Los coleccionistas son personas únicas en su tipo: detallistas, obsesionados y decididos a continuamente expandiendo su pequeño baúl de los recuerdos que los llevan a los momentos más felices de su vida. A Leandro Fowler, cordobés de pura cepa, le nació del corazón seguir a Claudio Paul Caniggia desde los seis años de edad y, cuando creció, decidió convertirse en el dueño del más grande museo de camisetas del Pájaro. En la actualidad, protege dentro de su armario un total de 24 remeras originales que en algún momento utilizó el ex futbolista de la selección argentina, junto a otras grandes reliquias por las que la persona indicada pagaría una fortuna para tenerlas en su poder.
- ¿De dónde nació tu fanatismo por Claudio Paul Caniggia? ¿Algún familiar cercano compartió o comparte esa pasión?
- Nació entrando a la adolescencia, precisamente en el año 98, cuando él militaba para Boca Juniors en el Clausura 1998 y pedía a gritos que Passarella lo llevara al Mundial de Francia. Desde ahí estuve pendiente todos los días, al pie del cañón escuchando y viendo todos los partidos hasta que se diese la lista de convocados. Pero la principal causa de mi fanatismo nace en el año 90′, plena Copa del Mundo de Italia, año en el cual yo era un niño de 6 años. Fue mi primer Mundial y el mejor año de mi vida, en todos los sentidos. Ese año aprendí a leer y a escribir, entraba a primer grado y ya teníamos el álbum de figuritas, y con mi hermano gemelo lo completamos juntos. Por otro lado, ningún familiar comparte mi fanatismo por Cani, pero sí lo admiran todos. Mi hermano mayor coleccionaba revistas El Gráfico, particularmente del 90, de cuando hay varias ediciones icónicas en las que Claudio se luce en fotos.
- ¿Qué te hizo comenzar a coleccionar camisetas específicamente de Caniggia? Contame la historia de la primera casaca que conseguiste.
- Esta historia es muy particular. En primer lugar yo soy oriundo de Río Cuarto, Córdoba. Allí en la ciudad abrieron un bar en los 90′s, donde exhibían camisetas usadas por jugadores y fue amor a primera vista. Esos cuadros, esas reliquias, para mí fueron el principio. Es parte de la génesis, aunque no había ninguna de Caniggia. Luego pasaron muchos años y en 2008, cuando el furor por Youtube estaba llegando a su apogeo, es allí cuando empiezo a ver videos: jugadas y goles de Claudio. Particularmente hice una búsqueda en Mercado Libre y encontré una camiseta de River firmada y usada por él. Valía 8000 pesos en aquel entonces, algo así como 2000 dólares en la actualidad. Una locura. La dejé pasar, pero nunca la olvidé. Llegó 2009, tuve un grave accidente automovilístico que cambió mi vida a mis 25 años recién cumplidos. Una vez convaleciente, pasando mucho tiempo en casa, decidí retomar la búsqueda y allí la encontré nuevamente. Compré mi primera camiseta: la del Hellas Verona con el #7 en la espalda marca Hummel. ¡Hermosa! Firmada y dedicada a un tal “Juan Cruz”, con el primer prototipo de firma de Claudio (su manera de firmar, su letra y sus dedicatorias fueron cambiando con el tiempo). La camiseta corresponde a la misma que se calzó para la sesión de fotos de la revista “Sólo Fútbol” junto a Pedro Troglio. La camiseta es 100% de utilería y se utilizó en algunos partidos de la anterior temporada al arribo de Claudio a Italia. Es la única del Verona que tengo.
El proceso para verificar la originalidad de cada camiseta es largo y complejo. Cada coleccionista va formando su método según la experiencia. Leandro lleva 12 años en este rubro y al recolectar camisetas usadas por Caniggia lo primero que hay que tener en cuenta es su procedencia, es decir, si vienen de mano de ex jugador o familiares. Luego, cerciorarse de que la remera sea de AFA, clubes nacionales e internacionales que militó Claudio y que, además, sea de “partido”. Es decir, que tenga signos o etiquetas de uso, lo que internacionalmente se le llama “Match Worn: Unwashed” y localmente “Usada en Juego”.
El talle debe ser 40, 42 o 44 en las que usó para River Plate; talle 3 o 4 Selección Argentina; o bien L o XL para las Internacionales como Verona, Atalanta, Roma, Benfica, Dundee y Rangers de Escocia. Por el lado de su firma y su letra, las cuales Fowler prácticamente reconoce de memoria, Claudio dedicaba mucho en sus camisetas con una letra “muy prolija y hermosa, como si fuesen pinturas”, explicó Leandro. Otro factor muy importante es que estén en perfectas condiciones: el detalle más preciado de todos es el barro y césped manchados en la camiseta; el Pájaro vivía en el piso, por ende, esa es una de sus marcas registradas.
