Este miércoles la Policía francesa detuvo a Romain Bouvier, el tercer sospechoso del asesinato del ex integrante de la selección argentina de rugby Federico Martín Aramburu. El hombre de 31 años compareció ante un juez este viernes y quedó en prisión de manera preventiva por asesinato y posesión de armas.
Bouvier, de 30 años será investigado junto al otro detenido identificado como Loïk Le Priol, por haber sido uno de los supuestos tiradores que durante la madrugada del sábado atacaron al ex rugbier argentino en pleno boulevard Saint-Germain, una exclusiva zona de París. Bouvier y Le Priol, presuntamente, se habían trasladado en un jeep que conducía Lison, una joven de 24 años, quien también es acusada de “complicidad de asesinato” y ya fue puesta en prisión preventiva.
Me Antoine Vey, abogado de Bouvier, habló con la prensa francesa y contó que el único pedido que hicieron fue que su cliente quedara en una celda individual para poder “concentrarse, recordar los detalles y poner la cronología en su lugar”. A su vez, cuando fue la hora de comparecer, el acusado optó por no contestar las preguntas que le realizaron: “Por consejo de mi abogado, deseo ejercer mi derecho al silencio”.
No es la primera vez que este sujeto de 31 años tiene roces con la ley. El diario digital frances Mediapart detalló que él y Le Priol frecuentaron durante varios años un círculo que reunía a activistas del Frente Nacional de la Juventud y la GUD (Grupo de Defensa de la Unión), un sindicato de estudiantes de extrema derecha francés. En octubre de 2015, Le Priol, Bouvier, y otros tres miembros del GUD fueron acusados de golpear y humillar violentamente a un ex dirigente del sindicato, obligándolo a golpes a desnudarse.
Vale destacar que ambos debían comparecer ante los tribunales en junio por otra causa en la que están procesados por “violencia agravada” contra un expresidente del grupo de extrema derecha. A su vez, también había sido condenado en marzo de 2017 a tres meses de prisión, dos de los cuales fueron suspendidos por actos de violencia al salir de un establecimiento nocturno.
Pese a todos estos antecedentes, Vey describió a su cliente como un hombre inteligente y calmado: “Lo conocí en su juventud, era un joven recto y sereno. Asistía a concursos de elocuencia y adera más e bastante dotado”.
Las autoridades lograron dar con el sospechoso el miércoles pasado gracias a su tarjeta de crédito. Mientras era buscado por la Policía, utilizó el plástico en un hotel en Solesmes y luego en un cajero automático. Según los informes periodísticos, no se resistió a la detención: “Estaba sentado tranquilamente en un banco”, reveló el sitio L’Equipe.
El juez de instrucción de libertades y detención (JLD) del Palacio de Justicia de París decidió ponerlo en prisión preventiva, al igual que a los otros dos detenidos, sobre todo porque no pudieron incautarle armas al acusado. Esto provocaba que existiera “riesgo de reiteración” y de “perturbación del orden público”.
El sábado por la noche, en el puente del Alma y al volante de un Fiat 500, fue detenida Lison, una joven de 24 años estudiante de tercer año de nutrición. Los investigadores sostienen que era ella quien conducía el vehículo en el que viajaban los dos hombres que dispararon contra el medallista de bronce en el Mundial de rugby de 2007.
“Les dije a los muchachos que se fueran. No quería que sucediera así. Actué por instinto y por amor”, declaró la mujer, entre lágrimas, ante el juez. La acusada de “complicidad de asesinato” se encuentra encarcelada en la prisión preventiva de Versalles. “Les dije a los muchachos que no pelearan. Estoy tan enojada y triste por la víctima”, añadió. No obstante, fuentes judiciales manifestaron que se negó a brindar a los investigadores los códigos de acceso a su celular y su material informático.
Loïk Le Priol, por su parte, se encontraba en la ciudad fronteriza de Záhony, en un sector donde se cruzan las límites de Hungría, Eslovaquia y Ucrania. “El extranjero le dijo a la policía que tenía entrenamiento militar y que habría ido a Ucrania a pelear”, aseguró la policía húngara. El hombre fue detenido más de 72 horas después del suceso a unos 1800 kilómetros de esa ciudad francesa. A raíz de lo hallado en su auto fue “demandado por mal uso de un dispositivo que es particularmente peligroso para la seguridad pública”.
SEGUIR LEYENDO: