En el Rally Dakar todo puede pasar y Juan Manuel Silva puede contarlo pues en su participación número doce vive una aventura día tras día arriba de su camión MAN, que tuvo fallas mecánicas que lo obligaron a pasar la noche en el desierto. Fue recogido por el camión que busca los vehículos perdidos y luego de dos días –y 1.000 kilómetros–, el piloto de 49 años retornó al campamento. Después de esa odisea, Infobae habló con el chaqueño que intentará reengancharse para poder completar el recorrido.
El Pato disputa el Rally Dakar desde 2011 cuando empezó con un vehículo arenero y luego compitió con una camioneta. Este año lleva a cabo su primera participación con un camión que en la primera semana tuvo una merma de potencia y algunos días llegó a los campamentos pasadas las 21.00 horas. Tras el día de descanso, que le sirvió para encontrar el motivo del inconveniente (era un tema eléctrico), encaró con optimismo la séptima etapa disputada el domingo (Riad-Al Dawadimi), pero primero tuvo problemas con la bomba inyectora y si bien lo arregló, luego el vehículo se detuvo por completo.
“Habíamos largado el domingo que era el principio de la séptima etapa con mucho optimismo porque habíamos encontrado una falla que nos había aquejado los primeros cinco días de carrera. Veníamos pasando muy bien, con mucha más potencia el camión, hasta que faltando 120 kilómetros el camión se paró, completamente de golpe y nunca más arrancó y ya hace casi 48 horas que no arranca”, relata. La nota fue a las 9.00 horas de la mañana saudita (6 menos que en la Argentina) y pasadas las 14.00 el motor encendió, pero de forma intermitente.
Silva dio aviso a la organización para que lo pasen a buscar, pero el rescate se demoró y debió pasar la noche del domingo en el desierto. No pudo hacer la etapa de este lunes, Al Dawadimi-Wadi Ad Dawasir. Ese día fue rescatado y llegó en la madrugada del martes al campamento de Wadi Ad Dawasir.
“Pasamos la noche en el desierto, nos pudimos recuperar ayer a la mañana, que nos sacaron y ahí poner el camión en un transporte y llegar a este lugar que, desde donde salimos, está a una distancia de casi 1.000 kilómetros. Llegamos muy tarde anoche y el equipo se puso a trabajar para ver si hoy puedo correr el especial. No aparece el problema, pero aparentemente no está funcionando la bomba inyectora. Aunque no es solo un componente mecánico, sino que hay un sistema eléctrico también que trabaja y aparentemente (el problema) es eléctrico. Eso lo detectaron recién, muy temprano. Tenemos la suerte que la etapa (del martes) es en Wadi Ad Dawasir así que parte del equipo queda acá y va a trabajar todo el día a ver si lo pueden solucionar. Viendo esta situación hay un problema muy grande de raíz que es eléctrico y eso va generando distintas situaciones de mal funcionamiento”, explica el piloto de Puma Energy.
La escudería que atiende su camión es la experimentada neerlandesa Riwald que este año presentó un camión híbrido (un motor a combustión y otro eléctrico). Con un termo y mate en mano, un poco más tranquilo y luego de haber dormido unas horas, el chaqueño le contó a este medio su increíble experiencia de dormir en el medio de la nada.
“Fue una noche más de tantas que he pasado en el desierto en el Dakar, un poco loca, lo más raro que me pasó fue que en un momento, cuando intentaba dormir dentro de la cabina, sentí unos ruidos raros y vi una linda luna que se empieza a formar y había entre diez y quince camellos que estaban dando la vuelta alrededor del camión, mirándolo al camión como diciendo ‘qué camello raro este, ¿no?’. Ese fue mi primer pensamiento. Fue muy loco porque no había visto camellos en toda la tarde y estuvimos un rato muy largo trabajando, intentando solucionar el problema hasta las tres o cuatro de la mañana y después en un momento aparecieron esos camellos, es como que vinieron, miraron el camión y se fueron porque después cuando amaneció nunca más aparecieron esos camellos”, afirma.
