El atleta iraní Amir Assadollahzadeh no pudo soportarlo más cuando en medio del Campeonato Mundial de Powerlifting de la IPF que se celebró en noviembre en Noruega, decidió huir de la sede, escapar de su equipo y buscar asilo en el país anfitrión del evento.
Un mes después de tomar aquella iniciativa, el levantador de pesas de 31 años dialogó con CNN y explicó cómo fue ese fatídico día en el que, envuelto en un cuadro de estrés, temió por su vida tras desertar.
“No tenía otra opción”, aseguró Assadollahzadeh con respecto a lo que sucedió esa noche cerca de las tres y media de la madrugada en el hotel de la ciudad noruega de Stavanger. “Tomé lo que necesitaba para mi viaje y me fui”.
“Corrí rápidamente hacia la estación de autobuses, pero llegué cinco minutos tarde. Estaba muy oscuro y estaba muy estresado”, reconoció sobre los primeros momentos después de escapar de su equipo.
“Traté de correr por la calle a toda velocidad hasta que finalmente llegué a una gasolinera con una tienda al lado. Le pedí al hombre que trabajaba allí que me llevara a un taxi”, continuó el iraní mientras que en su cabeza no podía quitarse el miedo a ser torturado y posiblemente ejecutado si fuera atrapado.
Finalmente pudo tomar un taxi hasta la siguiente ciudad, en la que se bajó y esperó un autobús con destino a Oslo: “Estaba muy estresado y muy preocupado de que pudieran encontrarme”, reconoció, al punto de bajarse en una de las paradas y deshacerse de su teléfono arrojándolo al agua.
Pero su mente le jugó una mala pasada al llegar a la capital noruega después de ver a uno de sus compañeros en la estación de tren: “Fue entonces que corrí tres kilómetros en medio de la fría noche y escapé”, relató, al mismo tiempo que explicó que si lo obligaran a regresar a Irán, está 100% seguro de que enfrentará la cárcel, “la tortura y tal vez algo peor: la ejecución”.
Pero, ¿Cómo llegó Amir Assadollahzadeh a vivir esta situación siendo uno de los atletas más iraníes más laureados en su disciplina?
El levantador de pesas compitió durante 11 años con la selección nacional de Irán en los que conquistó cuatro títulos del Campeonato Asiático entre otros logros, sin embargo, a principios de este 2021 su relación dio un giro de 180 grados.
Después de conseguir la medalla de bronce en el Campeonato de la Liga Mundial de Clubes, Assadollahzadeh alzó la voz para dedicar su triunfo a los profesionales de la salud que combaten el covid-19. Un gesto que, si bien para muchos pudo ser conmovedor, para los dirigentes iraníes estuvo lejos de ser acertado.
Lo que pretendían desde su país era que hiciera una mención especial sobre Qasem Soleimani, el comandante de las fuerzas clandestinas Quds, que había muerto en un ataque aéreo de Estados Unidos el año pasado. Al omitir este episodio, los altos funcionarios de su país lo tomaron como una falta de respeto a su memoria.
Finalmente llegó el Campeonato Mundial de la IPF de noviembre, y allí los dirigentes iraníes del equipo le explicaron que debía redimirse de su fallo en el pasado posando en las fotografías con una camiseta con la imagen de Soleimani durante la competencia, incluso Assadollahzadeh reveló que el vicepresidente de la federación lo presionaron a hacerlo y para que se la pusiera.
“Si se niega a usar la camiseta, a su regreso a Irán, tanto usted como su familia enfrentarán problemas, será tratado como alguien que está en contra del régimen y se lo conocerá como alguien que se ha negado a trabajar con nosotros”, aseguró que le sugirieron, además de advertirle que, “su vida también puede estar en peligro”.
“Me negué a usar la camiseta”, contó el atleta, antes de explicarle a sus superiores que las reglas le impedían usar imágenes o logotipos que estuvieran relacionados con la política, y que de hacerlo podría ser expulsado de la competencia.
“El régimen de la República Islámica está tratando enérgicamente de involucrar a los atletas en la política. Le pido al Comité Olímpico Internacional y a todas las organizaciones relacionadas que ayuden a los atletas iraníes y que no estén de acuerdo con que estos atletas se vean obligados a permanecer lejos de su país, su hogar, solo porque no tienen otra opción que irse”, sentenció.
Ahora, desde Noruega el deportista de 31 años se lamenta de la situación que está atravesando, sobre todo por el hecho de no saber cuándo podrá reunirse con su familia, al entender que no hay casi posibilidades de que regrese a Irán: “Estoy muy, muy, muy triste por el hecho de que es posible que nunca vuelva a ver a mi familia. Es muy doloroso para mí. Es muy difícil para mí expresarlo con palabras”.
Su caso se une al de otros atletas iraníes como el jugador de waterpolo Amiir Dehdari, quien se negó a reunirse con el Líder Supremo de la República Islámica, motivo por el que fue arrestado y azotado.
El boxeador Omid Ahmadi Safa fue otro de los que sufrió las represalias después de llegar a la final del campeonato mundial de kickboxing en Italia después de no presentarse a competir por el oro al huir tras la difusión de un video que lo mostraba junto al equipo israelí. Algo similar sucedió con el ajedrecista Mohammad Amin Tabatabaei, quien debió retirarse de un torneo en Letonia para evitar jugar contra un rival iraní.
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