La lucha libre ya no será lo mismo, pues la partida de Arturo Rudo Rivera dejará un hueco enorme a la hora de escuchar la narración de las acciones en el pancracio. Sus frases, peleas y polémicas, siempre por el bien del deporte, jamás serán olvidadas dentro y fuera de los cuadriláteros.
No obstante, la voz más icónica de la lucha libre mexicana, por más difícil que parezca, no siempre se dedicó a narrar y comentar este deporte de contacto; en sus inicios participó en transmisiones de futbol y hasta se dedicó a ser reportero.
Durante una entrevista que tuvo con Toño de Valdés en su canal de YouTube, el Rudo recordó su etapa como reportero Televisa, la cual duró aproximadamente ocho años. Durante ese tiempo, cubrió a la Federación Mexicana de Fútbol (FMF).
En aquellos tiempos, Rivera pudo estar presente en varios momentos importantes del deporte mexicano, como cuando la selección de fútbol quedó fuera del mundial de Italia 1990 por un escándalo de “cachirules”; también fue el reportero oficial del Comité Organizador del Mundial de México 1986, entre otros eventos.
Su llegada a la lucha libre se dio por mera casualidad. Sucedió cuando Jorge Berry volvió a ser jefe de deportes de Televisa, después de culminar el mundial de Italia 90. Al pisar tierras mexicanas, dialogó con él y con Benjamín Cañedo, director de producción para hablar sobre un deporte que estaba tomando fuerza entre los espectadores: lucha libre.
Tiempo después, mientras se encontraba de guardia un sábado, llegó el productor Luis Cabrera, bastante apurado, a buscar una persona disponible para narrar lucha. Sólo encontró al joven reportero Arturo Rivera, así que lo llamó, sin importar que dejó de lado sus principales obligaciones, y lo llevó a la transmisión.
“Tenemos que transmitir lucha libre para Univision, ya grabada, y no hay nadie, no me llegó nadie, no asignaron comentaristas; échame la mano”, le dijo. Rivera, con incredulidad, aceptó. Mencionó que no sabía mucho de este deporte, pero que sólo le dieran los nombres y “ya veía qué hacía” durante la transmisión, la cual realizó en solitario.
Al llegar a la mesa, el Rudo no conocía ni siquiera los nombres de los luchadores, por lo que comenzó a inventar nombres de llaves, frases y situaciones para amenizar la transmisión y, de alguna manera, esconder su desconocimiento y novatez.
“Yo empecé a ser así, sin querer, porque no tenía argumentos, no sabía qué llaves ,no sabía la historia de de cada luchador. Para mí era todo un nuevo”, declaró el inolvidable narrador.
Finalmente, Luis Cabrera le agradeció el “paro” que le hizo con la transmisión. Tal fue su gusto por lo que hizo que de inmediato le avisó que lo programaría para la semana siguiente. Aunque Arturo Rivera no quiso en un primer momento, aceptó, y fue así como inició la historia del Rudo más querido de la lucha libre en México.
La sorpresa de comentar este deporte no era menor, pues cabe recordar que, por muchos años, estuvo prohibida su emisión en la capital del país, ya que el escritor Luis Spota, como presidente de la Comisión de Box y Lucha, aseguraba que tomó la decisión debido a que los niños tendían a imitar las acciones, así que tenía temor de ser partícipe de alguna tragedia.
Con el paso del tiempo, este veto finalizó gracias a la llegada de un nuevo presidente de la CBL en 1990, José Sulaimán, quien tenía una estrecha relación con los medios de comunicación. De esta manera, la popularidad de la lucha libre creció durante las décadas posteriores entre la población mexicana.
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