El Chelsea podrá seguir compitiendo durante la presente temporada que finaliza en mayo próximo, pero sólo gracias a una licencia especial emitida por el gobierno inglés, que de todos modos limitó tanto sus movimientos económicos que tendrán una dramática consecuencia deportiva en un futuro cercano.
Estas medidas tomadas por el gobierno de Boris Johnson, justo en el día del 117 aniversario de la fundación del club de Stamford Bridge, se deben a que se considera que los movimientos económicos de su dueño, el ruso Roman Abramovich, tienen una estrecha relación con su compatriota, el mandatario Vladimir Putin, y que hasta podría estar involucrado con capitales en la fabricación de tanques para la guerra contra Ucrania.
Entre las consecuencias que acarrearán las medidas tomadas desde Downing Street 10 se encuentra la prohibición de vender el club (como ya tenía previsto su dueño, el ruso Román Abramovich), jugar a puertas cerradas como local (con la única presencia de los que compraron abonos anuales, que ni siquiera podrán estar en los partidos de Champions League), se limitarán radicalmente los gastos de traslado cuando deba jugar como visitante, y no podrá contratar ni pagar las cláusulas definitivas de préstamos de jugadores, lo que cambia absolutamente el panorama del actual campeón de Europa.
El gobierno de Boris Johnson tiene caracterizado a Abramovich como un “oligarca pro-Kremlin asociado con una persona que está o ha estado involucrada en la desestabilización de Ucrania y en el debilitamiento y la amenaza de la integridad territorial, la soberanía y la independencia de Ucrania a través de Vladimir Putin, con quien ha tenido una estrecha relación por décadas”.
“Esta relación -especifica Downing Street 10- ha incluido la obtención de un beneficio financiero o material por parte de Putin y del gobierno ruso, que incluye las exenciones fiscales recibidas por las empresas vinculadas a Abramovich como la compra y venta de acciones desde y hacia el Estado a tasas favorables y los contratos recibidos en el período previo a la Copa Mundial de la FIFA 2018″. De esta manera, también el gobierno del Reino Unido encuentra una manera de pasar factura por otro hecho que molestó hace doce años, cuando sorpresivamente, Rusia fue votada como sede del Mundial pasado e Inglaterra, una de sus principales rivales y considerada candidata principal para organizar ese torneo, quedó eliminada en la primera votación.
Según el documento del gobierno británico se da a entender que los negocios de Abranovich contribuyen a las hostilidades en la guerra entre Rusia y Ucrania a través de su participación en la empresa minera y de fabricación de acero Evraz PLC “que podría estar suministrando acero a los militares rusos para producir tanques”.
De esta forma, Abramovich tiene desde ahora sus activos congelados al no poder realizar ninguna clase de transferencias ni con personas ni con empresas del Reino Unido, ni tampoco visitar el país.
El empresario, que ya tenía dificultades financieras desde hace meses al estar siendo observados sus movimientos por el gobierno de Johnson, aunque todo se exacerbó desde el 24 de febrero con el inicio de la guerra, ya había tomado la decisión de vender al Chelsea el pasado 2 de marzo luego de casi 19 años a cargo de su propiedad, porque compró el club en 2003 por algo menos de 200 millones de euros. El problema es que ahora ya no puede beneficiase de esta venta al no estar en condiciones de quedarse con nada de lo recaudado (de todos modos, Abramovich había anticipado que el monto recaudado iba a ser donado a víctimas ucranianas de la guerra).
La única manera de que el Chelsea pueda ser vendido a otro particular será en el caso de que el gobierno británico otorgue una nueva licencia a tal efecto, pero siempre y cuando quede claro que el dinero no llegará a Abramovich, que de todos modos ya había dejado a la entidad “blue” a cargo de una fundación que administra la “Dama de Hierro” de su total confianza, Marina Granovskaia.
Entre los candidatos a adquirir el Chelsea (siempre que el gobierno inglés extienda una licencia especial que lo permita) se encuentran el turco Muhsin Bayrar, presidente del AB Group Holding, exitoso empresario de la construcción, que llegó a manifestar que “pronto ondeará la bandera turca en Londres”, el grupo petroquímico británico INEOS y el también empresario suizo Hansjörg Wyss, quien en 2012 vendió su organización, Synthes, a Johnson y Johnson por 18,2 mil millones de euros, aunque llegaría acompañado de otros seis o siete inversores pertenecientes a un consorcio estadounidense.
