La carrera de Arturo Rudo Rivera, quien falleció el pasado 9 de febrero a los 67 años de edad, no sólo trajo consigo un sinfín de frases y apodos en la lucha libre, también estuvo repleta de anécdotas impresionantes que lo dejaron marcado para toda la vida.
Una de las más inolvidables fue la ocasión en la que, durante una entrevista, insultó al famoso escritor mexicano Luis Spota, cuando era director del Comité de Box y Lucha (CBL), pues, durante su gestión, prohibió la transmisión de la lucha libre en la Ciudad de México. antes Distrito Federal.
De acuerdo con la anécdota que Arturo Rivera recordó durante una entrevista que le concedió a su compañero de profesión Toño de Valdés, la voz más icónica de la lucha libre mencionó que, cuando aún era reportero deportivo, lo enviaron a una entrevista con Spota para cuestionar esta polémica imposición.
“Decía que los niños tenían tendencias a imitar lo que hacía un luchador, y tenía miedo de que un niño se aventara de una azotea o algo. Eran sus maneras de pensar de don Luis Spota, que tenía sus oficinas arriba del metro Juanacatlán”, contó el Rudo.
Poco antes de que él muriera en 1985, Rivera fue enviado a la CBL. En cuanto supo la noticia, el narrador se emocionó, pues había leído todos sus libros y hasta pensó en llevar uno para que se lo firmara.
No obstante, su jefe, Javier González, le pidió que lo confrontara por el veto a la lucha libre, cuando era un deporte que ya estaba cobrando fuerza en las transmisiones de México. El encuentro fue algo duro, pero obtuvo lo que buscaba y hasta más.
“Oiga, señor, así como lo admiro como escritor, también me da pena, con todo respetó, que usted tenga una mentalidad de cavernícola porque un niño no va a imitar a Superman, nadie va a volar”, rememoró Arturo Rivera entre carcajadas.
Declaró que Spota lo “mandó al diablo” y enfureció al escuchar esos cuestionamientos por parte de Rivera, quien se vio obligado a confrontar a uno de sus ídolos debido a que le dijeron “o copelas o cuello”.
Poco tiempo después de aquel diálogo, Spota finalizó su periodo al frente de la CBL y llegó José Sulaimán, quien tenía una excelente relación con los medios de comunicación, así que la idea negativa contra la lucha libre finalizó y empezaron las transmisiones en la capital del país.
Gracias a ello fue que el Rudo Rivera llegó, de casualidad, a narrar este deporte de contacto. Sucedió cuando Jorge Berry volvió a ser jefe de deportes de Televisa, después de culminar el mundial de Italia 90.
Al pisar tierras mexicanas, dialogó con el entonces reportero y con Benjamín Cañedo, director de producción para hablar sobre un deporte que estaba tomando fuerza entre los espectadores: lucha libre.
Tiempo después, mientras se encontraba realizando guardia un sábado, llegó el productor Luis Cabrera a buscar una persona disponible para narrar lucha. Sólo encontró a Arturo Rivera, así que lo llamó y lo llevó a la transmisión.
“Tenemos que transmitir lucha libre para Univision, ya grabada, y no hay nadie, no me llegó nadie, no asignaron comentaristas; échame la mano”, le dijo. Rivera, con incredulidad, aceptó. Mencionó que no sabía mucho de este deporte, pero que sólo le dieran los nombres y “ya veía qué hacía” durante la transmisión, la cual realizó en solitario.
Al llegar a la mesa, el Rudo no conocía ni siquiera los nombres de los luchadores, por lo que comenzó a inventar nombres de llaves, frases y situaciones para amenizar la transmisión y, de alguna manera, esconder su desconocimiento y novatez.
Sin embargo, su trabajo agradó mucho a Cabrera quien, sin pensarlo, lo programó para la semana siguiente. Aunque Rivera no quiso en un primer momento, aceptó, y fue así como inició la historia del rudo más querido de la lucha libre en México.
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