El boom que experimentó la lucha libre en México durante la década de los ochenta y noventa debe considerar, por fuerza, al Súper Muñeco. Su singular carisma y característica personalidad le abrieron paso entre la afición infantil. Sin embargo, en sus primeros años, el ídolo del pancracio saltó a los ensogados con una imagen ruda y totalmente diferente, aunque gracias a la influencia del legendario payaso Cepillín experimentó un radical cambio que lo catapultó a la fama.
A pesar de que su padre Alejandro Palafox, quien encarnó al Sanguinario en el ring, no estuvo conforme con la decisión que tomó por dedicarse a la lucha libre, Herbert Palafox comenzó a construir su historia desde la adolescencia. Cuando cursaba el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria 7 de la UNAM, ubicada en La Viga, ya entrenaba de forma profesional, aunque utilizaba el mismo nombre que su progenitor. A pesar de ello, intentaba mantener su ocupación lejos del conocimiento de su círculo social.
El oficio de luchador era difícil de ocultar. Constantemente, se presentaba a las aulas de clases con cicatrices, golpes y marcas en el rostro que contrastaban con su pacífica personalidad. Su doble vida dejó de ser un secreto cuando María de los Ángeles, la mujer con quien entabló una relación sentimental durante la preparatoria, le cuestionó acerca de su estado físico y decidió mostrarle imágenes suyas encima del cuadrilátero.
“Le llevé unas fotos del Sanguinario Jr. y me dice ‘está muy feo el personaje, muy lúgubre’ y le dije ‘sí pero es de mi papá’ (me preguntó) ‘¿Por qué no haces uno propio? ¿Por qué no creas otro tipo de personajes? ¿Por qué no haces un payaso en la lucha libre?’ y me dio risa, pero no descarté la idea porque siempre me han gustado los payasos. Estaba de moda Cepillín”, declaró en entrevista para el canal de YouTube El Blog de Lucha.
Inspirado con la idea, comenzó a diseñar una nueva imagen y la llevó con la familia Bucio, una de las estirpes más reconocidas en la confección de máscaras. En aquel momento, la careta era diferente a la que utilizó hasta sus últimos días. Aunque siempre conservó la abertura en el cráneo, la forma alrededor de los ojos no eran estrellas, sino un par de círculos con forma más anatómica para imitar el rostro de Cepillín.
Aunque la máscara sufrió modificación con el paso de los años, el diseño siempre mantuvo la esencia del famoso payaso. El maquillaje utilizado por Ricardo González Gutiérrez y la prenda del Súper Muñeco mantuvieron la misma distribución. En ambos casos, prevaleció una franja oscura desde los pómulos hasta la barbilla, así como una línea blanca alrededor de la boca y el detalle en color rojo situado a la altura de la nariz.
Fue así que el 22 de marzo de 1982 Súper Muñeco saltó por primera vez al ring en una Arena ubicada en la colonia San Pedro Iztacalco. Después de aquel episodio, le mostró las fotografías a su novia. Al mirarlas, según contó el luchador, vaticinó el fructífero porvenir que le esperaba, aunque su relación sentimental con María de los Ángeles finalizó en ese instante.
A pesar de la decepción amorosa, que incluso lo llevó a considerar el suicidio, Palafox logró consolidar una carrera meteórica. Lejos de las expectativas que tenía cuando comenzó a luchar, logró conquistar las Arenas más importantes del país, al tiempo que conoció cada rincón de la República Mexicana.
Además de compartir el ring con íconos del pancracio como Octagón, La Parka, el Perro Aguayo y Máscara Sagrada, logró ganar un centenar de máscaras y cabelleras, además de diversos títulos nacionales.
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