En la previa del Gran Premio de Australia, las autoridades de la Fórmula 1 les recordaron a los pilotos algunas reglamentaciones vinculadas a la vestimenta que al parecer no se han respetado en las últimas carreras. Esto generó el malestar de algunas figuras de la categoría, como Pierre Gasly, quien no dudó en contestar.
En declaraciones publicadas por el sitio especializado Motorsport, el francés ironizó sobre lo sucedido e invitó al director de carrera, Niels Wittich, a revisar uno por uno la indumentaria de los corredores. Es que fue justamente él quien dio la orden de insistir con la ropa reglamentaria establecida por el Apéndice L del Código Deportivo Internacional de la FIA.
“No voy a comentar nada al respecto”, señaló Gasly en un primer momento, pero luego se soltó: “Si quieren revisar mi culo, siéntanse libres, no tengo nada que ocultar. Mi pene, todo. Si eso les hace felices, siéntanse libres”. Pero no fue el único que se molestó con lo ocurrido.
Lewis Hamilton también se enfadó: “Ha sido la reunión informativa para pilotos más larga de mi vida”, y continuó: “Además, nadie en el briefing de pilotos llevaba mascarillas. Algunos de los pilotos sí, pero la mayoría de la FIA no, lo que me resultó incómodo”. El siete veces campeón de la Fórmula 1 valoró de innecesario el detalle de controlar cierta ropa: “Y luego no entiendo muy bien las cosas pequeñas que están recogiendo, como la ropa interior. ¿Realmente estamos hablando de ese tipo de cosas? Pero seguimos adelante”.
La gran controversia se suscitó porque la FIA hizo hincapié en la utilización de ropa interior ignífuga que proteja a los propios pilotos. “Obviamente usamos las calzas, si quieres llamarlo así, pero no tenemos ropa i nterior que sea a prueba de fuego, así que fue más bien una sorpresa, nunca había oído hablar de ella”, apuntó Daniel Ricciardo, quien no se mostró demasiado entusiasmado con esta idea: “Si nos ayuda a mantenernos un poco más seguros en esas situaciones, entonces por supuesto que invertiré en algunas. Pero no creo que los hagan”.
El 29 de noviembre pasado la Fórmula 1 vivió su último grave incidente vinculado con el fuego cuando el francés Romain Grosjean perdió el control de su Haas, se despistó e impactó contra el guardarrail. Producto del impacto, su monoplaza se partió en dos y se incendió, provocándole quemaduras en sus manos por las que debió ser operado. Poco tiempo después del episodio, el propio piloto contó que pensó lo peor cuando vio que no podía salir con facilidad del vehículo en llamas y la imagen de lo uno de los grandes corredores de la F1 vino a su mente: “Pensé en Niki Lauda, juré que yo no iba a terminar así, era imposible, mi última carrera no puede ser así. Me volví a sentar, vi la muerte y pensé que eso era todo, que iba a morir. Mi cuerpo se relajó en ese momento, aceptó su destino, me preguntaba por qué lado me empezaría a quemar, si sería doloroso”, dijo y comparó su vivencia con lo que le sucedió al mítico corredor de Austria en el Gran Premio de Alemania de 1976 cuando sufrió un impactante accidente y su auto se incendió por completo.
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