México y Puerto Rico han entablado una de las rivalidades más encarnizadas en la historia del boxeo. Ambos países sostuvieron una de las batallas más recordadas en los guantes de Julio César Chávez y Héctor Camacho. El paso del mexicano ya era ampliamente reconocido en el mundo deportivo. Sin embargo, el récord del boricua, sus cualidades y el hecho de nunca haber tocado la lona, generaron gran expectativa en torno a su trayectoria.
El 24 de mayo de 1962, la Isla del Encanto vio nacer, en la región de Bayamón, a una de sus más grandes figuras en el pugilismo. Héctor Luis Camacho Matías. El sobrenombre de Macho lo acompañó desde antes de incursionar en el deporte de los guantes, pues su padre lo llamó de esa manera por ser el menor de sus cinco hijas e hijos. A temprana edad siguió la ruta de varios connacionales y su familia emigró a Nueva York donde continuó sus estudios.
Fue en Estados Unidos cuando tuvo su primer contacto con los guantes. Antes de la adolescencia, Héctor se involucró en la práctica de karate y boxeo. Sin embargo, su indisciplina, así como el contexto de violencia que imperaba en las calles neoyorquinas lo orillaron a utilizar sus técnicas de contacto en diversas peleas callejeras. Como resultado, fue arrestado a los 15 años por su participación en uno de los episodios.
Al salir, optó por dedicarse a la disciplina boxística con un amplio reconocimiento de sus cualidades en la calle. Como amateur cosechó una de las mejores trayectorias entre los atletas de su país, pues se hizo de tres campeonatos de Guantes de Oro, así como un campeonato en las 112 y las 119 libras. Su buen paso lo catapultó al ámbito profesional apenas cumplió los 18 años.
El 12 de septiembre de 1980, en el Felt Forum de la Ciudad de Nueva York, realizó su debut ante el estadounidense David Brown. El resultado a lo largo de cuatro rounds le fue favorable por la vía de la decisión. A partir de ese momento, Camacho construyó una sólida trayectoria, su polémica personalidad dentro y fuera del ring, así como el peculiar rasgo de nunca haber tocado la lona.
El Macho contaba con todos los elementos necesarios para conseguir renombre en los ensogados. Aderezó todas y cada una de sus peleas con polémicas, atrevidas y amenazantes declaraciones a sus rivales en las ruedas de prensa. Aunque Julio César Chávez llegó a catalogarlo como uno de sus rivales más “habladores”, Héctor Camacho sabía cómo respaldar sus palabras arriba del ring.
El protagonismo del boricua en la tarima recayó en su coraje, osadía y fuerza para la ejecución de sus combinaciones. No obstante, también supo valerse de su velocidad, habilidad y buen manejo de la cintura para escabullirse y eludir a los mejores noqueadores que buscaron derribarlo. El Macho nunca perdió ninguna de sus peleas por la vía del nocaut.
Seis fueron los personajes que lograron vencerlo en las tarjetas, entre ellos figuran Julio César Chávez y Óscar de la Hoya. Al Gran Campeón Mexicano y al Golden Boy buscó arrebatarles el campeonato avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), pero no lo consiguió. A pesar de ello se consagró como monarca del orbe en las categorías de súper pluma, ligero y súper ligero.
En su trayectoria también logró darle la vuelta a reconocidos boxeadores de la talla de Edwin Rosario, Felix Trinidad, Roberto Manos de Piedra Durán en dos ocasiones y el propio Sugar Ray Leonard. Al término de su carrera profesional consolidó un historial de 79 victorias, con 38 nocauts; seis derrotas, todas ellas por la decisión; así como tres empates.
En el ocaso de su trayectoria y los pocos años que vivió en el retiro, las drogas y los conflictos nublaron su peculiar personalidad. En un par de ocasiones pisó la cárcel, la primera vez por haber intentado robar una tienda de artículos electrónicas y portar éxtasis, la última fue por una acusación de maltrato infantil contra uno de sus hijos. Pese a ello, el Macho logró rehabilitarse y volvió al ojo público gracias a programas de televisión.
El 20 de noviembre de 2012, el Macho y su amigo de la infancia Adrián Mojica fueron víctimas de un ataque directo. Una de las balas percutidas desde una camioneta Jeep atravesó su mandíbula y dañó su quinta y sexta vértebra, así como la arteria carótida. La lesión lo mantuvo en hospitalización durante cuatro días, aunque su diagnóstico no era alentador.
El Macho perdió la batalla el 24 de noviembre de 2012. Después de diez años, las autoridades reportaron la captura de los posibles perpetradores de su asesinato en Bayamón, Puerto Rico.
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