Hasta hace cinco años, nadie lo tenía en el radar. Temetrius Jamel Morant era un jugador de la escuela secundaria de Crestwood, en Carolina del Sur, pero a pesar de sus destrezas no había sido reclutado por ninguna de las grandes universidades del básquet en los Estados Unidos. Hasta que se produjo un episodio que cambió su futuro para siempre.
Un asistente técnico de la Universidad de Murray State, en Kentucky, viajó horas con el objetivo de fichar a un talento llamado Tevin Brown, que nada tenía que ver con el hoy ya consagrado jugador de la NBA. El plan estaba en marcha hasta que Jane Kane, mientras miraba a otros prospectos, tuvo ganas de comer un tentempié. Así fue como se acercó a unas máquinas expendedoras en el gimnasio. Pero antes de sacar una bolsa de papas fritas, un sonido llamó su atención.
En una de las canchas del lugar, había varios jóvenes que estaban jugando un tres contra tres. Entonces ocurrió el momento mágico de esta historia: Kane distinguió a un chico de cuerpo estilizado, de una estatura cercana al metro con 90 centímetros que tenía un control de balón deslumbrante. Lo mismo sucedía con su nivel de tiro y capacidad atlética, que lo dejaron asombrado. Tanto que llamó al entrenador y lo invitó al día siguiente para ver en otra prueba de jugadores a Morant en vivo y en directo. ¿El resultado? La universidad se fue con el fichaje del joven que fueron a ver (Brown) y con el valor agregado de sumar a un base que nadie, ninguno de los ojeadores, había visto.
Así se construyeron los cimientos de la carrera maratónica de Ja Morant. Hijo de Tee (un ex jugador compañero de Ray Allen en la universidad, que jugó fuera de los Estados Unidos hasta que su esposa Jamie le avisó que iba a ser padre), este joven maravilla se puso la camiseta de los Racers de Murray State. Y después de una primera temporada en la que promedió más de 12 puntos, 6 asistencias y 6 rebotes, la segunda campaña significó su explosión con la N° 12. Ayudó a su equipo a clasificar en el puesto 12 al March Madness, el evento que nuclea a los equipos más destacados del básquet universitario.
Tan grande fue el salto de su primer año al segundo como sophomore que los números validaron ese crecimiento. Morant duplicó sus puntos (24.5 de media) y 10 pases gol. Es más, en el duelo ante Marquette en el torneo definitorio, logró un triple doble que quedó en la historia de la competencia. Gracias a sus 17 puntos, 16 asistencias y 11 rebotes, logró sumarse con grandes nombres como los de Magic Johnson, Oscar Robertson y Dwyane Wade que lo consiguieron en su paso por el baloncesto colegial.
Después de su irrupción, de esa llama interior que su padre siempre intentó que nunca se apague con frases como “estás sobrevalorado, nunca ganaste nada”, fue que Ja llegó al día más relevante de su carrera. Por lo menos hasta ese momento. El 20 de junio del 2019, el chico de sonrisa gigante y dientes que parecen teclas de piano se sentó en el Barclays Center, uno de los mejores y nuevos escenarios de la NBA construído en Brooklyn sabiendo que iba a ser elegido entre los primeros del Draft de la NBA. Y así ocurrió. Tras la primera selección de New Orleans por Zion Williamson, el llamado a ser el heredero de LeBron James, los Memphis Grizzlies apostaron por ese chiquito que saltó a la fama como el acelerador de un Fórmula 1 en el puesto N° 2.
Una vez que Adam Silver dijo su nombre, Ja agachó la cabeza, incrédulo. Vestido con un traje gris oscuro con rayas blancas, saludó a cada integrante de su familia que estaba junto a él en la mesa y dijo: “Es un sueño, como llegué hasta aquí fue una locura. Todo empezó conmigo: si vos no crees en ti mismo, es difícil. Tuve la gente que necesitaba a mi lado”.
El análisis de su primera temporada en la NBA está marcado por un dato: terminó con casi 18 puntos de media (17.8) y un porcentaje de tiros de campo cercano al 48%, algo que no se veía en un base desde principios del nuevo siglo. Una locura. A eso le agregó más de 7 asistencias por juego y 4 rebotes, números que lo llevaron a ser elegido el Rookie del Año por la liga estadounidense, por encima de Zion, que perjudicado por las lesiones no pudo competir con el nuevo joven maravilla.
