A pesar de los logros deportivos y la figura que consolidó durante su etapa como pugilista profesional, los problemas familiares han aquejado a Julio César Chávez en los últimos años. Una de sus mayores preocupaciones en la actualidad es el estado de salud de su hijo mayor, quien recientemente fue internado en una clínica de rehabilitación contra adicciones. En ese sentido, el Gran Campeón Mexicano aseguró sentirse culpable por no poderlo ayudar.
Durante una charla en el podcast Un Round Más, Erik El Terrible Morales cuestionó al César del Boxeo sobre las fallas que ha cometido como padre. Al escuchar la respuesta, el originario de Ciudad Obregón, Sonora, aceptó haber cometido muchos errores en su juventud y, aunque destacó que tuvo grandes enseñanzas, negó que estas las haya podido transmitir a sus vástagos.
“Mi pasado no es nada grato, pero no me arrepiento de nada porque Dios me dio otra oportunidad de vida y eso me ha hecho ayudar a muchísima gente que tiene el mismo problema que yo. Lástima que no he podido ayudar a mi hijo todavía, pero para allá voy. Son experiencias de la vida que te dejan cosas difíciles pero cosas positivas también”, señaló en el espacio.
A ojos de diversos expertos y conocedores de la disciplina boxística, Julio César Chávez Carrasco se perfiló como uno de los mejores prospectos en el país. Desde su incursión en el ámbito profesional cosechó una envidiable racha de 46 victorias y un solo empate. Conoció la derrota por primera vez después de once años de carrera, en septiembre de 2015, contra Sergio Maravilla Martínez.
El talento de Chávez Carrasco fue reconocido por su padre, quien también se quitó la culpa a él mismo, así como a sus entrenadores, y señaló que el único culpable de su declive fue el propio Junior.
“Julio, mi hijo, al principio de su carrera todo era color de rosa porque era disciplinado, no tenía ninguna adicción. No es por que sea mi hijo, pero es un peleadorazo. Si tú ves pelear a Julio bien, en sus cinco sentidos, es un peleadorazo. No son los entrenadores, con todo respeto, es él. Mi hijo tiene un problema y hay que ayudarlo, pero todo va a estar bien, primero Dios”, señaló.
El problema ha sido señalado por otros conocedores que, incluso, llegaron a tener mayor contacto con Chávez Carrasco. Carlos Aguilar, excomentarista de Azteca Deportes, aseguró que debido al talento que demostró en sus primeros años, el hijo de la leyenda se convirtió en la principal apuesta de su televisora para hacerle frente a la competencia que en ese momento promocionaba a Saúl Canelo Álvarez.
Por el contrario, señaló el Zar, quien parecía tener talento para el deporte de los guantes no logró encontrar su mejor versión. En tanto, gracias a la disciplina que cultivó desde el principio, el tapatío logró fijarse y conseguir la meta de convertirse en el mejor libra por libra del mundo.
JC Chávez no quiso que sus hijos siguieran sus pasos
A pesar de la bonanza económica y el reconocimiento a nivel mundial que consolidó por su talento deportivo, Chávez González no quiso que sus hijos se colocaran los guantes de forma profesional. No obstante, la insistencia fue tal que terminó por ceder y apoyar su decisión.
“Cómo quitarle el sueño a un niño que toda la vida ha visto a su padre y quiere igualarlo. En un principio me opuse totalmente, pero cuando los hijos te lloran se te bajan los pantalones”, declaró.
A pesar de ello, ni el Junior ni Omar lograron igualar la prolífica trayectoria de su padre. En 18 años de trayectoria, el primogénito cuenta con un récord de 53-6-1 y ha sido campeón mundial en las 160 libras. Por su parte, el menor de los dos cuenta con un historial de 27-2-1, aunque no ha podido coronarse en el ámbito mundial.
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