Las malas noticias no han dejado de tocar a la puerta de La Noria. Héctor Pulido, quien en su etapa como jugador profesional se consolidó como una de las más grandes figuras de Cruz Azul, falleció al mediodía del viernes 18 de febrero. Aunque inició su paso por el futbol mexicano con el equipo profesional de su estado natal, su carrera creció a la par que el equipo capitalino erigió su camino al ascenso hacia el máximo circuito.
El oriundo de Numarán, Michoacán, inició su carrera con los Reboceros de la Piedad cuando tenía 19 años de edad. Sin embargo, las cualidades que demostró en el medio campo captaron la atención de los visores de la escuadra de Cruz Azul, específicamente del histórico entrenador húngaro Jorge Marik. De esa forma, un año después de haber dado sus primeros pasos como profesional se integró a las filas del equipo de La Noria.
En aquellos años, los celestes no gozaban de la misma popularidad con la que cuentan actualmente. Aunque ya se habían consolidado como un equipo de tradición entre los conocedores del balompié nacional, su estancia en la segunda división les había impedido el crecimiento exponencial. Sin embargo, la llegada de jugadores mexicanos talentosos al plantel y la genialidad de Marik fueron cruciales para su llegada a la división de oro.
Su debut con los celestes llegó en la temporada 1962-63, sin saber que con el paso de las temporadas se convertiría en capitán indiscutible y levantaría más de media docena de títulos con ellos. Y es que, como pocos jugadores, el Ocho Pulmones permaneció casi toda su etapa profesional con la misma institución.
El 19 de enero de 1964, tan solo tres años después de haber debutado, Héctor Pulido vivió uno de los días más memorables de su carrera. Tras una formidable temporada, los dirigidos por Marik se jugaron el boleto directo a la primera división en la última fecha del torneo. El panorama era complicado, pues el equipo que tenía en sus manos el ascenso era Poza Rica, aunque una inesperada combinación de resultados le brindó el ascenso a Cruz Azul.
Con hambre de victoria, los celestes saltaron a la cancha del Estadio 10 de diciembre, ubicado en la Ciudad Cooperativa Cruz Azul, y dieron uno de sus mejores encuentros. Tras la disputa de 90 minutos, vencieron por siete goles a uno al conjunto de Zamora. En tanto, los petroleros de Poza Rica perdieron su encuentro como locales y Pulido se alzó con el trofeo que les dio el pase a la primera división.
La historia gloriosa de Pulido con La Máquina continuó en las temporadas siguientes. El reto por mantenerse en el máximo circuito fue prioridad, por lo que el primer título de liga demoró cinco temporadas en llegar. Después de alzar el trofeo en el torneo de 1968-69, el escenario se repitió en México 70, así como en las campañas 1971-72, 1972-73 y 1973-74. Su palmarés también está compuesto por un par de hazañas en la Copa México y tres en la Copa de Campeones de la Concacaf.
A la par de haber jugado para el Cruz Azul, recibió múltiples llamados con la Selección Mexicana. Durante los siete años que vistió la camiseta tricolor, disputó el Mundial de México 70, donde llegó hasta cuartos de final y consiguió el cuarto lugar en los Juegos Olímpicos de 1968. Después de abandonar las filas de la Máquina, jugó dos temporadas con el Club Jalisco, y una más con Los Ángeles Aztecs, donde se retiró en 1979.
En su etapa como exfutbolista, Pulido se desempeñó como entrenador de Cruz Azul, incluso dirigió al primer equipo entre 1986 y 1988. Además, en sus últimos años fue coordinador de las fuerzas básicas del club. Finalmente, el equipo con el que conquistó la gloria confirmó y lamentó su deceso, aunque sin dar a conocer las causas.
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