Uno tiene 50 años. El otro, 41. Sin embargo, Romario y Ronaldinho llevan el talento en la sangre. Y lo pueden exhibir en cualquier superficie. Incluso, en la arena... Los legendarios futbolistas participaron de un torneo de futvóley (o fútbol-tenis, como se denomina en algunos países, incluida Argentina) y dieron cátedra. Una jugada se viralizó a partir de que el fantasista surgido en Gremio la compartiera en sus redes sociales: cosechó casi 2000 “Me gusta” en apenas un par de horas en Twitter.
En la acción, munidos de indumentaria amarilla, los dos hombres de ofensiva se midieron ante dos contendientes vestidos de negro. Tras un cabezazo adversario, el Chapulín debió exigirse para salvar el pique, derrapando sobre la arena y dejando el balón jugable para su compañero. Dinho ofreció un lujo: la levantó de taco. Y el ex delantero de apenas 167 centímetros, saltó y ubicó el testazo en el desierto, a espaldas de sus adversarios, para cerrar el punto. Luego, ambos protagonizaron un festejo cómplice, para el deleite de los espectadores.
“¡Siempre es una alegría y un gran placer verte mi hermano! ¿Cuándo jugamos otra vez?”, propuso Ronaldinho en redes. Se trata de dos generaciones de la más pura magia del fútbol brasileño. Romario, hoy Senador por Río de Janeiro, fue la figura de la selección brasileña que se consagró campeona en el Mundial de Estados Unidos 1994, conformando una gran dupla con Bebeto. De hecho, resultó elegido mejor jugador del certamen”, en el que anotó cinco tantos.
Dinho, en tanto, se repone tras la causa por falsificación de documentos, que lo tuvo preso en Paraguay. Estuvo de gira por Francia, donde se reencontró con su amigo Messi, y por Barcelona, donde es embajador del club. También ostenta la corona de campeón del mundo, pero, en su caso, en Corea-Japón 2002, donde también resultó el máximo exponente de su elenco. Firmó dos conquistas: anotó contra China en la fase de grupos e Inglaterra en los cuartos de final.
Tanto virtuosismo se combinó sobre la arena, en el fútvoley. Y lo disfrutaron en vivo quienes poblaron las tribunas y los que al menos saborearon los 15 segundos de video que Ronaldinho publicó, como prueba de que ambos están vigentes, más allá de que colgaron los botines formalmente.
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