El Grillo de Cuajimalpa, como es conocido desde su debut como profesional, cuenta con una de las trayectorias más consistentes en el boxeo mexicano. En sus vitrinas figuran dos títulos mundiales avalados por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB). No obstante, el primero que obtuvo fue el que lo catapultó a la fama, pues lo ganó contra uno de los mejores pugilistas de la historia nacional, es decir, Carlos Zárate. Si bien Lupe Pintor probó las mieles del éxito, su controvertida victoria marcó el inicio del declive en la carrera del Cañas.
Nacido en el Distrito Federal, el 13 de abril de 1955, José Guadalupe Pintor Guzmán tuvo una infancia complicada en su núcleo familiar. La violenta relación que vivió con su padre lo obligó a salir de su casa a los 12 años de edad y sobrevivir con los recursos a su alcance en la capital del país. La hostilidad de las calles lo forjó y le brindó lo necesario para sobrevivir. Sin saberlo, haber aprendido a defenderse lo llevaría a ser un boxeador destacado.
Durante la adolescencia, sus cualidades lo llevaron a probar suerte en un gimnasio de boxeo ubicado en la colonia Tacubaya. Ahí, con la dirección necesaria de su entrenador, aprendió a sacar provecho de sus puños y se perfiló como uno de los mejores prospectos para realizar su debut profesional. La constancia y la disciplina lo hicieron aferrarse a su nuevo sueño, que al tiempo fue una vía segura que lo llevaría a dejar atrás las carencias con las que había lidiado.
Lupe Pintor entabló su primera reyerta en marzo de 1974, cuando solo tenía 19 años de edad. La victoria que logró frente a Manuel Vázquez fue por la vía del nocaut y la tendencia ganadora lo persiguió en sus tres combates posteriores. La primera ocasión que peleó fuera del país llegó en 1975, cuando venció a Willie Jensen por la vía anticipada. Hasta entonces, únicamente había perdido en una ocasión y fue por descalificación.
No fue sino hasta 1979 cuando recibió la oportunidad de pelear por el primer título mundial de su carrera. En frente tenía un reto importante, pues el monarca de peso gallo avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) era Carlos Zárate, mejor conocido como el Cañas y uno de los mejores púgiles que ha dado el país.
Con un récord de 54 victorias y solamente una derrota, el originario de Tepito se presentó al Caesars Palace de Las Vegas, Nevada como amplio favorito. Las casas de apuestas le dieron su confianza y el Cañas pareció cumplir con su rol cuando derribó a Lupe Pintor en el cuarto episodio. Aunque la caída fue aparatosa, Pintor se levantó gallardo y continuó adelante con la reyerta pactada a quince rounds.
Ninguna de las expectativas se cumplió. Pintor se fajó y le dio al público una de sus peleas más memorables. La balanza permaneció equilibrada a lo largo de los 45 minutos que duró el embate. La grave herida en el rostro de Lupe no fue impedimento para continuar, ni para convencer a los jueces de que era digno acreedor al campeonato. Fue así que, por medio de las decisión dividida, el de Cuajimalpa se llevó su primera corona y sepultó la carrera del Cañas.
Exitosamente, Pintor defendió el título que ganó el 3 de junio de 1979 a lo largo de ocho ocasiones. No obstante, su tercera defensa ha sido uno de los episodios más trágicos de su trayectoria. En la reyerta consiguió derribar a Johnny Owen en un par de ocasiones. Sin embargo, el segundo nocaut fue crucial para ambos personajes. Gracias al brutal golpe, Lupe retuvo su título, pero el galés ya no volvió a despertar; falleció dos meses después.
El mexicano no ha logrado superar aquel trágico desenlace. “Yo sigo soñando con el Flaco. lo veo como nos conocimos hace 40 años. A veces en el sueño me veía en un cerro, perdido, y Owen me jalaba y me enseñaba el camino a seguir”, declaró en 2020 a La Afición.
En diciembre de 1985 logró conquistar su segunda corona mundial. En esta ocasión correspondió al avalado por el CMB en peso supergallo, aunque su legado solamente duró un año. El Grillo de Cuajimalpa le dijo adiós a los guantes de forma profesional con una derrota ante Russell Mosley el 21 de julio de 1995. En su trayecto entabló 72 pleitos, de los cuales ganó 56, 42 por nocaut, perdió 14 y empató dos. Con dicha cifra considera no haberle fallado al boxeo.
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