Tomar las riendas de un club hundido económicamente es una valiente decisión para un icono del fútbol brasileño como Ronaldo Nazário. Un Cruzeiro establecido en la Serie B, urgido por las deudas y con los hinchas hartos de la situación sólo se puede solucionar con un giro de 360° por parte de la dirigencia. Desde que el Fenómeno llegó al poder, tomó decisiones sensibles: echó al entrenador y dejó marcharse al arquero ídolo del equipo.
En su primera conferencia de prensa, el accionista mayoritario intentó hacer un resumen de lo que se encontraron con una dura frase. “Cada día que abrimos un cajón nos encontramos con alguna sorpresa negativa”, lamentó. Y agregó al respecto: “Diría que Cruzeiro es un paciente grave en terapia intensiva y estamos ofreciendo el tratamiento necesario para sacarlo de ese estado. Que hagamos lo posible para que sea el gran club que se merece y que lo fue durante tanto tiempo”. Para reforzar el concepto, dejó una frase contundente: “Desafortunadamente, el escenario hoy es muy complicado, con ingresos hasta los próximos dos años ya anticipados, incluidos los ya gastados. Encontramos un escenario realmente trágico en el club, pero tenemos que detener la hemorragia”.
Además, reconoció que en caso de quedarse sin energías durante esta aventura existe una cláusula para dar un paso al costado en la reconstrucción en la cual es dueño del 90% de las acciones. “Técnicamente, sí. En el contrato existe una salida. Pero está lejos de mi cabeza, de mi pensamiento de renunciar al proyecto. En este momento estamos en el proceso de analizar el club, entender el tamaño del agujero, el tamaño de la deuda, entender a los acreedores”, reveló aunque en su mente todavía es una utopía activarla.
Por otro lado, especificó las deudas que Cruzeiro debe saldar al corto plazo para seguir existiendo. “Inmediatamente, para fines de este mes de enero, tenemos la obligación de pagar 23 millones de reales (4 millones de USD). Y a lo largo de este año el monto total asciende a 140 millones (25 millones de USD)”, comentó.
En un contexto delicado, dio los detalles del desastre que se encontró al ver los números de la tesorería por primera vez: “Tan pronto como anunciamos la compra de la SAF, comenzamos a profundizar en cuál era el presupuesto del club para el año. Y lo primero que encontré fue un presupuesto de 90 millones de reales, con un gasto ya realizado de aproximadamente 60 millones. Realmente es un valor que no cuadra. No entiendo el funcionamiento de un club con esos números en mi cabeza”.
Para cerrar, no quiso olvidarse de aquellos que sacrificaron parte de su sueldo para mejorar la situación de las finanzas. “Mi especial agradecimiento a los atletas que aceptaron renegociar sus contratos entendiendo la gravísima situación del club y decidieron permanecer para lograr el mayor objetivo. Hoy logramos bajar el presupuesto a 35 millones de reales, casi tres veces menos. Pero todavía tenemos mucho trabajo por hacer, muchos recortes por realizar todavía”, concluyó.
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