La Unión Soviética fue una potencia histórica en básquet. La única que pudo hacerle frente al poderío estadounidense, a un semillero histórico de jugadores que logró otra dimensión, ya como imperio, al desarrollar sus ligas profesionales, sobre todo la NBA. De hecho, la URSS le arrebató dos medallas de oro en el torneo más importante del deporte, los Juegos Olímpicos. Primero, en Münich 72, en plena Guerra Fría. Fue de forma agónica, con el recordado doble de Alexander Belov, tras dos repeticiones fallidas para disputar los últimos tres segundos. Algunos hablaron de milagro, otros del robo del siglo, lo cierto es que los rusos se llevaron el oro. Una hazaña que repitieron en Seúl 88, un golpe que hizo que Estados Unidos dejara de participar con los mejores jugadores universitarios y decidiera empezar a jugar con sus estrellas NBA. Entre uno y otro Juego Olímpico, la URSS vivió un proceso político y social gigantesco, impactante, que terminó con su disolución, generando la independencia de 15 repúblicas.
La de Ucrania llegó el 24 de agosto de 1991 y desde ese momento comenzó a participar en torneos internacionales. Hasta hoy lleva 28 de mayores masculinos y 26 femeninos, siendo su mejor resultado un oro en un Europeo de mujeres. Si bien en materia de jugadores no es un cantera tan prolífica como otras de la región, han salido varios NBA (nueve en total), comenzando por el famoso Alexander Volkov, uno de los primeros internacionales que rompió el hielo con su llegada en 1989, cuando todavía representaba a la URSS. Vitaly Potapenko, un ala pivote de 2m08, fue el siguiente, en 1996 y permaneció durante 11 años, con buenas aportación en varios equipos, en especial en Boston. Luego llegó su mejor exponente o al que mejor le fue: Andrei Medvedenko, un ala pivote de 2m08 que jugó siete temporadas, seis de ellas en los Lakers, con Kobe Bryant y Shaq O’Neal, siendo bicampeón NBA entre 2000 y 2001. En su mejor campaña, saliendo del banco, promedió 8.3 puntos y 5 rebotes, en la 2003/2004. Después arribaron Kyrilo Fesenko (pivote de 2m16) y Oleksy Pecherov (pivote de 2m13), ambos en 2007 y casi de presencia testimonial. Casi lo mismo pasó con Kravtsov (pivote de 2m12) y Bolomboy (ala pivote de 2m06). En 2013 le tocó el turno a Alex (verdadero nombre es Oleksyv) Len, un centro de 2m013 que fue elegido N° 5 en el draft 2014, pero luego dio mucho menos de lo esperado. Hoy sigue en la NBA, en Sacramento, con promedios de 6.1 puntos y 4.5 rebotes. El otro que sigue en la actualidad es Svi Mykhailiuk, el único perimetral ucraniano en llegar a la mejor competencia del mundo. Un alero de 2m01 que llegó en 2018 y ya juega en su cuarto equipo. Hoy, en los Raptors, promedia 5.2 puntos y 2 rebotes en 15 minutos.
Una realidad totalmente distinta a la que se vive en su país, donde el básquet –y el deporte- pasó a un segundo plano. La invasión de Rusia ha generado un caos de muerte y desolación del que nadie puede salvarse. A la pérdida de vida humanas, lo más importante, se suma la destrucción de ciudades. Y de edificios históricos, icónicos. Como en la mañana del jueves sucedió con el famoso complejo Avangard, sede de una de las academias de básquet más prestigiosas del país. El recinto polideportivo de Kiev está situado cerca de la torre de televisión, que fue atacada por bombas rusas y esto afectó al estadio y sus canchas aledañas. Es impactante ver una foto de hace semanas y la nueva. Pisos, techos y ventanas destruidas, con apenas los aros en pie –aunque torcidos-. Una imagen, mucha tristeza.
La Federación ucraniana confirmó la noticia. Allí, en Avangard, muchos jugadores importantes se han formado y, hasta la invasión rusa, esta escuela mantenía a numerosos jóvenes en edad infantil y juvenil que se entrenaban y disputaban sus encuentros. Se trata de la mayor cantera del país, de donde han salido figuras, algunas de las cuales se encuentran en distintos lugares del mundo. Nikita Konstantynovskyi, pivote de la Universidad de Tulsa, en la NCAA, se refirió con dolor a la destrucción del lugar que solía frecuentar, donde se formó, en Kiev. “El complejo Avangard donde jugué al básquet durante gran parte de mi vida fue destruido esta mañana”, escribió en Twitter quien llegó a USA en 2019 para jugar en el básquet colegial.
Por lo pronto, la selección del país jugó el 24 de febrero, horas después de la invasión. Fue un partido por la clasificación al Mundial 2023, ante España, en Córdoba. Durante el himno se pudieron ver lágrimas e inscripciones de No War en el cuerpo de algunos de los jugadores. “Ha sido un partido muy difícil para nosotros y para toda Ucrania. Es muy complicado jugar en esta situación, por lo que está pasando en nuestra casa. Hemos intentado hacerlo lo mejor posible, pero todos estábamos pensando en nuestras familias. Son días muy locos para nosotros”, aseguró Artem Pustovyi, el pivote que se pintó la leyenda (No a la Guerra) en su cara. Desde ahí, la delegación se fue a Madrid y se alojó en un hotel, todo costeado por la Federación española, ya que las cuentas de la federación ucraniana estaban bloqueadas. Desde allí se mudó a Estonia hasta ver cómo sigue el conflicto, aunque por ahora el proceso de selecciones sigue.
Por lo pronto, todas las competencias internacionales han excluido a los equipos rusos y la mayoría de los jugadores extranjeros están dejando los clubes. Además, la FIBA retiró la candidatura de Rusia para organizar el Eurobasket 2025. Eso sí, lo que no cesa por ahora es la avanzada bélica en Ucrania y el sufrimiento de un pueblo, que observa ver la muerte pasar por delante y sufre por cómo sus hogares y lugares más queridos son destruidos por el ataque.
SEGUIR LEYENDO: