La fama suele traer aparejadas alegrías, pero también cuestiones oscuras. Para la joven tenista británica Emma Raducanu, este trago amargo ha sido la aparición de un acosador que se ha presentado varias veces en la puerta de su hogar para dejarle notas y regalos, y que hasta ha robado una zapatilla de su padre pensado que se trataba de un objeto personal de la deportista.
El hombre identificado como Amrit Magar, de 35 años, ya fue encontrado culpable por el delito de acoso. Según repostó el diario Daily Mail, la corte de Bromley lo condenó y se espera que el mes que viene se conozca la sentencia que recibirá.
El calvario para la campeona del US Open 2021 comenzó cuando Magar se quedó sin trabajo durante la pandemia (se desempeñaba como repartidor del sitio de ventas Amazon) y en su tiempo libre comenzó a ver los partidos de la tenista por televisión. Fue así como desarrolló una obsesión que lo llevó a trasladarse hasta los suburbios en el Sudeste de Londres, donde Raducanu vive con sus padres, Ian y Renee. Allí pidió referencias a los vecinos de la zona y pudo ubicar la dirección exacta del hogar de la joven.
En noviembre pasado, el acosador se apareció por primera vez a las puertas de la casa de Emma. Llevaba un ramo de flores y una carta que decía “No tengo nada que decir, pero tú mereces amor”. Lo más extraño no fue el mensaje en sí, sino las firmas que acompañaban a la de Magar. Al lado de su nombre estaban el de Brina, su esposa, y el de Logan, su perro.
Tiempo después volvió a acercarse para dejar un sobre rojo que contenía un mapa con un camino marcado. El mensaje decía “Caminé 23 millas por tí”. Ese día, los padres de la tenista advirtieron al hombre y lo confrontaron, pero él les dijo que estaba entregando unos regalos a nombre de otras personas.
La tercera visita fue unos 20 días antes de la Navidad e implicó una acción aún más extraña: Magar colocó luces y adornos en un árbol, y arrojó basura y baterías usadas en su buzón. En esa ocasión, además, vio la puerta entreabierta y tomó una zapatilla, pensando que pertenecía a Emma, cuando en realidad era del padre de la joven. Más tarde, tras ser arrestado, confesaría a las autoridades que intentó llevarse lo que consideró un “souvenir”.
Ian Raducanu, padre de la atleta de 19 años, vio esta acción por las cámaras de seguridad que enviaron una notificación a su teléfono celular. Al asomarse, divisó a un hombre parado en el frente de su hogar, que pronto comenzó a huir. Lo siguió en su auto hasta una estación de autobús cercana y allí llamó a la policía.
“Por todo esto que ocurrió, siento que me han quitado mi libertad. Estoy constantemente mirando por encima de hombro. Siento que llegué a un punto límite y temo que esto pueda ocurrir otra vez. No me siento segura ni en mi propia casa, que es donde más segura debería sentirme”, declaró la tenista a la policía hace algunos días desde Melbourne, donde se preparaba para disputar el Abierto de Australia el el cual caería en segunda ronda.
Y agregó: “Quiero mudarme a una nueva casa con mejor seguridad. temo que regrese porque sabe dónde vivo”. Estos temores no son infundados, por el momento, Magar ha sido puesto en libertad bajo fianza con la condición de no acercarse ni a Emma ni a sus padres, tampoco puede visitar la calle en la que viven.
“Estoy avergonzado”, dijo Magar ante las autoridades judiciales. También aseguró no saber que había causado un malestar en la atleta. “Su inhabilidad para explicar cómo es que no se dio cuenta de que eso era acoso es imposible de creer”, argumentó el juez del distrito, Sushil Kumar.
Emma Raducanu se convirtió en la gran celebridad del circuito femenino de tenis luego de hacer historia en el último US Open. La tenista de 18 años, que ocupaba el puesto número 150° en el ranking de la WTA, se convirtió en la primera jugadora de la historia en ganar un torneo de Grand Slam partiendo desde la clasificación. En diez presentaciones no cedió ni un set, saltó 127 posiciones para quedar 23° del mundo y embolsó más de dos millones de dólares.
La vida de la joven hija de padre rumano y madre china –que nació en Canadá, pero representa a Gran Bretaña– cambió en un abrir y cerrar de ojos. Pasó de pelear en los contornos del circuito, a ser una celebridad en ascenso.
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