Antes de ser uno de los boxeadores más temidos del mundo, Mike Tyson era un muchacho rudo que se forjó en las calles de Brooklyn durante la década del 70. Allí solía juntarse con pandillas de la zona con las que cometía delitos menores, mientras su madre tenía que convivir con los disgustos que significaban criar a un niño tan problemático que a los 12 años ya había sido arrestado por la policía.
Poco se sabe de la infancia del ex campeón mundial, pero hace un tiempo, en el podcast HotBoxin contó que su madre “era cariñosa, pero un poco agresiva”. “Nunca tuvo una vida en común, nunca trabajó mucho. Realmente no tenía miedo de golpearte, golpearte con cualquier cosa, más o menos. Bebía mucho. Tenía muchos novios y esas cosas. A veces su novio venía y estaba borracho, les cortaba los bolsillos y robaba su dinero”, recordó.
Ahora, en diálogo con Club ShayShay, realizó una polémcia declaración sobre el fallecimiento de Lorna Smith, que tuvo lugar cuando él tenía tan solo 16 años: “Sabes, una de las mejores cosas que me ha pasado es que mi madre muera. Porque recuerdo que ella me cuidaba como un bebé. Nunca hubiera entrado a las peleas callejeras y de ninguna manera hubiera aprendido a ponerme de pie por mí mismo”.
Tyson profundizó un poco más sobre la relación que tenía con su madre: “Nunca vi a mi madre feliz conmigo y orgullosa de mí por hacer algo. Ella solo me conocía como un niño salvaje que corría por las calles y volvía a casa con ropa nueva que ella sabía que no pagué. Nunca tuve la oportunidad de hablar con ella o saber de ella”.
El ex púgil era un niño conflictivo. Entre los 9 y los 12 años se dedicaba a recorrer las veredas del barrio de Brownsville buscando problemas y para ese entonces su físico ya era mucho más grande que el de los jóvenes de su edad: “Me di cuenta que era más fuerte que el resto cuando los tipos más duros y los criminales del barrio querían estar conmigo. Me unían a sus pandillas. Siempre me decían ‘ve por él, sácale el reloj, o el bolso, esto o aquello’ y de eso se trataba”.
Así, antes de ser un luchador en el cuadrilátero, supo ser un luchador de la calle: “Siempre por dinero. Tenía tres o cuatro peleas por día”, contó sobre aquella etapa y agregó: “Esto era a los 9, 10 y 11 años. Esto era natural. Yo estaba hecho para eso, para pelear”, comentó en una entrevista realizada por Valuetainment en septiembre de 2021.
Por aquel entonces, junto a las pandillas de la zona Tyson robaba a los peatones pero a veces también casas, hasta que un día fue detenido y su vida cambió: “Estaba en una especie de correccional y estábamos viendo la película The Greatest (la biografía de Muhammad Ali), era el año 77 o 78 y cuando se encendieron las luces apareció Muhammad Ali. Estaba allí. Por alguna razón dije: ‘Quiero ser como él’. De allí fui a otro lugar, para chicos más malos, en donde había un sujeto que hacía boxeo y me enseñó cómo boxear. Un día le rompí la nariz y se enojó. Su esposa no quería que boxee más. Así que me llevó a conocer a un gran entrenador, Cus D’Amato. Y por eso estoy aquí ahora”.
D’Amato fue la primera figura paterna en la vida del ex boxeador. Tanto es así que el experimentado entrenador lo adoptó como si fuese su hijo y lo llevó a vivir a su mansión. Fue él quien lo sacó de la calle y lo integró a una familia junto a su esposa Camille Ewald, tal y como relató uno de los ex custodios de Tyson en su biografía lanzada hace algunos meses. Lamentablemente, D’Amato falleció en 1985, un año antes de que Iron Mike noqueara a Trevor Berbick en el segundo asalto y se coronara como el campeón mundial más joven de la historia de los pesos pesados.
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