La última semana de febrero culminó con una convulsión en el circuito, movimientos llamativos en el ránking y un cambio del orden establecido, consolidado, en el tenis mundial, con la irrupción a la cima del ruso Daniil Medvedev y la caída del serbio Novak Djokovic.
Nada es como se esperaba en el tour. Medvedev se instala en las alturas, Rafael Nadal renace firme, Djokovic decae y Roger Federer bajó hasta el puesto 27 tras su lesión en la rodilla. La sociedad se asienta en una nueva normalidad condicionada y el tenis se agita.
El empeño de Novak Djokovic por hacer frente a la vacunación y desafiar a las normas le ha costado el número uno. De momento, y mientras la vida transcurra por la situación actual, su calendario está en manos de los requisitos sanitarios. Ya no es suficiente con un pasaporte o un visado para acceder a un país. Ahora, en el papeleo están incluidas ciertas exigencias médicas.
El panorama competitivo del serbio está en el aire. Más al amparo de la improvisación que de la planificación a largo plazo. En función del desarrollo de la pandemia y sus requerimientos. Así ha sido desde el inicio del 2022. El pulso con la organización del Abierto de Australia y las autoridades del país pospusieron el inicio del curso del tenista de Belgrado.
El balcánico no entró en acción hasta hace una semana. Demasiado terreno perdido. Demasiada ventaja para sus rivales. La pérdida del número uno era cuestión de tiempo para Novak Djokovic desde que Medvedev se plantó en la final del primer Grand Slam del curso. Las cuentas ya no le salían a Nole, ahora a contracorriente.
Echó a andar en la temporada en el torneo de Dubai, donde no es obligatoria la vacuna y donde es suficiente con un test negativo tres días antes. La cima del ránking estaba entre Emiratos Árabes y Acapulco, donde participó Medvedev, al que le bastaba con hacer el mismo papel que el serbio. Contra pronóstico, Djokovic cayó en cuartos de final ante el checo Jiri Vesely, un jugador procedente de la fase previa, sin excesivos méritos en su recorrido y con un inicio de temporada gris. Ahí se dejó el número uno.
Medvedev llegó a semifinales en México. Aunque no iba a ser oficial hasta este lunes, con la publicación de la lista de cada semana, el ruso estrenó su nueva condición ante Rafael Nadal en busca de la final de Acapulco. Y perdió. La irrupción al primer lugar del ránking del jugador moscovita supone un cambio de orden en el tenis.
El tercer ruso en ser número uno del mundo tras Yevyeny Kafelnikov en 1999 y Marat Safin en el 2000 acabó con un reinado que parecía eterno, incombustible. Nadie ha estado más tiempo en la cima que Djokovic, dominador durante 361 semanas, 86 de ellas de forma consecutiva. Desde el 3 de febrero del 2020 ha sido inamovible su estancia en el primer puesto, al que llegó por primera vez el 4 de julio del 2011.
Medvedev, el vigésimo séptimo jugador en la historia en alcanzar el número uno del tenis mundial, acaba así con el significativo dominio impuesto durante casi dos décadas por el conocido como Big Four formado por Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray, desplazado por las lesiones del absolutismo marcado por esta camada irrepetible.
Fue un 1 de febrero del 2004, cuando el estadounidense Andy Roddick escaló a la cima, la última ocasión en la que hubo un número uno del tenis que no fuera uno de estos cuatro tenistas que han alternado su estancia en el trono. Dieciocho años después Medvedev rompe el orden establecido e impone su dominio como recompensa a una evolución notable marcada por trece títulos, entre ellos un Grand Slam, el Abierto de Estados Unidos del pasado año que arrebató a Djokovic.
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(Con información de EFE)