En los primeros días de 1982 se realizó el sorteo del Mundial de España, un torneo que quedó en la memoria de todos porque fue el primero que jugó Diego Armando Maradona con la selección argentina de César Luis Menotti, que venía de ganar su primer título hacía cuatro años. A pesar del estreno de Pelusa, los campeones reinantes defraudaron y no llegaron a instancias finales.
La Italia del goleador Paolo Rossi se coronó tras vencer en la final a Alemania Federal por 3-1 en el Santiago Bernabéu, uno de los 17 estadios que se utilizaron durante el certamen, en lo que fue el Mundial con mayor cantidad de sedes de todos los tiempos. Pero, más allá de lo futbolístico, y de otras historias de color que se dieron durante la competencia, el reloj marcó que el 16 de enero de ese mismo año se llevó a cabo el que para muchos fue el peor sorteo del que se tenga memoria.
Los españoles vivían una época de plena democracia. Ya sin rasgos del régimen dictatorial de Francisco Franco, que se extendió por más de cuatro décadas hasta 1977, hacía varios años se había iniciado el reinado de Juan Carlos I. Y fue justamente su pequeño hijo, el por entonces Príncipes de Asturias Felipe -tenía 13 años-, uno de las principales atracciones de una gala que se organizó en el Palacio de los Congresos de Madrid.
Los libros dicen que fueron más de 500 millones de personas las que siguieron por TV las imágenes de un sorteo que fue un caos total. Después de los discursos y menciones en el inicio del acto, la mesa principal del evento tenía a Pablo Porta (presidente de la Federación Española), al por entonces mandamás de la FIFA, el brasileño Joao Havelange y otras dos caras importantes: Hermann Neuberger (presidente del Comité Organizador) y la de Joseph Blatter, el en ese momento secretario general de la entidad que rige los destinos del fútbol en el mundo.
Uno de los hitos de aquella Copa del Mundo en territorio ibérico fue que, por primera vez, 24 selecciones conformaron el máximo certamen de fútbol masculino. Divididos en seis grupos de cuatro selecciones, el primer conflicto se generó con la elección del último cabeza de serie, otra de las renovadas medidas que adoptó la FIFA.
Hasta el día del sorteo, había cinco combinados nacionales que tenían asegurado su lugar: Italia, Alemania, Brasil, Argentina (por último campeón) y España (como país organizador) ya sabían que encabezarían las zonas. ¿Y el restante? A pesar de que otras selecciones como Bélgica (subcampeona de Europa) o Polonia (terminó tercera) llegaban a la edición número 12 del Mundial con mejor presente, la FIFA decidió a dedo que Inglaterra fuera el sexto cabeza de serie. ¿Las razones? Eran los únicos que, exceptuando los elegidos, habían sido campeones del mundo entre los clasificados (1966).
Con la distribución definida, la organización optó por usar los bombos de la Lotería española y a los jóvenes de San Ildefonso, una tradición que rodea los sorteos de Navidad y en los que los niños cantan los números que salen sorteados para el famoso Gordo navideño. Así pues, se había definido que iba a existir el criterio para que no se cruzaran las selecciones sudamericanas. Es por eso que en el Bombo 3, conformado por Bélgica, Escocia, Francia, Irlanda del Norte, Chile y Perú, estos dos últimos iban a introducirse en el bolillero una vez que se quitaran las primeras dos bolas que iban a estar destinadas al grupo de Argentina y Brasil, en ese orden.
Frente a este escenario, con las características del sorteo definidas antes que las bolas se pusieran a correr, ya desde el inicio hubo problemas. La primera bolilla en salir contenía la bandera belga y fue puesta en el Grupo 1. La segunda que apareció fue la de Escocia, que se agregó a la zona de Argentina. Pero cuando la tercera mini pelota Tango -las formas que tenían las bolillas- era llevada por uno de los jóvenes, al llegar al estrado donde estaban las autoridades, Blatter y el resto se dieron cuenta del error y tuvieron que explicar lo que había sucedido. “Este era el bombo de la polémica, ya lo habíamos anunciado”, dijo Mari Carmen Izquierdo durante la transmisión de TV sobre el bochorno que acababa de suceder.
Así, sin mediar nuevos sorteos de bolillas, en el viejo cartel electrónico se remendó la falla y el seleccionado argentino, cabeza de serie del Grupo III, apareció junto a Bélgica, mientras que en el VI se sumó a los escoceses con Brasil.
Luego de las demoras, que generaron silbidos y murmullos entre los aficionados presentes, se prosiguió con el sorteo. Hasta que otro contratiempo provocó caras largas entre los reyes que dominaban el fútbol en esa época. Mientras los bolilleros gigantes seguían su marcha, una de las pelotitas Tango quedó atascada -era la bola de Honduras- y se partió a la mitad. Cómo lo muestran las imágenes de la época, la transmisión oficial a cargo de la Televisión Española (TVE) intentó cambiar el plano hasta que se solucionó la falla.
Pero esa no fue la única vez que se rompió una bolilla. “Se paró la bola, se paró la bola que viene para el grupo de España”, volvieron a repetir en la TV cuando otra de las bolas quedó atascada y tuvieron que usar un palo de madera para retirarla de esos inmensos bolilleros.
Mientras uno de los encargados intentaba sacar el fragmento, varios de los jóvenes del colegio San Ildefonso no pudieron evitar reírse a carcajadas por otro de los errores que marcaron para siempre el sorteo del Mundial 82. Los caras de la FIFA, entre ellas la de Neuberger, no pudieron evitar la incomodidad frente a los recurrentes inconvenientes que sufrieron durante los casi 30 minutos que duró el sorteo mundialista.
“Perplejos sin saber qué hacer, alguien les ha dado una mano”, remató la comentarista de la televisión española sobre la definición de la bola que contenía el papel con la bandera de Austria, combinado europeo que viajó de manera imaginaria a la zona de Alemania Federal.
De esta manera, a pesar del sufrimiento, la Copa del Mundo 1982 completó su cuadro de la fase de grupos que quedó conformado de la siguiente manera: el Grupo I que se jugó en las sedes de Vigo y La Coruña estuvo compuesto por Italia, Polonia, Perú y Camerún; mientras que el II quedó conformado por Alemania Federal, Argelia, Chile y Austria (Gijón-Oviedo).
En el caso del Grupo III, los protagonistas fueron Argentina, Bélgica, Hungría y El Salvador (Alicante y Elche), seguidos por el IV con el polémico Inglaterra como cabeza de serie junto a Francia, Checoslovaquia y Kuwait (Bilbao-Valladolid). Ya en la zona V, participaron el local España acompañado por Honduras, Yugoslavia y El Salvador (Valencia-Zaragoza) y el VI quedó con Brasil, Unión Soviética, Escocia y Nueva Zelanda (Sevilla-Málaga).
En España 82 fue la última vez que se jugó con el formato de segunda fase, en la que los mejores dos de cada grupo clasificaron a una instancia en la que se armaron otras cuatro zonas de tres seleccionados, en las que los ganadores de dichos cruces pararon a las semifinales y posterior final del Mundial.
Hace 40 años, el mundo vio por primera vez a Maradona en una cita mundialista. También a la recordada Verdeamarela de Zico, Cerezo, Batista, Sócrates y otras glorias que no pudieron llegar a la final. Otro ícono del fútbol mundial como Karl-Heinz Rummenigge no pudo liderar a los alemanes a un nuevo título que fue para los italianos que irrumpieron de la mano de su goleador Paolo Rossi y con el genio de Dino Zoff en el arco.
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