El inicio de temporada de Lewis Hamilton confunde a todos los fanáticos de la Fórmula 1. El siete veces campeón del mundo y segundo el año pasado detrás de Max Verstappen, terminó el Gran Premio de Arabia Saudita en un humilde décimo lugar, después de luchar durante todo el fin de semana frente a los constantes contratiempos que lo hicieron comenzar la carrera en la 15° posición.
El británico, que tuvo una de las peores calificaciones de su amplia trayectoria, hizo un buen progreso en el inicio para subir al décimo puesto al comienzo de la vuelta 14, y luego saltar al séptimo cuando Mercedes lo mantuvo en la pista con neumáticos viejos después del instante en el que Nicholas Latifi tuvo su accidente. Lewis superó a Kevin Magnussen para plantarse en el sexto lugar y las sensaciones de la escudería alemana iban de menor a mayor contra todos los pronósticos.
Pero cuando el coche de seguridad ingresó con 14 vueltas para el final, a Hamilton se le negó una parada en busca de gomas nuevas. Cuando se reabrió el pit lane, al subcampeón se le permitió detenerse, pero retrocedió seis lugares hasta el 12 antes de pasar a Alexander Albon y luego a Lance Stroll para llevarse el 10° final.
Hamilton ya había rescatado un sorprendente tercer lugar en la apertura de la temporada en Bahrein a pesar de los “problemas con el auto” después de que Max Verstappen y Sergio Pérez se vieran obligados a retirarse. “No ha cambiado mucho desde la última carrera. Sólo han pasado unos días”, explicó el británico buscando justificar el décimo puesto. Y agregó: “Lo que sé es que hoy no pude seguir el ritmo del Haas al final. El poder que tienen, me pasaron con mucha velocidad cuando adelanté a Magnussen al principio de la carrera”.
En forma de autocrítica, miró hacia adelante en el calendario con las esperanzas de realizar mejores desempeños. “Tenemos mucho trabajo por hacer, pero sé que tenemos un gran equipo y mantendremos la cabeza gacha e intentaremos mejorar”, declaró el piloto. Sobre el problema de competir cuarenta y ocho horas después de que un misil amenazara con cancelar la segunda ronda de la nueva temporada de Fórmula 1, Hamilton pidió un deseo frente a los micrófonos: “Quiero irme a casa”.
La cámara del Mercedes W13 que utilizó Lewis captó el momento en el que el conductor se bajó el auto una vez finalizada la carrera y permitió observar cómo apoyó sus manos sobre las rodillas en señal de cansancio y decepción. El nacido en Stevenage todavía no se acostumbró al nuevo prototipo y espera recuperar la confianza con miras al GP de Australia que se llevará a cabo el próximo 10 de abril.
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