La lucha libre, desde los primeros años del Siglo XX, se ha consolidado como uno de los deportes más populares en México. A principios del milenio, las exhibiciones en las arenas más importantes del país se monopolizaron en un par de empresas, aunque fue propicio para la construcción de nuevos ídolos. Máscara Sagrada fue uno de los personajes más populares y con mayor aceptación, sin embargo, en algún momento estuvo a punto de perder su nombre a manos de la AAA y Televisa.
Durante una entrevista realizada para el canal de YouTube El Blog de la Lucha, el peleador recordó el largo proceso legal que se vio obligado a transitar para recuperar su identidad deportiva. Fue gracias al rotundo éxito que estaba teniendo la empresa y sus luchadores que se dio cuenta de la estafa a la que estaba siendo sometido, tanto él como otros de sus compañeros.
“En ese tiempo salían unos muñequitos chiquitos en la ‘Cajita de Ricolino’. Mis compañeros me dijeron: ‘Oye, Máscara ¿ya fuiste a cobrar lo de tus regalías? ya las está pagando Televisa’”, recordó en el espacio.
Entre 1995 y 1996, la empresa de dulces a la que se refirió lanzó una edición especial de su ‘Cajita Ricolino’. En ella, además de la dotación de caramelos, se incluyó una figura a escala de los principales exponentes de la lucha libre mexicana en aquel tiempo. La colección completa consistía en 20 juguetes, de plástico monocromático y pintados a mano. La promoción resultó exitosa por lo que los protagonistas esperaban una retribución, aunque no fue así.
“Fui con el contador y me dijo: ‘Sí, Máscara, ya tenemos tus regalías, pero Antonio Peña nos cedió tu nombre’ Les dije que el nombre era mío y fui con Antonio Peña, pero no me supo decir lo que pasaba. Entonces le dije: ‘Me voy con el nombre, y si me lo quitas, que sea en un juicio’”, aseguró.
Su caso no fue el único. Referentes como La Parka, Latin Lover, Octagón y muchos otros fueron víctimas de la misma dinámica. Si bien Máscara Sagrada fue el pionero en comenzar la disputa por su nombre en el ámbito legal, los beneficios económicos y el temor a perder su trabajo fueron los motivos suficientes para que otros luchadores se negaran a apoyar la causa, según declaró.
“Se llevó a juicio. El primero que se echó para atrás fue Televisa. Le cedió la bronca a AAA y seguimos luchando hasta que ganamos el nombre. A la fecha ya lo tenemos en nuestro poder. Antonio Peña ya no se puso en contacto conmigo. Se prolongó el pleito y ya luego desapareció”, dijo.
Durante los seis años que duró el conflicto, Máscara Sagrada se amparó para continuar peleando en la Arena México, y otros recintos del pancracio, con el mismo nombre. En tanto, la empresa de Lucha Libre AAA, con su confianza puesta en que ganarían la disputa, siguieron utilizando el nombre, aunque con otra persona debajo de la máscara. Fue hasta la resolución definitiva que se vieron obligados a retirar el nombre de su repertorio y devolverlo al personaje original.
Sus antecedentes en la Arena México, antes de integrarse a la empresa Lucha Libre AAA, fueron motivo suficiente para comprobar su propiedad sobre el nombre, pues había registros de la nómina que recibía con dicha identidad cuando incursionó en el pancracio.
“El nombre es del luchador, el luchador es el que se parte el cuerpo dentro del cuadrilátero. El promotor sólo promueve y se hincha la bolsa con los patrocinios, no llegan al luchador. Si lucháramos sería otra cosa, pero el promotor quiere tener el control de todo. Hay a quienes les ofrece un nombre la empresa y, con el afán de salir en la televisión, dicen que sí aunque saben que el nombre con el que trabajan no es suyo y cuando quieren irse de la empresa no se los dan. Pierden todo y tienen que empezar de nuevo”, finalizó.
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