A poco más de un mes del primer aniversario de la muerte de Diego Maradona, otra noticia cargada de dolor sacudió a la familia del histórico número 10 de la selección argentina campeón del mundo en México 86. Hugo, el séptimo de los ocho hijos que tuvieron Don Diego y Doña Tota, murió en Nápoles a los 52 años. Sí, en la misma ciudad en la que el astro se convirtió en leyenda con la camiseta del Napoli y asombró al mundo del fútbol.
La historia marca que, al igual que Diego Armando, Hugo dio sus primeros pasos en el fútbol en Argentinos Juniors. A pocas cuadras del club, en pleno barrio de La Paternal, donde se produjo esa icónica frase de “Mi hermano es un marciano” durante una entrevista que realizó el periodista Eduardo Carpio, se comenzó a gestar la carrera del hombre que luego sería el padrino de Gianinna, una de las hijas de Diego Armando Maradona.
Fue en 1985 cuando hizo su estreno en el Bicho. Allí jugó 19 partidos, anotó un gol -fue en su debut ante Platense con un gran remate de derecha desde la puerta del área-, pero levantó la Copa Interamericana del 86. El mismo año de su debut en primera división en Argentinos también deslumbró con la camiseta de la selección argentina en el campeonato sudamericano Sub 16 que se definió en el estadio José Amalfitani de Vélez.
En el último partido del certamen frente a Brasil, que iba a definir el título, El Turco fue la gran figura de la cancha con dos goles (uno a los 11′ y a los 64′) para el 3-2 definitivo que le dio el certamen a los dirigidos por Carlos Pachame, recordado ayudante de Carlos Bilardo. Además de esas dos conquistas, el menor de los Maradona también sumó un tanto en la primera fecha en la goleada ante Venezuela (5-0). Luego de eso llegaron los triunfos ante Ecuador (4-0), Colombia (4-0), Chile (3-1), Perú (3-0), Uruguay (5-1) y Bolivia (5-1).
En ese equipo, que tenía a Hugo como uno de los estandartes, también brilló un futbolista de clase mundial, que durante años fue mediocampista del Real Madrid y que también surgió de Argentinos Juniors: Fernando Redondo.
Después de lograr el título, Argentina consiguió la clasificación al Mundial de China que se realizó entre julio y agosto, y que ofició como la primera edición que organizó la FIFA para la Sub 17. “Nos entrenábamos en el predio de AFA en horario nocturno, quedábamos concentrados allí, dormíamos y nos íbamos al día siguiente con la intención de aclimatarnos al horario en China. No nos habituamos”, contó Hugo en una entrevista.
¿Cómo le fue al equipo del Turco en la Copa del Mundo? Quedó eliminado en la fase de grupos tras perder con Australia, igualar con Alemania Federal y superar al Congo.
Después de aquella participación, Maradona sumó presencia en el Bicho dirigido por Roberto Saporiti. “Hugo era muy protegido por los grandísimos jugadores, por Checho Batista, Olguín, Morete, J.J. López, todos esos grandes jugadores de Argentinos. Lo querían mucho y lo protegían mucho. Un pibe muy humilde”, dijo el ex DT en diálogo con El Trece.
Al mismo tiempo, Saporiti recordó que Hugo fue protagonista del duelo que emparejó a Argentinos y River Plate por las semifinales de la Libertadores de 1986 que coronó a los Millonarios. “Jugó la Copa Libertadores cuando River fue campeón de la Copa, la semifinal, el famoso partido, el tercer partido, lo jugamos en la cancha de Vélez. Fue 0-0 en los 120 minutos y Hugo jugó ese partido a los 16 años”, agregó el histórico ayudante de César Luis Menotti.
Al igual que Diego, Hugo era muy hábil. Tenía gambeta y también muy buena pegada. Así fue como tras su paso por La Paternal se mudó a Italia. Con 18 años, el Napoli fichó al hermano de su héroe futbolístico, pero la historia no fue igual. El Turco no jugó un minuto con la camiseta de los napolitanos y fue cedido al Ascoli ese mismo año (1987). De ahí se fue a España para jugar una temporada en el Rayo Vallecano -disputó 64 partidos y anotó nueve goles- para luego seguir su carrera en el Rapid de Viena, Deportivo Italia, de Venezuela, y Club Progreso de Uruguay donde tampoco vio acción.
Fue en la temporada 87-88, el 20 de septiembre, cuando Hugo y Diego se vieron las caras en el viejo San Paolo (hoy rebautizado tras la muerte del Diez). En el triunfo del Napoli por 2-1, Pelusa jugó desde el arranque y el Turco entró a los 13 minutos del segundo tiempo.
Una de sus anécdotas más recordadas se produjo cuando fue presentado como jugador de los Franjirrojos, que abonó 24 millones de pesetas por su pase al equipo de Nápoles. Al desconocer que la casaca del Rayo Vallecano era blanca con una banda roja, Hugo exclamó: “¡Ché, pero si esta es la camiseta de River!”.
Por su parte, Guillermo Coppola, que por entonces también manejaba la carrera de Hugo, dejó una frase graciosa sobre lo ocurrido con el hermano de Diego. “Ahora espero que me den una foto de Hugo para llevársela y ver qué cara pone cuando vea a su hermano vestido con esta camiseta”, sentenció el ex agente de futbolistas y amigo de El Diez.
El renacer de su carrera futbolística ocurrió cuando, en 1991 y a los 39 años, desembarcó en el fútbol japonés. Se mantuvo durante siete años en territorio nipón y fue una sensación: acumuló más de 150 partidos jugados con 81 goles en los tres clubes donde jugó. Ellos fueron el PJM Futures, Avispa Fukuoka y Hokkaido Consadole Sapporo, estos últimos en la J-League 1, la máxima categoría.
“Era muy buen jugador de fútbol, mucha técnica, mucha personalidad. Tenía gambeta, le pegaba muy bien a la pelota, le pegaba muy bien a los tiro libres. Pero bueno, siempre lo querían comparar con Diego y Diego era irrepetible”, explicó Saporiti cuando le consultaron sobre el perfil futbolístico de Hugo, otro de los Maradona que tuvo el ADN de la pelota en su sangre.
El destino final para Hugo como futbolista fue en Brown de Arrecifes, el club donde se retiró tras en 1999. Varios años más tarde, comenzó su etapa como entrenador en Puerto Rico en los Islanders, hasta que volvió a Italia para seguir su etapa en divisiones menores de clubes como Boys Quarto, Mariano Keller y Real Parete, su último equipo en 2018.
La vida de Hugo se apagó. A pesar de haber jugado a la pelota, y de haber sido un Maradona, él nunca quiso ser como Diego. Porque para el Turco, existió un solo Diego. Y eso fue algo que ya lo sabía desde muy chiquito. “¿Pensás ser como Diego?”, preguntó el periodista en aquella nota en blanco y negro: “Nunca pensé llegar a eso. Porque mi hermano es un marciano. No se puede discutir”, dijo con 10 años sentando al lado de Pelusa.
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