La llegada de futbolistas mexicanos al continente europeo ha tenido un auge relevante en los últimos años. Los cambios en la política de la propiedad de los equipos sobre la carta de los jugadores ha sido benéfica para conseguirlo. No obstante, en el siglo pasado hubo futbolistas nacionales con la capacidad de irrumpir en las mejores ligas del mundo, aunque sus intenciones fueron frustradas por las directivas de sus clubes, como en el caso de Luis Roberto Alves Zague.
Transcurría el año de 1991 cuando, con un historial de seis temporadas con las Águilas del América, Zague comenzaba a erigirse como uno de los mejores delanteros en la institución. Su olfato goleador le permitió acercarse a la primera centena de anotaciones. Con dicho logro, aunado a su corta edad, atrajo los reflectores del FC Porto, en la liga de futbol portuguesa, equipo que no dudó en proponer una oferta para llevarlo a Europa.
En una charla con Luis García y Christian Martinoli, Zague recordó la ocasión en que recibió la noticia sobre el interés del FC Porto. El legendario Panchito Hernández, cazatalentos que lo llevó al Club América, fue uno de los personajes cruciales en la negociación con el equipo portugués. Sin embargo, para poder concretar su salida, el delantero y su equipo de representación debían tener el visto bueno del presidente de la entidad propietaria de su carta.
“Sí, la verdad sí (tenía ganas de irme) y existía esa posibilidad a través de, inclusive, un promotor que vivía acá en Guadalajara, Nicola Gravina, amigo del Tuca Ferretti. Fuimos a hablar con el presidente Emilio Díez Barroso y Panchito Hernández, que era parte medular. Traté de dar argumentos, aprovechar la oportunidad, pero Díez Barroso estaba como medio efusivo”, contó.
En la primera conversación con Díez Barroso, personaje que presidió la dirección de las Águilas entre 1981 y 1996, Zague recibió una negativa tajante. En aquel momento, su papel en el equipo comenzaba a tener relevancia, tanto al interior de la cancha como en la construcción de un nuevo ídolo para la afición. Aunque la venta pudo ser sinónimo de bonanza económica en la institución, la directiva no confío en la salida de su referente. A pesar de ello, sus intentos por convencer a los dueños de su carta no cesaron.
La búsqueda de la negociación de su salida fue tan recurrente que incomodó al presidente de la entidad deportiva. Incluso, ante la insistencia, amenazó con rescindir su contrato con las Águilas. “Llegó un momento en que Díaz Barroso, ya medio enc*bronado, dijo ‘Si me siguen hablando mucho agarro el contrato, lo rompo, lo meto al excusado, le jalo y a ver qué va a pasar’”, recordó.
José Alves, también conocido en el futbol mexicano como el Lobo Solitario, intentó negociar con el colérico Díez Barroso. Fue así que, respaldado por el interés del Porto, el padre de Zague logró que la directiva aumentara el sueldo de quien, a la postre, se convertiría en el máximo anotador de la historia de Coapa.
Fue así que, a los 24 años, Zague se perdió de la primera oportunidad de incursionar más allá de las fronteras del futbol mexicano. Su paso por las Águilas se extendió durante seis temporadas más en las que se consolidó como máximo romperedes con una estadística de 190 goles. Su perseguidor más cercano es Cuauhtémoc Blanco, que registró 153 dianas durante su estancia.
Aunque Zague también llegó a ser un jugador determinante con la Selección Mexicana, la anhelada oportunidad de emigrar al futbol europeo no se le presentó. Por el contrario, defendió los colores del Atlante entre 1996 y 1999, mientras que, tras un receso de seis meses, con Necaxa permaneció desde 2000 y hasta su retiro en 2003.
SEGUIR LEYENDO: