La marca BMW buscó dar un paso hacia la originalidad durante el ATP 250 de Delray Beach que se organiza cada año en Florida y su idea como patrocinador del torneo generó reacciones dispares entre los tenistas participantes. Durante el evento, el fabricante instaló un automóvil en una de las esquinas de la cancha. Sin embargo, su tamaño complicó algunas de las devoluciones de los protagonistas al nivel que generó el enojo de uno de ellos.
Durante el encuentro entre los estadounidenses Tommy Paul y Stefan Kozlov, el segundo en cuestión se paró para recibir un servicio y se vio obstaculizado por el vehículo a la hora de intentar devolver la pelota. En el primer altercado, simplemente miró el auto con fastidio y hasta amagó a darle un golpe con su raqueta. Pocos puntos después, sucedió una situación muy similar y esta vez no se guardó las ganas: con un marcado movimiento rayó la puerta delantera dejando una visible marca.
Kozlov canalizó toda su frustración en descargarse con el obstáculo y finalmente fue eliminado por un contundente 6-3 y 6-1 en los cuartos de final. La escena, particularmente divertida para los espectadores presentes en el estadio, se volvió viral rápidamente en las las redes sociales y llegó a generar el comentario de Danil Medvedev, actual número 2 del planeta tenis. El ruso, bajo contrato con la fábrica alemana, respondió con mucho humor en Twitter.
“Escucha… No tengo problema en verte devolver pelotas desde tan atrás. ¡Pero no le pegues al BMW! Este es mi auto favorito”, escribió el ganador del último Abierto de los Estados Unidos y finalista del Australian Open. El oriundo de Moscú firmó su primer contrato con la empresa en 2019, que se amplió en 2021 debido al ascenso de Medvedev como estrella mundial. Daniil siempre expresó su amor por los autos y con esta interacción no deja dudas sobre qué marca encabeza su lista a la hora de elegir.
Pero las quejas por la ubicación del vehículo no se se detienen ahí: obstaculizó a otro jugador un poco más tarde en el turno nocturno durante el encuentro entre Reilly Opelka y el francés Adrian Mannarino. Mientras el gigante estadounidense se preparaba para el servicio, el auto encendió las luces delanteras sin razón aparente. Los reflectores estorbaron la concentración del potente sacador que instantáneamente se quejó con el umpire. Este último se bajó de su silla de inmediato y apenas tocó el suelo fuera de su silla los focos se apagaron.
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