Los lunes por la noche eran sagrados. Como más de otros diez millones de hinchas en Estados Unidos, Diego Maradona tenía una rutina: encender la televisión para disfrutar del Monday Night Football, el popular menú que históricamente la NFL programa en horario nocturno. El astro, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, era también un fanático absoluto del deporte y el fútbol americano no era ajeno a su paladar.
El 27 de julio de 2009, el por entonces técnico de la selección argentina le brindó una extensa entrevista al diario Olé. Además de entronizar a Lionel Messi como su Maradona y presentar la fórmula “Messi, Mascherano y nueve más” rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010 que concluyó con la eliminación por goleada frente a Alemania en cuartos de final, el Diez confesó por primera vez su admiración por el deporte estadounidense: “Me encanta. Me gustan las jugadas, estrategia pura. Les puedo chorear alguna”.
Diego, quien falleció el 15 de noviembre de 2020 a los 60 años, nunca pudo cumplir su sueño de presenciar un encuentro porque Estados Unidos le negó sistemáticamente la visa tras aquel doping por efedrina que lo sacó del Mundial de Estados Unidos 1994: “Quiero conocer a Tiger Woods, si (Barack) Obama me deja. Quiero ir a ver un partido de Manu Ginóbili. Quiero ver uno de fútbol americano, estar ahí, porque los lunes no me pierdo un partido”.
Diego también profundizó sobre sus gustos. Explicó que no era hincha de un equipo en particular y que, en cambio, seguía específicamente a dos mariscales de campo: Brett Favre y Peyton Manning, considerados como dos de los mejores quarterbacks de todos los tiempos. “Me gusta Favre, el que se fue de Nueva York, pero yo quiero ser como Peyton Manning”.
Ser como Peyton Manning, soñaba el indiscutible mejor futbolista de la historia que hasta el último de sus días solía reconocer y elogiar públicamente, siempre con una mezcla de cariño, humildad y admiración genuinas, a otros deportistas que observaban incrédulos y emocionados las palabras del mito. Porque cuando Diego hablaba de otros deportes, de otros deportistas, lo hacía como si fuera uno más y no una leyenda admirada por aquellos a los que ponderaba. Basta con reconstruir su propia reacción después de que Shaquille O’Neal, uno de los pivotes más dominantes de la historia de la NBA y celebridad estadounidense, lo mencionara como referencia tras patear una pelota de fútbol: “Casi me muero. Le tiraron una pelota, Shaq pateo de punta, y miró a la cámara, dijo “Diego Maradona, Diego Maradona’ y yo hice así”, mientras imitaba un desmayo antes de sentenciar: “Si perdés la sorpresa, perdés todo”.
De vuelta en el mundo NFL, el talento de Favre y Manning encandilaban a Maradona. También sus historias. Favre, elegido por Atlanta Falcons en 1991, había afrontado numerosas dificultades en los inicios de su carrera. En su primera temporada el entrenador de la franquicia Jerry Glanville, quien no había aprobado su elección en el Draft, había asegurado que para darle la titularidad debería suceder una tragedia aérea con su equipo. Meses más tarde fue transferido a Green Bay Packers, donde los estudios preliminares revelaron una necrosis avascular en la cadera que amenazaba con retirarlo anticipadamente. Pese al consejo del departamento médico de cancelar la negociación, el general manager Ron Wolf apostó por él y no se equivocó: fue campeón del Super Bowl XXXI y alcanzó otra final que perdieron frente a Denver, fue tres veces el jugador más valioso de la temporada y se convirtió en hombre récord al hilvanar 321 partidos consecutivos como titular entre 1992 y 2010.
Leyenda de los Packers, atravesó sus últimos años en New York Jets y Minnesota Vikings hasta su retiro en 2010. En 2013, St. Louis -hoy Los Angeles- Rams le ofrecieron la posibilidad de regresar a la actividad pero Favre decidió rechazarla debido a las consecuencias de las múltiples conmociones cerebrales que había sufrido a lo largo de su carrera. No fue la única dificultad médica que afrontó durante su carrera: en 1996, producto de las numerosas operaciones que había atravesado, sufrió una adicción al vicodin que lo obligó a realizar un tratamiento de rehabilitación durante 46 días.
Manning, el hombre que Maradona quería ser y que convivió hasta su retiro con Tom Brady como protagonistas de la liga, compartía con el Diez varias similitudes tanto dentro de la cancha como en su rol de líderes. La rapidez mental con la que ejecutaban ambos genios los distinguía, así como la capacidad para encontrar eventuales destinatarios que pocos podían identificar y la viveza para capitalizar todos los detalles del juego.
El paralelismo entre Diego y Manning como referentes dentro de sus equipos puede también resumirse en una frase que el mariscal de campo registró durante una carrera en la que conquistó dos Trofeos Vince Lombardi en cuatro Super Bowl, levantó cinco trofeos al jugador más valioso de la temporada regular y recibió el premio al MVP del Super Bowl XLI.
“El jugador más valioso es el que hace que la mayoría de los jugadores sean valiosos”, expresó el hombre que movió los hilos y decidió el destino de cada jugada ofensiva de Indianapolis Colts durante 14 temporadas y de Denver Broncos durante cuatro campañas. El “equipo primero siempre” y “hacer mejores a sus compañeros” fueron dos máximas que ambos, en el fútbol y en el fútbol americano, enarbolaron con éxito.
Manning, también como Maradona, debió sortear complicaciones físicas de gravedad que amenazaron con truncar sus carreras. Como aquella patada de Andoni Goikoetxea que marginó al Diez durante su etapa en Barcelona, dos cirugías en el cuello en 2011 para intentar superar las numerosas dificultades que padecía para lanzar con eficacia lo obligaron a una prolongada ausencia que le impidió disputar siquiera un juego durante la temporada 2011. Ante tal escenario, los Colts decidieron prescindir de sus servicios ante la incertidumbre de una recuperación que parecía una utopía.
Cuando muchos creían que no iba a poder regresar a su mejor nivel, Manning rubricó un 2013 glorioso con Denver Broncos en el que fue galardonado como mejor jugador de la NFL y llevó a su equipo hasta la final del Super Bowl. Pese a la derrota frente a Seattle Seahawks, Peyton silenció a los escépticos y en 2015 concretó un retiro inmejorable: llevó a los Broncos a conquistar el Super Bowl 50. Ya campeón, anunció su despedida con un emotivo discurso: “Venero el fútbol, me encanta el juego, así que no tienen que preguntarse si lo extrañaré. Dios los bendiga a todos y Dios bendiga al fútbol”. Del otro lado de la televisión, Diego habrá sonreído.
Aunque Maradona nunca pisó Estados Unidos para ver un partido de NFL, varios de los jugadores de la Liga se hicieron eco de su fallecimiento. El homenaje más contundente fue el de J.J. Watt, ala defensiva de Arizona Cardinals, quien posteó una imagen del astro levantando la Copa del Mundo con la frase ‘una leyenda entre leyendas’.
SEGUIR LEYENDO: