Cuando Rusia comenzó su ataque contra Ucrania, Andrii Scherba y Andrei Pogrebniak se encontraban en Egipto participando de una competencia de esgrima. Desde allí seguían las noticias con preocupación y pactaron entonces negarse a luchar contra un contrincante ruso si el fixture así lo decidía, como finalmente ocurrió. Ellos dos y el resto del equipo tomaron la decisión y en lugar de disputar el duelo eligieron mostrar un cartel en donde reclamaban por la paz. Diez días después, los esgrimistas están en Kiev, una de las zonas más peligrosas del planeta, y desde allí contaron cómo es su situación.
Cuando terminó la participación de Ucrania en el Mundial de Esgrima 2022, el equipo se dividió entre quienes aceptaron los asilos de países como Polonia y quienes eligieron regresar a Kiev para reunirse con sus familias y ayudar a sus compatriotas. Este fue el caso de Scherba, quien en diálogo con Sportsmail dio detalles de cómo es vivir en medio de la guerra.
“Quería alistarme en el ejército o en la unidad de defensa territorial, pero me negaron. Me dijeron que ya había suficiente gente y que solo se buscaban reclutas con experiencia militar. Así que ahora soy voluntario, llevo medicinas a los lugares menos accesibles y ayudo con la recaudación de fondos y equipo para el ejército”, contó en declaraciones publicadas por el portal británico.
Mientras su hermano menor sí ha tomado las armas y pasa sus días en un puesto de control, él aprovecha la farmacia en la que trabaja su madre para tomar cada mañana la mayor cantidad de medicamentos posibles y llevarlos a zonas que han quedado más aisladas. “Hay una grave escasez de medicamentos. Es peligroso entregar, a menudo hay una sirena de evacuación y estás en el camino y no hay refugio cerca”.
Mientras las bombas enemigas explotan cada vez más cerca, Scherba asegura que pese a la desesperación, el espíritu de los ucranianos se mantiene fuerte: “Creo que si los rusos atacan la ciudad, todos participaremos en la defensa, no abandonaremos nuestra ciudad”. En este sentido, señaló: “Es muy doloroso ver a las familias en las estaciones de tren y aeropuertos tratando de salvar a sus hijos y saliendo al extranjero. Mucha gente está asustada y no está segura de que llegue el mañana. Pero quiero decirles que cuando regresé a casa, vi que nuestra gente cree en el ejército y en el presidente y no va a renunciar a su país. ¿Por qué debo dejarla si es nuestra tierra, mi patria? Además, nuestra gente está tan lista para luchar”.
Por su parte, el esgrimista Andrei Pogrebniak consiguió las donaciones necesarias para instalar una panadería que hornea 4.500 panes por día. Fueron cinco hornos enormes los que consigiuió, según sus publicaciones en Facebook, a través de las cuales muestra qué hace con el dinero que consigue por la solidaridad del resto del mundo.
De esta manera, él y otro grupo de personas han montado un establecimiento que funciona de 13:00 a 15:00 todos los días en el terraplén junto al río Dniéper. Allí, cualquier ciudadano puede acercarse a buscar un trozo de pan: “‘¡Ven y toma pan gratis, ven, no seas tímido, todos (necesitan) ayuda!” escribió Pogrebniak en sus redes sociales.
Con respecto a la inviasión a Ucrania, el ejército ruso anunció este lunes por la mañana la suspensión temporal de ataques en algunas zonas “con fines humanitarios” y la apertura de corredores humanitarios para evacuar a civiles de Kiev, Kharkiv, del puerto sitiado de Mariúpol y de la localidad de Sumy, cerca de la frontera rusa.
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