmpo, el griego que es la superestrella del equipo y de la NBA. Eso allanó un camino para tener la chance, nada menos que en el campeón. Así se cerró un contrato por lo que resta de la temporada a cambio de 51.347 dólares –salario prorateado, de acuerdo a los partidos restantes, según el sitio Spotrac- y la que viene, por 2.190.797, aunque en el caso de la 22/23 no es garantizado –pueden cortarlo sin pagarle nada, aunque no canjearlo hasta el 5/7/22-. Además hay que sumar una oferta calificada para la 23/24 de 2.190.797, la cual permitiría que el jugador no sea agente libre sin restricciones –el equipo mantiene el derecho de tanteo-. Todo esto es lo que firmó Luca este miércoles, ya en la ciudad más importante del estado de Wisconsin, donde el armador está a la espera de su debut, probablemente en estos días –podría ser este domingo en Cleveland, en el último partido de la fase regular.
La situación, entonces, es muy parecida a la de los Knicks, que no terminó bien para Luca. Primero porque llega en la parte final de la temporada, a días de comenzar los playoffs, cuando los equipos ya están armados y rodados, siendo muy improbable que le hagan un lugar en la rotación. Thibodeau, DT de NY, ni siquiera lo inscribió para postemporada y en los Bucks parece que será distinto. Eso anunció el periodista que dio la primicia, el prestigioso Adrian Wojnarowski. Pero desde el entorno de Vildoza aseguraron “que esa promesa no existe”.
Aun así, las chances de jugar son pocas. Porque los Bucks tienen ya tres bases (Hrue Holiday, titular y figura, el veterano George Hill sale de suplente y el tercero es Jevon Carter, quien rindió bien en la ausencia de Hill por lesión) y tres escoltas (Wesley Matthews, titular, Pat Connaughton y Grayson Allen, como reservas). El entrenador Mike Budenholzer, clave en la formación de Manu como jugador cuando fue asistente de Gregg Popovich en los Spurs, achicó la rotación a nueve jugadores en estos últimos partidos de la fase regular, pensando en la postemporada y parece muy difícil que le haga un lugar a un jugador que viene con poco ritmo de competencia, como Vildoza. La esperanza es el antecedente del año pasado, cuando Milwaukee firmó a un jugador que venía de Europa (eso sí, con mucho más rodaje, siendo figura del Macabbi Tel Aviv) en el final de la fase regular y Budenholzer le hizo un lugar. Se trata de Elijah Bryant, un escolta de la misma agencia (Octagon) que debutó justamente en el último partido de la fase regular y luego, durante los playoffs, tuvo algunos ingresos (aunque acotados: nunca jugó más de 9 minutos). Ese antecedente, muy curioso en la NBA, despierta ilusión, pese a la diferencia de ritmo entre aquel Bryant y el actual Vildoza.
Los reclutadores internacionales de los Bucks, según supo Infobae, llevan años armando informes sobre Vildoza, desde antes del Mundial 2019, y Milwaukee siente que este era el momento de probar a Luca. “Consideran que es un talento y ellos quieren tener un equipo muy largo con opciones que complementen a Giannis. Hoy el equipo gira todo en torno a él, está bien armado pero tal vez piensan que Vildoza tiene para darle, a partir de una mayor magia y creatividad de los armadores que tiene, conociendo el tiro que tiene también. Piensan justamente en eso, en tener un creador más en la cancha y alguien que pueda tirar cuando esté abierto. También es verdad que, por cómo es el contrato, los Bucks no pierden nada. Ninguno de los dos diría. Luca, por un lado, tiene una chance más, aunque no sea tan importante. Y Milwaukee puede ver de cerca a un talento que le llama la atención”, comenta una fuente que conoce la franquicia.
Parecería, entonces, que la mayor chance para Luca se dará en la pretemporada que viene, como le pasó en NY. Aquella vez, tras ir a Tokio, no llegó bien y sólo pudo jugar un amistoso. “Sí, a los Bucks va a una especie de prueba, con pocas certezas. Pero a su favor tiene que en Milwaukee y en la NBA, Luca está muy bien considerado, más que en Europa y hasta te diría más que lo valoraban a Facundo (Campazzo) antes de jugar en Denver. A su juego lo ven muy NBA”, le aseguraron a Infobae desde el círculo íntimo del jugador.
Por último, también analiza la complejidad que esta competencia tiene a la hora de analizar movimientos. “Es rara la NBA y hay cosas que no se entienden desde una visión más latina. Fijate lo que ha sucedido con Campazzo, que pasó de tener grandes partidos a no jugar. O lo de Deck, que fue sacado del Real pagando una cláusula de rescisión importante y luego casi no tuvo chances de jugar, perdiéndolo con su regreso a España. Y si te fijás a quiénes apuesta ese equipo (Oklahoma City) ves que son chicos inferiores hoy a Tortuga, pero que tal vez en años sean estrellas. Hay muchos equipos que siguen ese camino, el que transitaron los Bucks con Giannis, por ejemplo. El griego llegó hace ocho años siendo un pibe, con 18, todo un proyecto, y hace dos que es el jugador más determinante de la NBA. Aquel caso rompió el mercado y hoy se lo llama el NBA Process”, comentó un scout que conoce cómo piensan y actúan hoy varias de las franquicias.
Por lo pronto, hoy se festeja que otro argentino tenga una nueva chance. Oportunidades que no abundan. Ahora dependerá de Vildoza aprovecharse y ganarse un lugar entre los que juegan cada noche como para que valga la pena esta nueva apuesta que hace por volver a la elite.
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