De los 67 partidos que disputó, en todos fue titular, en una clara decisión de Memphis de apostar por él. Jugó un promedio de 31 minutos y logró 28 encuentros con 20 puntos o más y alcanzó un encuentro en el que sumó 30 puntos. Además sumó 15 dobles-dobles y dos triples-dobles. Ya en la temporada N° 2, sus números mejoraron (más de 19 puntos) y ayudó a su equipo a meterse en los playoffs.
Los Grizzlies ocuparon el puesto 8 y se encontraron en la primera ronda con el Utah Jazz. Tras un sorprendente triunfo en el juego 1 como visitantes, Morant explotó en el segundo y anotó 44 puntos -el jugador de más corta edad en lograr esa suma en dicha instancia de postemporada-, pero no pudo evitar la derrota de su equipo (141-129) que inició una racha de cuatro victorias del Jazz para eliminar a Memphis.
Con la experiencia de sus primeros dos años en la NBA, Ja se propuso dar el salto a otro nivel para la temporada 2021-2022. Y en el comienzo, ya mostró sus credenciales con un promedio de 26 puntos y una altísima eficacia en sus tiros. Una lesión en su rodilla izquierda en pleno noviembre lo sacó de la cancha durante 11 partidos, pero volvió aún mejor: lideró a los Grizzlies a la mejor racha ganadora de la franquicia en su historia con 11 victorias, incluyendo a grandes rivales como los Phoenix Suns, Brooklyn Nets, Golden State Warriors y Los Angeles Lakers (dos veces).
En ese lapso de dos semanas, Morant se posicionó como candidato al Jugador Más Valioso de la liga. Sí, a los 22 años. Fue elegido de manera consecutiva como el jugador más destacado de la semana de la Conferencia Oeste con datos sorprendentes: 29.4 puntos, 6.7 rebotes y 6,1 asistencias con un 53% en tiros de campo y en triples. Estadísticas que puede alcanzar un jugador que ya es una superestrella de la NBA. ¿Lo que se ve desde afuera? Ja parece cada día más difícil de defender y con condiciones atléticas para su estatura que lo convierten en un jugador muy seductor para las cámaras y las redes sociales.
Hoy, Memphis llega al break por el All Star Game con el tercer mejor récord de la NBA con 41 triunfos y 18 derrotas, sólo por detrás de Phoenix y Utah. Morant está octavo entre los mejores goleadores de la liga (26.8) y en la posición 14 como asistidor (6.8) con casi un 50 por ciento de efectividad en disparos de cancha. A eso, le suma casi 6 rebotes. Esos son números que, a su edad, lo sumarían un selecto grupo de jugadores como LeBron James, Stephen Curry y Larry Bird, que cerraron una temporada con esas estadísticas. Superlativo.
Morant tiene claro su objetivo en esta liga. Quiere ganar. Y para eso buscará que el proyecto de los Grizzlies mejore con el paso del tiempo. “Venía aquí para ganar, y pude hacer eso mis primeros dos años, básicamente delineándolo en mi primera temporada y haciéndolo realidad en la segunda. Todavía no estoy satisfecho. Quiero ir más lejos. Quiero un campeonato”, confesó a comienzos de este año.
Gracias a sus actuaciones, fue seleccionado para ser titular en el Juego de las Estrellas. Recibió más de 2.6 millones de votos, de un sufragio que se divide en el voto del público (50%), de los propios jugadores (25%) y la prensa especializada (25%). Días más tarde, en la selección de los más elegidos, Kevin Durant lo tomó para ser titular de un equipo que tendrá a Joel Embiid (Philadelphia 76ers), Jayson Tatum (Boston Celtics-reemplazará a Durant lesionado), Andrew Wiggins (Golden State Warriors) y Trae Young (Atlanta Hawks).
Ja Morant está viviendo sus mejores días en la NBA. Pero sólo por ahora, claro. Su carrera está en franco ascenso y todo parece indicar que en los próximos años, lo veremos en los escenarios top del mejor básquet del mundo.
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