Cuando la vocación por el deporte y la habilidad se contraponen con las oportunidades al interior del país, muchos atletas optan por acudir a Estados Unidos en busca de la oportunidad de brillar. El boxeo mexicano está escrito con historias de gloria, pero también está atravesado por la migración. Antes de destacar como campeón mundial, Jorge Arce Armenta arriesgó su vida cuando intentó cruzar la frontera hacia el país del norte, aunque fue salvado por un policía, hijo de padres mexicanos.
Durante su participación en el podcast Un Round Más, el Travieso contó la historia de sus numerosos intentos por llegar a Estados Unidos. Sus cualidades le dieron fama entre los gimnasios de Los Mochis, Sinaloa, por lo que continuamente recibía elogios e invitaciones para comenzar su era profesional en el país del norte. Fue así que, impulsado por la promesa de convertirse en campeón mundial que hizo a su padre, optó por cruzar sin documentos.
“Primero quise cruzar para Estados Unidos ilegalmente porque me mandó llamar el Siete Mares (promotor de Antonio Margarito) con un amigo mío que peleaba en LA. Yo no tenía visa, pero un amigo me dijo ‘por el cerco nos brincamos, yo te voy a decir cómo cruzo rápido’”, contó.
De acuerdo con su testimonio, el plan consistía en llegar a la ciudad de Nogales, Sonora, pues en aquellos años era más sencillo cruzar hacia Estados Unidos por dicha región. Además, antes de partir recibió la autorización de sus padres. Por otra parte, su madre le pidió no caer en ningún tipo de vicio para poder conseguir su objetivo de destacar en el boxeo a nivel mundial. A pesar de ello, experimentó dificultades para atravesar hacia el país vecino.
“Duré un mes en Nogales, intentando cruzar la línea y la migra nos echaba para fuera, nos agarraban. Dormía bajo los puentes. Yo me estaba muriendo de frío debajo de los puentes y lloraba de sentimiento. Decía ‘Díos mío por qué me abandonas’. Me cansé de estar en Nogales y me fui por Caborca, por el Sásabe, caminé dos días y dos noches por el desierto del Sásabe, también me andaba muriendo de hambre y de sed”, recordó.
Ante lo infructuoso de sus intentos por llegar a la ciudad de Los Ángeles, California, el Travieso optó por acudir a otra ruta. En esta ocasión, cuando estuvo a punto de perder la vida por las condiciones extremas del clima, se dirigió hacia a las inmediaciones de la ciudad de Mexicali para integrarse con un grupo que tenía la finalidad de transitar hacia Estados Unidos por la zona conocida como La Rumorosa.
“Éramos como 80 caminando y el pollero nos decía ‘si yo digo corran, corremos; si yo digo suelo, suelo, una sola voz’. Íbamos caminando y el frío quemaba, dolían los huesos. Me senté en una piedra y le digo al vato ‘ya no puedo caminar, me duelen los huesos, ya no puedo’. Le dije, pues soy boxeador, ahorita lo alcanzo corriendo. Se fueron todos y me dejaron solito. Empecé a temblar y ya no pude caminar. No supe de mí. Me desmayé del frío y cuando desperté estaba esposado en la border patrol”.
El policía que lo rescató del desierto era de padres mexicanos, por lo que se interesó en escuchar su historia. Fue entonces cuando el Travieso le contó que años antes, cuando su padre se encontraba en terapia intensiva, le prometió que si salvaba su vida, él se convertiría en campeón mundial. Ese era su motivo principal de su intento por cruzar. Al escuchar su historia, se conmovió y en vez de ficharlo, lo dejó regresar a México por Tecate, Baja California.
En lugar de volver a Los Mochis, Arce Armenta se comunicó con Fernando Beltrán, quien se convertiría en uno de sus mánagers en los años posteriores, para solicitar su ayuda y encaminar su carrera en la ciudad fronteriza. Fue así que incursionó como profesional en 1996 y, después de 18 años de trayectoria, se consolidó como multicampeón y uno de los mejores boxeadores mexicanos.
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