El Pato relató: “Me despertaron los camellos con un ruido raro que hacían por ahí. Así que una linda anécdota para contar, de tantas que tiene el Dakar. El Dakar es muy loco. Cuando hablo con Carlos Banfi, mi navegante, que si uno le cuenta a los amigos, hay muchas veces cosas que uno prefiere no contar porque la gente que no vive y que no entiende qué es el Dakar es como que no entiende lo que le estás contando. Los lugares que pasamos, las situaciones que vivimos, de las complicaciones, pero bueno, es el Dakar, es una carrera muy especial que todos la quieren vencer o que mucha gente la quiere vencer. Los que estamos acá, lo soñamos, lo vivimos, y nada, son realmente situaciones muy raras, muy lindas vivirlas así que seguramente el próximo año lo vamos a volver a vivir”.
Silva ya sabe lo que es pasar la noche en el desierto, pero expresa que el temor siempre está latente: “Te agarra algo en esa inmensidad y en el desierto, un lugar tan inhóspito y te agarra un poco el temor de decir ‘¿qué me puede pasar acá?’. Así es el Dakar, la carrera más difícil del mundo y sabés que estás expuesto y sabés que puede ser un accidente, un problema en un motor o un problema de suspensión. Se exige mucho el motor y en este caso fue algo eléctrico porque la realidad que el camión está intacto, veníamos haciendo una linda carrera”.
Ya en su primera participación en 2011, el Pato pasó la noche en el desierto. “Aquella fue mi primera vez de pasar la noche en el desierto y todos te hablaban que en el desierto había mucho frío y esa vez me asuste. Yo no soy mucho de recordar cuando me preguntan las anécdotas, pero he vivido muchas”, recuerda.
Sobre qué situaciones vivió en el desierto confesó una en particular al poco tiempo del fallecimiento de su padre. “Dormir en situaciones así de insolación, la más loca que me pasó fue por ahí, a un año, a los pocos meses de que haya fallecido mi padre, me sentí en un lugar tan inhóspito y que había caminado muchos kilómetros para ver si encontraba ayuda mecánica para solucionar un problema que tenía la camioneta, y que en algún momento empecé a no sé si alucinar o qué, que me iba a encontrar con mi padre que había fallecido. Esa fue fuerte. ‘¿Si este está loco?’. No estoy loco, o sea, pasó. Me pasó. Como que faltaba esa despedida con mi padre y dije este puede ser el momento. Eso te marca un poco qué situaciones te lleva el Dakar así que bueno, me encanta, o sea me gusta mucho así que es una pasión muy grande mía, de hace muchos años, este es mi Dakar número doce”.
Para Silva su participación en el Rally Dakar es tan fuerte que realiza una confesión: “Muchas veces decís ‘cuánto más voy a seguir’, que cuando te pasan cosas así decís ‘parece que llega el final’. Pero la realidad es que hoy estoy pensando en el próximo Dakar así que es loco. Es pasión, es una carrera y querer vencer esas adversidades, creo que por ahí puede llegar a ser algo como para una medición de hasta dónde puede llegar el ser humano, hasta dónde puedo llegar yo y cada uno de los que estamos acá así que mientras siga esa pasión seguiremos acá”.
En 2021 Juan Manuel se retiró de la práctica regular en la Argentina donde es uno de los corredores más reconocidos. Se destacó en la pista donde fue campeón de la Fórmula Renault en 1993, el TC 2000 en 1999 y el TC en 2005. Desde el año pasado comenzó a ser director deportivo del equipo Honda en el Súper TC 2000. Pero volvió a ponerse detrás del volante en esta edición del Rally Dakar donde estuvo acompañado por sus navegantes, otro argentino, Carlos Mel Banfi y el español Pau Navarro.
Más allá de que pueda seguir o no en la competencia sostiene: “Estoy muy conforme con el trabajo. Feliz no estoy porque esta situación, si bien me saca de la carrera puedo continuar (como reenganchado), de un puesto que yo estaban buscando y que era día a día estar cerca del puesto 20º en mi primer Dakar (en camiones). Lo bueno es que no cometimos errores, el camión está entero, me gustó, lo disfruté así que esperemos seguir dos o tres días más de experiencia y si no se puede arreglar, bueno, obviamente la experiencia fue realmente buena y a estar seguramente en 2023″.
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