- ¿Cuáles son las favoritas de tu colección?
- Mis favoritas son las de la selección argentina en primer lugar, las titulares de los Mundiales 90 y 94. Ambas usadas en los primeros tiempos contra Brasil y Nigeria, respectivamente. La camiseta frente a Brasil del Mundial de 1990 tiene mucho amor: Claudio se la obsequió a un tío que creo estaba presente en Italia junto a sus padres, está dedicada y firmada con birome azul. En cuanto a la camiseta utilizada con Nigeria en la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994, tiene la particularidad de que se utilizaron por primera vez el apellido de cada jugador y el número adelante en los mundiales. Las letras de “CANIGGIA” y el número 7 son de felpa tipo gruesa y negra. Claudio con esa camiseta hizo los dos goles en el primer tiempo y se le fue despegando la felpa de adelante por el camiseteo de los nigerianos. Sólo quedó el contorno del número 7, porque ese detalle en particular no se adhería con el calor y también se le despegó a otros jugadores, como a Maradona. Fueron sus últimos goles en la selección argentina. Es una gran camiseta.
- ¿Siempre estás buscando camisetas nuevas de Caniggia? ¿Cuáles fueron las últimas y cuáles estás buscando en la actualidad?
- La verdad que sí. Yo siempre opino que el coleccionista nunca termina de coleccionar. Algunos dejan de hacerlo, venden todo y luego se arrepienten y siempre vuelven, eso es un error, porque éste es un juego muy difícil, del cual nunca se sale. Hay que ir sostenidamente, no morir potro sin galopar sino más bien ir creciendo de a poco. Las últimas que adquirí fueron todas las de la Selección que me faltaban: Juegos Odesur 1986, Preolimpico Sub 23 1987, Mundial 90, Copa América Chile 1991 y Mundial 94. Todas titulares, entre medio, una de la Roma usada frente al Napoli en Copa Italia que demoró ¡6 meses en el correo! Todo esto se dio entre julio y noviembre del 2021. A mi padre se lo llevó el COVID el día que cumplió 60 años Maradona. Él fue mi guía espiritual en este último año.
Leandro tuvo la oportunidad de conocer a Claudio cuando estuvo en Córdoba en el año 2019. El Pájaro lo esperó en el lobby de un hotel y charlaron durante 15 minutos. Además, el ex futbolista tuvo la gentileza de firmarle tres camisetas que actualmente tienen un lugar especial dentro de la colección. Su hermano le sacó varias fotos junto a su ídolo y Fowler describió a Caniggia como “muy cariñoso y gentil”. Apenas cruzaron miradas, Cani lo miró a Leandro y le dijo un divertido comentario: “Sos igual a Robert Smith (NdR: Cantante de la banda The Cure)”. Los protagonistas quedaron en contacto desde aquel entonces. A veces charla con él y con Sofía Bonelli, su pareja actual. Pero el coleccionista revela que es “muy cuidadoso, ya que no lo quiero molestar porque es mi ídolo, al ídolo se lo respeta”.
- ¿Te han hecho ofertas para comprarte la colección?
- La verdad que no, nunca. Pero aclaro las camisetas de mi colección no están a la venta. Las van a heredar mis sobrinos. Eso espero.
- ¿Las camisetas necesitan un cuidado especial para que la tela se mantenga lo más intacta posible?
- Sí, efectivamente sí. Dejo algunas premisas. “Cuadro mata camiseta”: nunca encuadrar una reliquia ya que se estropean con la luz. Esto es un error común para un no-coleccionista. Los verdaderos recolectores saben que tengo razón. En segundo lugar, la camiseta tiene que estar guardada con un celofán y perchas separadas unas de otras. Lo mejor es que no les dé la luz y la humedad. Siempre mejor en un mueble cerrado. Otra alternativa es doblarlas y acomodarlas en pila pero lo desaconsejo. Para disfrutarlas y que perduren en el tiempo, lo mejor sería exhibirlas de vez en cuando y volver a guardarlas, no tocarlas en exceso y nunca lavarlas. ¡Nunca!
LAS MEJORES FOTOS DE LA COLECCIÓN DE LEANDRO
SEGUIR LEYENDO: