De un sueño cumplido a una pesadilla. Así ha sido el caso de Paola Schietekat, una economista mexicana que podría recibir una sentencia de 7 años de prisión y 100 latigazos por denunciar una agresión física que vivió en Qatar el año pasado, mientras trabajaba en el Comité encargado de organizar la Copa Mundial de Fútbol 2022.
Paola Schietekat Sedas tiene 27 años. Obtuvo una formación académica en Relaciones Internacionales, Ciencias de la Conducta, Antropología y Políticas Públicas en las universidades de Kuwait y Oxford. Finalmente, recibió una oferta para laborar como economista conductual en el Comité Organizador del Mundial en Qatar, un trabajo de “sueño”, refirió Paola.
El Estado de Qatar es uno de los seis países árabes que conforman el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). De acuerdo a la legislación qatarí, algunas conductas son castigadas severamente bajo el código religioso (Sharia).
A pesar de que en 2020 Qatar eliminó ciertas medidas del sistema de kafala (un modo de empleo en el que el trabajador no puede cambiar de trabajo ni abandonar el país sin permiso de su empleador), aún mantiene ciertas prácticas en las que las mujeres tienen prohibido, entre otras cosas, trabajar en varios puestos del gobierno, recibir servicios de salud sexual y reproductiva, así como aplicar para una beca del gobierno sin el previo permiso de un familiar hombre.
Por lo anterior, si una mujer tiene relaciones fuera del matrimonio puede ser acreedora a una sanción y ser castigada con hasta 10 años de cárcel, pues las autoridades qataríes lo califican como un delito (conocido como Zina).
Bajo ese contexto, Paola fue señalada de mantener relaciones extramaritales ya que su agresor aseguró que era su novia.
La noche del 6 de junio
Paola se encontraba en su departamento en Doha, lugar donde laboraba como economista conductual. Un hombre originario de Colombia -al que dice haber conocido anteriormente- irrumpió en el inmueble donde se hospedaba en la noche del 6 de junio de 2021.
Luego de unos breves forcejeos, Paola terminó en el piso, pues recuerda que la fuerza de su agresor sobrepasaba la suya. Después de un par de horas, se percató que tenía lesiones en varias partes de su cuerpo: moretones en el brazo izquierdo, el hombro y la espalda.
De manera inmediata le contó lo sucedido a su madre y a un colega del trabajo. Decidida, Paola se tomó fotografías de sus lesiones para documentar la agresión, con la intención de presentar una denuncia y que hubiera consecuencias al respecto.
Consternada por el episodio que acababa de vivir, Paola decidió pasar esa noche en un hotel, en caso de que su agresor volviera a buscarla.
Al día siguiente, obtuvo un certificado médico y se presentó con la policía en compañía del cónsul de México en Qatar, Luis Ancona. A pesar de que su conocimiento del árabe era limitado, relató lo que sucedió en la noche del 6 de julio.
Tras escuchar a Paola, las autoridades policiales le preguntaron si quería una orden de alejamiento, no hacer nada o ir hasta las últimas consecuencias. El cónsul le recomendó la última opción (sin conocimiento previo de la ley qatarí y sin buscar asesoría legal primero, recuerda Schietekat). La economista de 27 años firmó la declaración (en árabe) y proporcionó los datos correspondientes de su agresor.
Sin embargo, ese mismo día, a las 21:00 horas aproximadamente, Paola recibió una llamada telefónica en la que le solicitaban de manera urgente que se presentara en la estación de policía; de lo contrario, le dijeron, su denuncia iba a ser descartada.
Aunque dudó por un momento, Paola tomó un taxi y acudió a la estación sola, donde los policías y su agresor la esperaban.
De víctima a acusada
En un interrogatorio en árabe de 3 horas, Paola pasó de ser víctima a acusada. Las autoridades policiales le solicitaron revisar su celular, además le exigieron una prueba de virginidad, pues su agresor había asegurado que Paola era su novia.
A partir de ese momento todo cambió para Paola. En Qatar, el hecho de tener una relación extramarital (Zina) es sentenciado con hasta diez años de cárcel y, en algunos casos, como parte de la sanción, se le suman cien latigazos.
Por lo anterior, la policía refirió el caso a la Fiscalía pública, donde Paola por fin tuvo un traductor. Finalmente, para no ir presa, tuvo que entregar su teléfono desbloqueado a las autoridades qataríes.
Gracias al Supreme Committee y a Humans Right Watch, la internacionalista pudo salir del país y regresar a México el 26 de junio de 2021. En cuanto a su caso, fue referido a la corte criminal. Cuando Paola recibió el expediente, se percató de que su agresor había sido absuelto del cargo de agresión, ya que “no había cámaras que apuntaran directamente a la puerta del departamento, así que no había forma de constatar que la agresión sucedió”.
Sin embargo, los cargos en su contra por tener una supuesta relación fuera del matrimonio no se habían retirado, por lo que se le impidió volver a Qatar. Su abogada y la representación legal de ambas partes le ofrecieron una solución para que cerrara el caso de una vez por todas: casarse con su agresor.
¿Apoyo de la Embajada de México?
Paola apunta en el mismo documento en el que explicó su situación (al que tituló “Un mundo que parece odiar a las mujeres”), que el Servicio Exterior Mexicano no aplicó en ningún momento un protocolo de protección a víctimas de violencia con perspectiva de género, a pesar de que la ONU Mujeres y la Secretaría de Relaciones Exteriores del gobierno de México desarrollaron en 2018 el “Protocolo de atención consular para personas víctimas de violencias basada en el género”.
Asimismo, la Embajada de México en Qatar tuvo conocimiento del caso desde el 7 de junio de 2021, ya que la madre de Paola envió un correo electrónico para notificarles sobre la situación de su hija.
Según un comunicado emitido por la SRE, Paola “estaba consciente” de las posibles implicaciones que conllevaría si su agresor argumentaba una “convivencia fuera del matrimonio” para atenuar la denuncia, lo que contradice la versión de Schietekat, pues el cónsul no asesoró a Paola de cómo su denuncia podría ser usada en su contra.
Además, en dicho documento se lee que Paola hablaba árabe fluido, otro de los puntos que no coincide con las declaraciones de Paola, quien señaló la “nula participación de la Embajada” para actuar en su defensa.
El 8 de junio de 2021, se le ofreció asesoría legal gratuita por parte de dos abogadas y Paola contrató los servicios de una de ellas. El 11 de diciembre, su abogada le notificó a su clienta que la Fiscalía la encontró “culpable” del delito de Zina, según la evidencia encontrada en los teléfonos celulares de las partes implicadas.
A principios de enero 2022, la abogada de Paola le informó que la primera audiencia se llevaría a cabo el 24 de enero. Para el 9 de febrero de 2022, a fin de evitar la ejecución de las sentencias, la abogada ratificó a la Embajada que los equipos defensores de ambos coacusados acordaron presentar un acta de matrimonio legalizada en la audiencia final, que estaba programada para el 14 de febrero.
Sin embargo, la audiencia fue aplazada al domingo 6 de marzo de 2022, ya que ni los coacusados ni sus abogados comparecieron ante la Corte por encontrarse fuera de Qatar; ese día se dictará la sentencia acordada en contra de Paola.
En tanto, el pasado viernes 18 de febrero, Paola se reunió con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, para negociar una intervención diplomática y que Paola pueda volver a Doha.
Por su parte, el canciller mexicano informó que el Consultor Jurídico de la SRE se haría cargo de la defensa de Paola y de que sus derechos como ciudadana mexicana sean respetados.
Tras la reunión, Paola Schietekat mencionó que no solamente era un logro para la resolución de su caso, sino también para el fortalecimiento de la SRE. “Presionar cuando se deba presionar es fundamental para el funcionamiento de la democracia”, apuntó.
En tanto, Paola no descarta volver a Qatar.
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