Entre los factores que han terminado de manera prematura o estrepitosa con la carrera de diversos boxeadores se encuentran las adicciones. Además de poner un abrupto desenlace a la gloria al interior del ring, son capaces de trastocar el entorno de los atletas, a tal grado de condenarlos a vivir en el olvido y lejos de la gloria. Isidro Pérez, quien fuera campeón por la Organización Mundial de Boxeo (OMB) superó a las drogas, pero murió solo y en el olvido en la Ciudad de México.
Nacido en Acapulco Guerrero, el 24 de mayo de 1964, el Sid, como fue reconocido en su etapa profesional, encontró en los guantes de boxeo una de las mejores oportunidades para salir de la pobreza en la que vivió sus primeros años. Fiel a la escuela mexicana de púgiles, realizó su debut profesional cuando apenas tenía 15 años y, desde entonces, buscó a toda costa abrirse paso rumbo al título mundial de alguna de las confederaciones más importantes.
Sostuvo su primera reyerta en el municipio de Petatlán, municipio ubicado cerca de su natal Acapulco. Entre las dos sedes repartió sus primeras 23 exhibiciones, en las que se pudo destacar de los debutantes gracias a su récord perfecto. En total, antes de darse a conocer en Cárdenas y Zihuatanejo, hiló 22 victorias y solamente permitió una derrota. Como sucede con la gran mayoría de los primerizos en el circuito profesional, llegó a entablar hasta una quincena de pleitos por año.
Según contó al diario La Jornada, su carrera estuvo libre de los vicios únicamente los dos primeros años, pues a la edad de 17 comenzó a probar el alcohol, aunque en calidad de “bebedor social”. A pesar de ello, la juventud le permitió atenerse al ritmo deportivo profesional y tuvo su primera gran pelea la noche del 13 de diciembre de 1987, cuando dejó escapar el título del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en peso minimosca ante el coreano Jung Koo Chang.
Para dicha pelea, a pesar de haber sido el retador, el Muchacho Alegre del Puerto Marqués recibió una bolsa de USD 50 mil. Pese a la derrota, el alcohol y las drogas no se apartaron de su lado y continuó en la búsqueda de una oportunidad para coronarse en el ámbito mundial. Finalmente en agosto de 1990 fue convocado por la OMB para disputar el cinturón vacante en peso mosca ante el puertorriqueño Ángel Rosario.
Esa noche se vistió de gloria. Con un nocaut técnico superó al boricua y se colgó la primer y única fajilla de su carrera. Sin embargo, llegó a declarar que, para entonces, la disciplina ya no era una constante en su carrera. En lugar de acudir a entrenar al gimnasio diariamente, organizaba festejos que se prolongaban hasta por meses. “Pude haber hecho muchas defensas más, pero todo era alcohol y coca”, afirmó.
La suerte jugó de su lado durante dos defensas. El reto que implicó enfrentar a Alli Galvez en dos ocasiones, una en México y otra en Chile, no representó gran problema para el Sid, aunque las victorias se repartieron en una decisión unánime y una dividida, misma que le abrió el camino al fracaso. La tercera defensa de su campeonato fue programada contra Pat Clinton, de Inglaterra, quien lo superó en 12 rounds y lo retiró provisionalmente en marzo de 1992.
La frustración le hizo caer en las drogas con mayor intensidad. Incluso “terminé con todo. Perdí a mi esposa, mis hijos, mis casas, terrenos, coches y departamentos. Hasta llegué a vender oro”, declaró. Cinco años después intentó volver al ring, pero una derrota con Oscar Salas lo hizo renunciar definitivamente. En medio del sombrío panorama, estableció su residencia en los Estados Unidos, aunque gran parte del tiempo lo pasó en condición de indigente.
“No se siente hambre, ni frío, ni calor, ni la familia, ni nada. Me tenían que poner suero con vitaminas para que me diera hambre (...) hasta me daban ganas de suicidrme”, declaró. No fue sino hasta 2008 que pudo rehabilitarse en la Ciudad de México, aunque vivió alejado de su familia. En tanto, se dedicó a entrenar nuevos talentos al interior del gimnasio Nuevo Jordán, hasta que se reportó su desaparición en septiembre de 2012.
El 16 de enero de 2013 se dio a conocer la fatal noticia. El excampeón Sid Pérez fue hallado sin vida, según informó el CMB. Un día después, su hermana Reyna Pérez notificó que su defunción fue reportada desde el 1 de octubre de 2012 y un día después fue trasladado a las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) de la capital. Debido a que nadie acudió a reconocerlo, su cuerpo fue enviado a la Facultad de Medicina de la UNAM para su estudio.
“Lo reconocí en la foto que le tomaron en el forense, por su rostro y por un tatuaje de su nombre en el brazo izquierdo (...) No sabemos cómo murió, pero creo que lo arrolló un auto, un accidente, porque en la Ciudad de México los coches van muy rápido”, explicó la hermana del pugilista a EFE.
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