Un famoso futbolista del West Ham United es investigado internamente por ser el protagonista de un escandaloso video en el que se lo ve agrediendo físicamente a su mascota. El defensor francés Kurt Zouma aparece en las imágenes pegándole una brutal patada y abofeteando a su gato. El club ha informado que tratará el asunto de manera interna.
La filmación salió a la luz gracias al periódico británico The Sun, que destapó el escándalo con unas grabaciones en las que el jugador francés de 27 años aparece dándole una patada a su gato y persiguiéndolo de manera agresiva por toda la casa, como forma de diversión.
”Quiero disculparme por mis acciones. No hay excusas para mi comportamiento, del cual sinceramente me arrepiento”, dijo Zouma en un comunicado al estallar la polémica.
El citado rotativo inglés informó que el vídeo fue grabado por el hermano de Zouma en su mansión valorada en 2,3 millones de euros y compartido en la red social Snapchat bajo el título de “sa begin” (está comenzando). La filmación muestra al jugador galo persiguiendo al aterrorizado animal por la casa, lanzándole zapatos entre las risas y ánimos de su hermano Yoan. Al parecer había roto un jarrón y quería castigarlo de forma violenta.
“También quiero pedirle perdón a todo el que hay visto el vídeo. Los gatos están bien, sanos y salvos. Todos en la familia los queremos. Este comportamiento fue un hecho aislado y no pasará de nuevo”, añadió el defensor surgido en el AS Saint-Étienne, que también vistió la camiseta del Chelsea.
El West Ham condenó sus acciones y apuntó que han hablado con Zouma y que lidiarán con el asunto de manera interna: “Queremos dejar claro que no toleramos de ningún modo la crueldad hacia los animales”. Los Hammers ficharon a Kurt Zouma desde los Blues el pasado verano europeo a cambio de más de 30 millones de euros.
Pese a que su club ha reaccionado rápidamente para investigar el caso y el propio futbolista pidió disculpas públicamente, en Inglaterra hay quienes esperan sanciones graves. Incluso, según indica The Sun, existe indignación por parte de organizaciones defensoras de los animales que esperan que se apliquen las leyes británicas, que contemplan hasta 5 años de prisión por maltrato animal en los peores casos.
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