Al conocer las medidas tomadas por Johnson, el Chelsea emitió un comunicado con tono diplomático en el que sostiene que espera “poder entablar una conversación con el gobierno sobre el alcance de la licencia –que se extenderá hasta el 31 de mayo- y sus modificaciones para permitir que el club opere con la mayor normalidad posible”, mientras que la Premier League sostiene que trabajará “con el club y el gobierno para asegurar que la temporada se desarrolle según lo previsto y en línea con la intención gubernamental”.
Lo cierto es que si bien no desaparecerá y podrá competir en lo que queda de temporada y las siguientes debido a la licencia especial que recibirá, el Chelsea verá limitado dramáticamente su accionar desde ahora, aunque tiene suficientes chances de pasar a los cuartos de final de la Champions League luego de su triunfo 2-0 como local ante el Lille francés, se encuentra tercero en la Premier League, y en los cuartos de final de la Copa Inglesa.
Será difícil de entender cómo un club operado con altos niveles de ingresos y gastos podrá manejarse en la alta competencia con limitaciones como jugar a puertas cerradas como local (sólo se permitirá abonados anuales y para competencias locales porque en la Champions no podrá ingresar nadie a su estadio de Stamford Bridge, que tampoco podrá ser remodelado) y si bien se podrán seguir pagando salarios a jugadores, cuerpo técnico y dirigentes rentados o los gastos básicos como la seguridad o el catering, los fondos que reciba, que siempre serán por acuerdos previos al 10 de marzo (como derechos de televisión o acuerdos por transferencias de jugadores), estarán congelados por tiempo indefinido.
Esto no es todo, porque el gobierno estableció que los gastos “razonables” del plantel por cada viaje como visitante no podrán exceder los 20 mil euros, lo que limitará mucho el accionar del equipo, especialmente en los traslados de Champions League, y sí se permite erogar hasta 600 mil euros en seguridad relacionada a la organización de los partidos. Tampoco se podrá vender merchandising y la tienda del club en ese sentido deberá permanecer cerrada. Por si faltara poco, la empresa “Tres”, patrocinador de la camiseta, ya salió a manifestar que “estamos en conversaciones con el Chelsea y revisando nuestra posición”.
Con el problema de que en el próximo mercado de pases, el Chelsea no podrá contratar jugadores, se teme una espantada general de varios de los actuales componentes del plantel, como César Azpillicueta, su capitán, que ya se descuenta que jugará en el Fútbol Club Barcelona, (se rumorea que el acuerdo entre las partes es total), y al que podría sumarse el marcador central danés Andreas Christensen, mientras que otro de los centrales, el alemán Tomas Rüdiger, iría al Real Madrid y hasta se cree que podría emigrar nuevamente su goleador belga Romelu Lukaku, quien ya manifestara sus disidencias con el método de trabajo y el sistema táctico utilizado por el entrenador alemán Tomas Tuchel, a quien seguramente tampoco le faltarán ofertas. Por su parte, el español Saúl Ñíguez deberá regresar al Atlético de Madrid debido a que el Chelsea no podrá pagar la opción de su préstamo.
El gobierno británico sostuvo que Abramovich es “uno de los siete oligarcas rusos” que tuvieron “una congelación total de activos” y la prohibición de pisar el suelo del Reino Unido “por tratarse de personas cuyos imperios empresariales, riqueza y conexiones están estrechamente relacionados con el Kremlin”.
“No puede haber refugios seguros para aquellos que han apoyado el despiadado asalto de Putin a Ucrania” y que las sanciones “son el último paso en el apoyo inquebrantable del Reino Unido al pueblo ucraniano”, mientras que advirtió que “seremos implacables a la hora de perseguir a quienes permiten la matanza de civiles, la destrucción de hospitales y la ocupación ilegal de países aliados soberanos”.
Por si fuera poco, el Chelsea podría sufrir a fines de la temporada un descuento de nueve puntos en la Premier League.
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